La crisis inmobiliaria china se cobra una nueva víctima: el gestor de patrimonios Zhongzhi se declaró en quiebra

Sus deudas superan los 60 mil millones de dólares, más del doble de sus activos. Es una de las mayores caídas de la historia del país y pone más presión sobre el ya frágil ánimo de los consumidores y los inversores en el sector de compra y venta de viviendas

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El logotipo de Zhongrong Dingxin
El logotipo de Zhongrong Dingxin se ve en el edificio de oficinas de Zhongrong International Trust, una sociedad fiduciaria parcialmente propiedad de Zhongzhi Enterprise Group, en Beijing (REUTERS/Florence Lo)

El gigante chino de gestión de patrimonios Zhongzhi Enterprise Group Co. se declaró en quiebra, cimentando la rápida caída de una firma que supervisó más de 140.000 millones de dólares en su momento álgido antes de sucumbir a la crisis inmobiliaria que ha causado estragos en la segunda mayor economía del mundo.

Zhongzhi declaró que “obviamente” carecía de capacidad para pagar sus deudas, según un comunicado del viernes del Primer Tribunal Popular Intermedio de Beijing, que aceptó el caso.

Una auditoría determinó que las deudas de Zhongzhi ascendían a entre 420.000 y 460.000 millones de yuanes (64.400 millones de dólares), frente a unos activos de 200.000 millones de yuanes, según una carta enviada a los inversores en noviembre.

La caída supone una de las mayores quiebras de la historia de China, y pone más presión sobre el ya frágil ánimo de los consumidores y los inversores. La declaración de quiebra se produjo apenas unos meses después de que el gigante de los préstamos suscitara inquietud en los mercados financieros cuando una de sus filiales fiduciarias no reembolsó a sus clientes los productos de inversión de alto rendimiento, lo que desencadenó protestas en Beijing.

Aunque los acreedores son en su mayoría personas adineradas y no instituciones financieras -lo que limita el impacto directo en el sistema financiero-, el colapso pone de manifiesto posibles grietas en el sector fiduciario, de 2,9 billones de dólares, en medio de un crecimiento económico decepcionante y un empeoramiento de la caída del sector inmobiliario.

En los últimos años, incluso cuando los fideicomisos rivales reducían riesgos, Zhongzhi y sus filiales, especialmente Zhongrong International Trust Co., ampliaron la financiación a promotores con problemas y se hicieron con activos de empresas como China Evergrande Group.

La crisis de Evergrande terminó
La crisis de Evergrande terminó por arrastrar a Zhongzhi (REUTERS/Aly Song/archivo)

“El persistente declive del mercado inmobiliario, unido a las estrictas políticas y al aumento de las medidas financieras contra la corrupción, ha dificultado la recuperación oportuna de los activos”, afirmó Zhao Jian, director del Instituto de Investigación Financiera Atlantis de Beijing. “El rescate de estos activos se ha convertido en un reto excesivo”.

En noviembre, las autoridades chinas declararon que habían abierto investigaciones penales sobre el negocio de gestión monetaria del grupo. Anteriormente, la empresa reveló un déficit de 36.400 millones de dólares en su balance.

Las quiebras más sonadas de China en los últimos años han tendido a pasar primero por reestructuraciones de deuda, evitando las declaraciones formales de quiebra. HNA Group Co, el conglomerado que se hundió con miles de millones de dólares de deuda, completó su reestructuración en 2022. China Evergrande Group, cuyo impago en 2021 aceleró la crisis de deuda inmobiliaria del país y que tiene unos 327.000 millones de dólares de pasivo, sigue luchando por evitar la liquidación y aún no ha solicitado el procedimiento de quiebra local.

Los gestores de patrimonio como Zhongzhi son empresas poco reguladas que reúnen los ahorros de los hogares para ofrecer préstamos e invertir en bienes inmuebles, acciones, bonos y materias primas. El sector fiduciario chino es una fuente de financiación alternativa clave para los prestatarios más débiles que no pueden obtener préstamos bancarios normales, como los promotores inmobiliarios y los vehículos de financiación de los gobiernos locales.

Ya en agosto, China había pedido a dos de las mayores empresas financieras del país que examinaran los libros de Zhongrong International, según personas familiarizadas con el asunto.

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