El Ministerio de Seguridad del Estado de China (MSS) ha llevado a cabo operaciones de influencia e interferencia política utilizando a Frank Creyelman, ex senador belga y político afín al movimiento nacionalista flamenco de extrema derecha, como un activo de inteligencia durante más de tres años.
Daniel Woo, identificado como oficial del MSS, dirigió a Creyelman para influir en discusiones en Europa sobre temas que incluyen la represión en Hong Kong y la persecución de los uigures en Xinjiang. Los mensajes de texto obtenidos de una fuente de seguridad occidental en una investigación conjunta del Financial Times, Der Spiegel y Le Monde detallan este vínculo.
Los textos también exponen las estrategias del MSS para desestabilizar eventos pro-Taiwán y desacreditar informes sobre violaciones de derechos humanos en Xinjiang. El caso ilustra cómo el espionaje chino opera en Europa a través de departamentos provinciales, dando una autonomía significativa a sus ramificaciones regionales, como la de Zhejiang, la cual tiene una capacidad considerable de recolección de inteligencia humana y electrónica en Bruselas.
Nigel Inkster, ex jefe de operaciones del MI6 y experto en inteligencia china, y ex funcionarios de la CIA han comentado sobre la operativa del MSS y su enfoque en políticos de menor rango como objetivo en Europa. A pesar de no tener éxito en todas las tareas asignadas, Creyelman admitió intentos de influencia, como oponerse sin éxito a una resolución que declaraba a los uigures en riesgo de genocidio.
“China tiene una importante capacidad de recolección humana y electrónica en Bruselas, que se considera un entorno rico en objetivos debido a la concentración de organizaciones internacionales, incluidas la Comisión Europea y la OTAN”, dijo Inkster, quien ahora trabaja para la consultora Enodo Economics.
Por su parte, el ex agente de la CIA -bajo anonimato- dijo que el MSS también tendía a correr más riesgos en Europa porque consideraba que las consecuencias de ser capturado eran menos graves que en Estados Unidos. Además, otro ex alto funcionario de inteligencia occidental dijo que Bruselas era un foco particular porque sus servicios de seguridad no tenían recursos suficientes, algo que el régimen de Xi Jinping aprovechaba constantemente. “Bélgica se ha convertido en un importante centro de operaciones de inteligencia por parte de una variedad de estados hostiles debido a la facilidad de operación allí”, dijo el ex alto oficial.
Es incierto cómo Creyelman fue reclutado por Woo, pero la relación parece haberse mantenido a distancia, exceptuando un viaje a Sanya, en la isla de Hainan, en 2019 para encontrarse con su manejador de inteligencia.
Creyelman, con una larga trayectoria en el movimiento nacionalista flamenco desde 1977 y ex miembro del Senado federal de 1999 a 2007, actualmente es miembro honorario del parlamento flamenco y líder del partido Vlaams Belang en Mechelen. Los intentos de contacto con el presunto espía reclutado por el régimen chinho por parte de los medios no han recibido respuesta.
Las interacciones entre Woo y Creyelman incluyeron discusiones sobre pagos y el uso de criptomonedas para transferir fondos. Uno de los objetivos finales de Woo era que el senador reclutado convenciera a dos miembros de Vlaams Belang en el parlamento europeo para emitir declaraciones antes de la visita del canciller alemán Olaf Scholz a China en 2022, intento que no resultó en declaraciones.
Tom Vandendriessche y Filip De Man, los miembros del parlamento europeo mencionados, tienen declaraciones contradictorias y la embajada china en Bruselas niega tener conocimiento de los eventos descritos.
La división de MSS en Zhejiang, una provincia oriental de China, tiene aproximadamente 5.000 oficiales de inteligencia. Muchos de ellos se reúnen con activos reclutados en Sanya, de acuerdo al Financial Times
El gobierno belga, a través de un portavoz, indicó que las autoridades pertinentes estaban al tanto del caso Creyelman, pero no se ofrecieron más detalles. Este informe resalta la creciente preocupación de las agencias de seguridad occidentales sobre los intentos de influir y manipular la política internacional en favor de Beijing, representando un desafío para la seguridad y el tejido democrático en Europa.