El régimen de Irán impidió a la familia de Mahsa Amini salir del país para recoger el premio europeo Sájarov

El régimen de Irán bloqueó la salida del país a la familia de Mahsa Amini, la joven que murió en 2022 tras ser detenida por no llevar puesto correctamente el velo islámico. De esta manera, impidió que viajen a Francia para recibir el premio Sájarov a la libertad de conciencia otorgado por el Parlamento Europeo.

Según informó la abogada Chirinne Ardakani, Amjad Amini, Mojgan Eftekhari —padres de la joven fallecida— y el hermano de la víctima, Ashkan, fueron imposibilitados de abordar un vuelo con destino a París.

Además, les confiscaron los pasaportes para evitar su salida de Irán, informó la letrada en su cuenta en la red social X, antes Twitter.

La muerte de Mahsa Amini desencadenó fuertes protestas que reclamaron el fin del régimen iraní. Las manifestaciones cesaron tras una dura represión que resultó en al menos 500 muertes, la detención de más de 22.000 personas y la ejecución pública de ocho.

El Parlamento Europeo otorgó en octubre pasado el premio Sájarov a la libertad de conciencia a Mahsa Amini y al movimiento “Mujer, Vida y Libertad”, que protestó contra las leyes discriminatorias hacia las mujeres en Irán.

Este galardón, que incluye una dotación económica de 50.000 euros, reconoce contribuciones excepcionales a la defensa de los derechos humanos y representa el mayor reconocimiento de la Unión Europea en este ámbito.

La ceremonia de entrega del premio Sájarov está programada para el 13 de diciembre en el hemiciclo del Parlamento Europeo en Estrasburgo.

Jina Mahsa Amini nació en Saqqez, provincia de Kurdistán, Irán, el 22 de julio de 2000; y murió en Teherán el 16 de septiembre de 2022. Esta mujer iraní de origen kurdo fue detenida y torturada por la policía religiosa islámica por no usar su hiyab correctamente.

La joven de 22 años había sido arrestada para recibir “orientación islámica” por parte de la Policía de la Moral del régimen de Irán, un escuadrón especial a cargo de la implementación pública de las regulaciones del hiyab en el país.

Tras recibir golpes en diversas partes de su cuerpo y en la cabeza, entró en coma y dos horas después de su detención fue ingresada en un hospital. A las 48 horas murió.

Según la madre de la víctima, “los policías golpearon a Jina delante de su hermano. La abofetearon, le golpearon las manos y las piernas con una porra”. También sostuvo que rociaron la cara de su hermano con gas pimienta. Durante el trayecto a la comisaría, habrían continuado agrediéndola hasta recibir un golpe en la cabeza con una porra, tras de lo cual quedó inconsciente.

De acuerdo al mismo testimonio, transcurrió al menos una hora y media entre la llegada a la comisaría y el traslado de Amini al hospital, donde los médicos habrían corroborado que la joven recibió “un violento golpe en la cabeza”.

El 2 de octubre del año pasado, uno de los abogados de la familia indicó que médicos independientes confirmaron que Mahsa Amini murió a consecuencia de los golpes recibidos y no por patologías previas.

En marzo, el relator especial de la ONU sobre la situación de los derechos humanos en Irán, Javaid Rehman, dijo que Mahsa murió a causa de los golpes que le propinaron los agentes de la llamada Policía de la Moral por no cumplir con el estricto código de vestimenta iraní.

Sostuvo que este asesinato y la posterior represión de las protestas derivadas del mismo podrían ser considerados crímenes contra la humanidad.

“La magnitud y la gravedad de las violaciones cometidas por las autoridades iraníes, en especial tras la muerte de Amini, apuntan a que se cometieron posibles crímenes internacionales, en particular crímenes de lesa humanidad como asesinato, encarcelamiento, desapariciones forzadas, tortura, violación y violencia sexual, y persecución”, dijo Rehman.

Las violaciones de los derechos humanos en Irán son “las más graves” en el país en estas últimas cuatro décadas, agregó, en la presentación de un nuevo informe ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU en Ginebra.

En el texto, el relator señaló que la muerte de Amini “no es un hecho aislado, si no el último de una larga serie de actos de violencia extrema cometida por las autoridades iraníes contra las mujeres y las chicas”.

Además, se mostró muy preocupado por los envenenamientos masivos en escuelas de niñas, así como por la persecución y la discriminación contra minorías étnicas y religiosas en el país, particularmente de las comunidades kurda, baluchí y bahaí.