Los regímenes Rusia e Irán firmaron hoy una declaración conjunta sobre medidas dirigidas a contrarrestar el efecto de las sanciones de Occidente, declaró hoy el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, durante una reunión sostenida en Moscú con su homólogo iraní, Hossein Amir-Abdollahian.
“Acabamos de firmar una declaración sobre las vías y medios dirigidos a contrarrestar, atenuar y compensar las consecuencias negativas de las medidas coercitivas unilaterales”, afirmó el jefe de la diplomacia rusa, citado por Interfax.
Lavrov calificó este acuerdo de “un importante paso para profundizar la coordinación de los esfuerzos de la comunidad internacional en aras de superar las sanciones ilegales con que EEUU y sus aliados suplantan la diplomacia”.
La reunión entre ambos ministros de Exteriores tuvo lugar en el marco de la reunión ministerial de los países ribereños del Caspio, celebrada hoy en Moscú.
Rusia es el país más sancionado del mundo tras el comienzo de la guerra de Ucrania: cuenta con un total de 14.022 medidas , de las cuales 11.327 fueron impuestas después del ingreso de las tropas rusas en territorio ucraniano.
Irán también está sujeto a un gran número de sanciones, impuestas por numerosos gobiernos y organizaciones internacionales, que imputan a Teherán apoyo al terrorismo, ataques contra buques estadounidenses en el golfo Pérsico y posteriormente, su programa de enriquecimiento de uranio con el fin de crear armas nucleares.
Tras el fracaso del acuerdo nuclear iraní de 2015, que debía dar un respiro a Teherán en materia de sanciones, la presión occidental se incrementó.
Descontento social en Rusia
Tras el amplio régimen de sanciones, Rusia se enfrenta a la disminución de sus recursos y a la escasez en todo el país, lo que plantea interrogantes sobre el impacto económico a largo plazo y el descontento social. Según la Fundación Carnegie para la Paz Internacional, Rusia es ahora el país más sancionado del mundo.
La presión sobre la economía rusa no es sólo una cuestión de política internacional, sino que está empezando a calar en el tejido de la sociedad rusa. Konstantin Sonin, economista político de la Harris School of Public Policy de la Universidad de Chicago, declaró a Newsweek que, aunque las sanciones no destruyan la economía rusa, “ralentizan la producción y disminuyen el volumen de lo que Rusia produce”.
Además, una encuesta independiente sugiere que el apoyo del público a la guerra está disminuyendo a medida que el impacto financiero de las sanciones se hace cada vez más palpable. Incluso comentaristas afines al Kremlin como Ivan Trushkin han expresado públicamente su frustración. Durante un segmento en Mesto Vstrechi (Lugar de encuentro), Trushkin cuestionó la paradoja de tener acceso a divisas extranjeras pero no poder gastarlas libremente debido a las sanciones.
La eficacia de las sanciones es cada vez más visible, y afecta no sólo a la postura geopolítica de Rusia, sino también a su panorama interno. Los efectos en la vida cotiaidania hacen que los rusos se pregunten: ¿A qué precio?
Y las repercusiones van mucho más allá de los pasillos del Kremlin, ya afectan a la vida cotidiana de la población rusa.
(Con información de EFE)