Estados Unidos se refirió este miércoles a la muerte de Saleh al Arouri, miembro de la oficina política de Hamas y uno de los fundadores del grupo, a quien describió como un “brutal terrorista” que tenía “sangre de civiles” en sus manos.
El portavoz del Departamento de Estado, Matthew Miller, responsabilizó al líder de la milicia palestina por los ataques del 7 de octubre, las más de 1.200 víctimas que dejaron y de otro tanto de ofensivas que también se cobraron la vida de inocentes.
Al Arouri fue abatido la víspera en una maniobra librada en las afueras de Beirut, el Líbano, en un edificio en el que -se cree- operaba una oficina de Hamas. Inclusive, al momento del impacto habría tenido lugar una reunión con combatientes palestinos por lo que, junto a él, murieron otras cinco personas.
Inmediatamente, facciones libanesas, palestinas e iraníes culparon a Israel de este ataque, aunque el Estado judío no se pronunció al respecto, como suele hacer con acciones de este estilo. Por su parte, Miller indicó que Estados Unidos aún no dispone de suficiente información como para apuntar hacia un responsable y, en su lugar, remitió estas cuestiones al gobierno del primer ministro Benjamin Netanyahu.
Este episodio, sin embargo, fue de gran importancia en el desarrollo de la guerra entre Israel y Hamas ya que el palestino -jefe de la formación desde el exilio- fue uno de los oficiales de más alto rango abatidos desde el 7 de octubre.
Como respuesta a esta baja, Irán prometió una venganza contra Tel Aviv y otro de los jefes de Hamas, Ismail Haniyeh, aseguró que “un movimiento cuyos líderes y fundadores caen como mártires por la dignidad de nuestro pueblo y nuestra nación, nunca será derrotado”.
También, el régimen persa extendió su mensaje a Washington, a quien dijo que “se prepare” para las consecuencias que vendrán por haberse “aventurado en nuestra región y alterado su equilibrio”. “Las repercusiones (de la muerte de Al Arouri) tendrán un efecto adverso y perjudicarán a los estadounidenses”, dijo el general de brigada Mohammad-Reza Ashtiani.
A la par, el líder de la milicia chií libanesa Hezbollah advirtió de una lucha “sin límites” si los combates se extienden hacia ese país.
“Si el enemigo piensa lanzar una guerra contra el Líbano combatiremos sin límites, sin restricciones, sin fronteras. No le tenemos miedo a la guerra”, dijo en un discurso televisado Hassan Nasrallah e insistió en que este “crimen importante y peligroso no quedará sin respuesta ni castigo”.
Israel había anunciado la víspera, tras conocerse la noticia, que sus tropas estaban “altamente preparadas para cualquier escenario” que pudiera surgir, adelantando un fuerte contraataque del enemigo.
De todas formas, Estados Unidos señaló que “ahora no es el momento de escalar más la situación”, en un intento por disuadir la idea de una expansión del conflicto más allá de la frontera norte y sostuvo que seguirán enviando este mismo mensaje a Hezbollah por todos los medios disponibles.
Este miércoles, sin embargo, se registró otra jornada de fuego cruzado entre el Líbano e Israel, con el segundo atacando posiciones terroristas en el primero, por sus lanzamientos de misiles previos.
(Con información de EFE)