Dos veces primer ministro de Italia, ex presidente de la Comisión Europea, considerado uno de los padres del euro, protagonista de la gran ola de privatizaciones italianas a principios de los 90, Romano Prodi se encuentra en Buenos Aires para participar en las celebraciones por los 25 años de presencia en Argentina de su alma mater, la Universidad de Bologna (UNIBO).
Prodi, también conocido como il Professore por su extensa actividad académica, participó este martes en una conferencia en la Bolsa de Comercio de Buenos Aires junto al profesor Angelo Manaresi, director del Master en Business Management e Industry Leader de la Escuela de Negocios de UNIBO.
Tema de la charla: Europa y América Latina en el escenario internacional. Un asunto más actual que nunca en momentos en que —es noticia de estos días— se produjo un nuevo aplazamiento en el esperado acuerdo de libre comercio entre el Mercosur y la Unión Europea (UE) que debía concretarse esta semana.
La conversación comienza por ahí. Prodi, quien lideró el brazo ejecutivo de la UE entre entre 1999 y 2004, lamenta el deterioro de las relaciones que se produjo en los últimos años entre el Viejo Continente y América Latina. Algo que, a su juicio, sucedió por ”las divisiones europeas y sudamericanas” y que dio lugar a la irrupción de otros actores, con China a la cabeza.
“Sencillamente, Europa no ha sido capaz de tener una política unida con respecto a América Latina”, dice Prodi. “Por otro lado América Latina siempre he tenido el problema de un Mercosur en ciernes. Siempre hubo algún problema entre Brasil, Argentina y otros países”.
En esa línea, la falta de una “negociación sistémica y global entre Europa y América Latina” es, para Prodi, la principal causa de las dificultades en la negociación del acuerdo de libre comercio UE-Mercosur.
El resultado, es que “el socio comercial número uno de América Latina ahora es China”.
Por eso, lo primero que Europa y el Mercosur deben hacer es “reabrir la cuestión comercial”. Y, después, plantear un “un marco de cooperación cultural masiva porque de lo contrario la historia nos lleva a un desapego progresivo”.
Por otro lado, asegura, “sigue existiendo un vínculo muy fuerte entre Europa y América Latina mucho más allá del comercio y los negocios. Tenemos los mismas tocs, tenemos la misma estructura de relaciones y referencias. Esto es lo que tenemos que entender”.
Los problemas de China
Una parte importante de la conversación gira alrededor de China. Prodi es un gran conocedor del gigante asiático, donde tras su retiro de la política activa dicta clases y conferencias en varias universidades.
¿Qué deben esperar Europa y América Latina de China en los próximos años?, es la pregunta.
Prodi explica que China se encuentra ahora en un momento “de profunda crisis”. “Es un sistema que necesita un reajuste”, dice, citando problemas hasta ahora inéditos para el país, como el desempleo juvenil.
Prodi cuenta que en sus últimos viajes a China se encontró con un país “inquieto”. “El presidente chino ha aumentado su autoridad de una manera impresionante en las universidades, en la gestión de la economía”, afirma. “Muchas inversiones abandonaron el país. Es un momento de transición. ¿Volverá posteriormente [China] al desarrollo lineal o es un momento de tensión que rompe este largo periodo de desarrollo? Hasta ahora no he visto ninguna ruptura, pero sí una inquietud que no había visto nunca”.
“Hay una sensación de malestar interno que es absolutamente visible”, agrega Prodi, citando las recientes destituciones del Ministro de Asuntos Exteriores y del Ministro de Defensa, además de otros ministros menores. “Las dificultades económicas objetivas son del sector inmobiliario. Pero también los ingenieros están en paro, incluso los electrónicos. Y además, hay una disminución de la inversión europea y estadounidense, que no es compensada por una aumento de la inversión de los países del tercer mundo. Y una salida de bastantes empresas de China a Vietnam, a Tailandia, a Indonesia, a Malasia, a la ‘gran Asia’”.
Aún así, Prodi subraya que en las últimas dos décadas “China se volvió un imperio y el mundo en este momento es una lucha entre dos imperios”.
Mientras Europa con sus divisiones y problemas perdió influencia, “China cumplió la gran revolución productiva”, argumenta. “Hoy tiene el liderazgo en muchas áreas, compite con los Estados Unidos en las grandes empresas tecnológicas que ahora son los amos del mundo —Google, Apple, Alibaba, Amazon, Tencent— son todos estadounidenses o chinos”. Por otro lado, subraya, “en las primeras veinte principales empresas tecnológicas en el mundo hay sólo una europea”.
Otro dato citado por Prodi es que China lleva 28 años aumentando su gasto militar de forma ininterrumpida, aunque desde el punto de vista militar Estados Unidos sigue siendo más poderoso.
Esto presenta algunos riesgos, según el ex presidente de la Comisión Europea, quien advierte el surgimiento de un dualismo “muy peligroso” que va más allá de Estados Unidos y China y que plantea en términos de “Occidente contra todos”.
El bloque occidental, además de EEUU y Europa, incluye a Japón, Corea del Sur, Australia, según Prodi; el otro es liderado por China e incluye a Rusia, reducido tras la invasión a Ucrania a un “socio menor” de Beijing.
Por eso, advierte il Professore, “la paz está en manos de China y Estados Unidos. Por ahora no veo ninguna otra posibilidad”.
Las privatizaciones
Prodi también habló del proceso de privatizaciones, un tema candente en Argentina desde que el libertario Javier Milei ganó las elecciones presidenciales con un programa a favor de la cesión a privados de varias empresas públicas del país.
Prodi fue, en dos etapas, presidente del holding público IRI (Instituto para la Reconstrucción Industrial), holding del Estado que reunía a las principales empresas públicas italianas. En su segunda etapa al frente del instituto privatizó varias de sus sociedades, en un proceso que él mismo reconoce con luces y sombras.
“Cuando un político tiene que tomar la decisión de privatizar, debe tener dos objetivos: en primer lugar, que la futura empresa prospere. Segundo, que no termine todo a manos de extranjeros”, dice Prodi. Por eso, “la privatización debe hacerse de forma muy equilibrada, en etapas sucesivas, con un equilibrio de capital extranjero que será necesario en parte, pero también un posible residuo temporal de presencia estatal. Para guiar todo esto y con una hoja de ruta que garantice que el país conserve un mínimo de su soberanía. Esto es lo que ha conseguido Italia”, dice. “Hay que hacer estos pasos cautelosos diseñados para el largo plazo y con una reflexión muy fuerte sobre las nuevas propiedades, que deben ser propiedades a largo plazo. Yo digo: cuidado. Se necesitan reglas en las que pueda quedar una golden share (acción de oro), una pequeña presencia pública, pero que evite la venta de empresas por intereses puramente comerciales”.