Terminada la tregua temporal por disparos de cohetes por parte de Hamás a territorio israelí, es probable que los enfrentamientos sean mas mortíferos que los ocurridos en el norte de la Franja y los combates ingresaran de forma inexorable en la fase terminal de la guerra. Ello ocurrirá porque la principal fuerza militar que todavía dispone el grupo terrorista Hamás se replegó al sur a la espera de la llegada de las tropas israelíes, cuyos planes operativos son la neutralización total del Hamás y la Yihad Islámica Palestina en el enclave.
En poco menos de un mes el avance militar israelí logró consolidar el control sobre la zona norte y la franja costera de Gaza, incluida el área central y urbana de la capital. Sin embargo, una vez finalizada la tregua por el intercambio de rehenes civiles israelíes por convictos palestinos, las fuerzas acorazadas, la infantería y la fuerza área de Israel se focalizarán en el sur de la Franja, donde se cree permanecen retenidos varios rehenes.
En el sur de Gaza residen aproximadamente un millón de palestinos, incluidos los que fueron desplazados del norte cuando Israel facilitó un corredor humanitario para proteger civiles a los que avisó sobre las zonas que serian atacadas y donde Hamás se encontraba infiltrada entre la población y guarecidos en sus túneles terroristas.
Los intercambios entre rehenes israelíes civiles y prisioneros palestinos infortunadamente no se extendieron, en virtud de ello y temiendo las consecuencias de las operaciones militares en el sur, la administración Biden ha enviado ayer viernes reiterados pedidos a Israel solicitando moderación en la próxima fase de sus operaciones en la región sureña de la Franja. Puntualmente, Biden ha pedido que la campaña en el sur del enclave no se lleve a cabo con niveles de destrucción similares a los del norte de Gaza.
Una opción que considera Washington es proponer que Israel acepte áreas reducidas de no-combate que incluyan refugios proporcionados por la ONU y que no deberían estar comprometidos en enfrentamientos militares, dijo a Infobae un funcionario de la administración en Washington el mismo viernes. El funcionario señaló bajo condición de anonimato que el presidente Biden entiende el derecho de Israel a defenderse del brutal ataque terrorista del 7 de Octubre pasado, donde Hamás desató una masacre asesinando a más de 1.200 civiles israelíes, incluyendo niños, mujeres y ancianos, pero el presidente piensa que no se puede repetir en el sur de la Franja el tipo de ataques a gran escala que se llevó adelante en el norte y reclama operaciones selectivas. Y agregó que se están discutiendo una serie de puntos para aumentar la ayuda humanitaria a la Franja en general y en el sur en particular con la colaboración de Egipto para no repetir la situación acaecida en el norte en el primer mes de la guerra.
La mayoría de la población de Gaza (poco más de dos millones de personas) se concentra ahora en el centro y sur de la Franja y la idea del presidente estadounidense no es maniatar a Israel en su accionar militar, pero sí implementar ciertas medias que hagan a la seguridad de los civiles residentes y a los desplazados del norte.
La pausa en los combates había permitido la entrada de ayuda humanitaria vía Egipto, pero lo cierto es que los egipcios ya han expresado a Biden que no aceptaran refugiados palestinos en su territorio. El presidente egipcio Al-Sisi se mostró de acuerdo en colaborar con ayuda humanitaria para la población civil palestina, pero hasta allí llega su solidaridad con los palestinos de Gaza. La tregua permitió la ayuda humanitaria y proveer de alimentos, agua y combustible a los civiles desde el paso de Rafah. Sin embargo, los egipcios dijeron al presidente estadounidense que ellos rechazarían cualquier pedido de permitir el ingreso de gazaties a su territorio.
La administración Biden teme que con palestinos desplazados del norte hacia el sur se genere un hacinamiento masivo que dispare enfermedades que se transmitan y expandan en la región.
Los números de muertos producto de la reacción defensiva israelí frente accionar de la organización terrorista el 7 de Octubre siguen siendo un interrogante, la ONU considera que unas 8.000 personas han muerto en Gaza desde que Israel lanzó su ofensiva contra Hamás, otros indican que serian unas 13.000 victimas, pero esas cifras no se han verificado de forma fehaciente en la medida que son manejadas por el Ministerio de Salud de Gaza (una institución dependiente de Hamas). Las cifras mas creíbles son las de bajas estimadas por Israel, donde se indica que entre 3.000 y 4.000 combatientes terroristas de Hamas y Yihad Islámica Palestina han sido abatidos en combate, incluidos decenas de comandantes y operativos de altas jerarquías.
Estas cifras también son las que maneja la inteligencia estadounidense por lo que el presidente Biden sabe que no son creíbles las estadísticas dadas por el Ministerio de Salud de Hamas y ha rechazado las sugerencias para presionar a Israel a que detenga su operación militar contra el grupo terrorista, incluso a pesar de la fuerte oposición de sectores de la comunidad internacional y las divisiones y desacuerdos dentro de su propio partido. El presidente y otros altos funcionarios de su administración, han señalado estar de acuerdo con los objetivos de la campaña militar israelí de neutralización a Hamás como fuerza terrorista gobernante en Gaza. Pero la forma en que se ejecute la campaña del sur, será muy importante dada la frágil situación y el desplazamiento interno de civiles sobre el terreno.
El gobierno israelí sostiene que no pondrá fin a su campaña militar hasta no terminar con Hamás en la Franja. El PM Benjamín Netanyahu, prometió continuar la guerra hasta que Hamás sea completamente eliminada y sostuvo que ya no se tolerará que el grupo terrorista continúe lanzando miles de cohetes, misiles o ataques contra Israel como lo hizo el 7 de octubre, eso no será permitido nunca más, dijo Netanyahu. Biden entiende al Primer Ministro, pero le solicitó tener en cuenta que cuando la campaña militar israelí se dirija hacia el sur, ello se haga de una manera que ocasione el menor número de desplazamiento de personas. Así, la administración está presionando a Israel para que acepte las áreas denominadas de “desconflicto” (que serán distintas zonas seguras) a las que Israel alentó a los civiles palestinos a dirigirse mientras llevó a cabo su operación militar en el norte.
Los asesores del presidente estadounidense para Oriente Medio hablaron con el PM Netanyahu para discutir las zonas seguras, como llaman los israelíes a la zona humanitaria. Los asesores de Biden hablaron de acuerdos prácticos sobre el terreno a los que llaman áreas de desconflictividad.
La orientación que pretende dar la administración no está clara ya que Hamás realiza operaciones en zonas de edificios civiles, hospitales, escuelas e instalaciones de las Naciones Unidas. En consecuencia esos establecimientos se han convertido en objetivos que Israel considera legítimos de acuerdo a las leyes de guerra, lo cual inflama la ira del público anti-israelí e históricos sectores antisemitas. Mientras que Hamás niega con su propaganda el uso de esas áreas como centros de operaciones militares.
En su campaña en el norte y centro de la Franja, Israel rodeó el hospital Al-Shifa, el más grande de Gaza, y el ejército israelí mostró y expuso las entradas de los túneles circundantes al hospital que Hamas utiliza para operaciones militares e Israel sostiene que el hospital fue utilizado para ocultar rehenes, incluso se encontraron 2 cuerpos de rehenes en esa área. Estas acusaciones son negadas por Hamas y tampoco han sido examinadas de forma independiente por la comunidad internacional. Aún así, los israelíes han afirmado que varios cohetes disparados desde la Franja de Gaza por Hamas y Yihad Islámica Palestina fallaron y cayeron sobre áreas civiles locales ocasionado muertos palestinos por fuego propio de esas organizaciones, todo parece muy claro, pero Naciones Unidas todavía no se expidió sobre esa investigación.
Raramente, fue Human Rights Watch quien publicó un informe afirmando que un cohete fallido lanzado desde la Franja probablemente ocasionó la explosión del 17 de octubre en el hospital Al-Ahli, lo que respalda las aseveraciones de la inteligencia israelí y estadounidense. Sin embargo, el daño a la imagen de Israel fue causado y muchos siguen sosteniendo que fue una bomba israelí la que ocasionó la muerte de unas 50 personas en el estacionamiento de ese hospital, y no de 1.500 como dijo el Ministerio de Salud manejado por Hamas.
Todo este accionar propagandístico en favor de Hamas derivó en que la administración Biden presione a Israel para que lleve a cabo su campaña en el sur de Gaza bajo ciertas condiciones y dando prioridad a la protección de sitios civiles como centrales de electricidad, hospitales y otras instalaciones, incluidas las de la ONU.
Sin embargo, las áreas de desconflicto que evalúan los funcionarios de Biden, aunque lleven buenas intenciones, seguramente serán arrasadas por la organización terrorista Hamás y por la lógica repuesta militar israelí que, según palabras del PM Netanyahu, no tendrá ningún refugio seguro en el norte o en el sur hasta que el último de sus operativos sea neutralizado. En ese estado cosas, todo hace suponer que la guerra continuará por más tiempo del esperado.