Entre el viernes y el domingo por la noche, Hamas liberó a 40 rehenes israelíes a cambio de 117 prisioneros palestinos.
La gran mayoría de los liberados en las primeras cuatro rondas fueron mujeres, niños y niñas. Han sido sometidos a pruebas físicas y psicológicas en hospitales israelíes antes de regresar a sus hogares.
Según los relatos de los ex rehenes, en sus 50 días en Gaza tuvieron que enfrentarse a torturas psicológicas del grupo terrorista, incomodidad para dormir, comida escasa y en mal estado y rutinas monótonas.
“El efecto de muchas cosas sólo se verá más tarde”, dijo a Haaretz la doctora Galit Livni, jefa del departamento de pediatría del Hospital Infantil Schneider, que reservó una sala separada para los rehenes que regresan.
Hasta la fecha, la unidad acogió a cuatro niños, tres madres y una abuela. Livni dijo que los rehenes recién liberados están contando poco a poco sus historias desde el cautiverio como medio de procesar la difícil experiencia que han vivido.
La situación más delicada es la de los niños, dijo.
“De los niños se recogen fragmentos de información, a partir de los cuales hay que construir una secuencia de acontecimientos. De los padres, obtenemos una versión secuencial de experiencias y demás que les ocurrieron, tanto emocionales como fácticas. Lo que ocurrió allí es muy complicado”, dijo. “No todos vivieron exactamente lo mismo. Algunos tenían más información sobre lo que pasaba en Israel, otros menos”.
Obligados a ver la atrocidades del 7-O
Uno de los testimonios más estremecedores se conoció en las últimas horas. Es el de Eitan Yahalomi, un niño de 12 años liberado anoche de su cautiverio en Gaza.
La tía del niño, Devora Cohen, contó a la televisión francesa que los terroristas le obligaron a ver videos de las atrocidades que llevaron a cabo el 7 de octubre y que cada vez que un niño cautivo lloraba “los amenazaban con rifles para que se callaran”.
En declaraciones a BFM, Cohen dijo que “los terroristas de Hamas lo obligaron a ver películas de los horrores, de esas que nadie quiere ver, lo obligaron a verlas”.
Dijo que los miembros de Hamas eran “monstruos”.
“Cuando llegó a Gaza, todos los residentes, todos, le pegaban. Es un niño de 12 años”, dijo.
Yahalomi, que tiene doble nacionalidad israelí y francesa, fue secuestrado inicialmente con su madre y sus dos hermanas, pero consiguieron escapar y huyeron, regresando a Israel, mientras Eitan era llevado a Gaza en un ciclomotor.
Por otra parte, el padre de Eitan, Ohad, que resultó herido de bala en un tiroteo con los terroristas de Hamas, al parecer también fue llevado cautivo a Gaza, donde permanece.
Otro testimonio fue el de Ohad Munder, que cumplió nueve años mientras estaba retenido en Gaza. Sus familiares contaron que escuchó a su familia deseándole feliz cumpleaños en una emisión de la televisión israelí. Otros rehenes que estaban con él también le desearon feliz cumpleaños. Fue liberado el viernes pasado junto con su madre, Keren, y su abuela, Ruth.
Ruth, de 78 años, declaró en una entrevista que al principio la alimentaron bien en cautiverio hasta que las condiciones empeoraron y empezó a pasar hambre. La mantuvieron en una habitación “asfixiante” y durmió en sillas de plástico con una sábana durante casi 50 días.
La mujer también contó que los chicos que estaban allí se quedaban hasta tarde charlando, mientras que algunas de las chicas lloraban. Algunos chicos dormían en el suelo.
“Fue muy difícil”, dijo.
Impacto psicológico
Según la doctora Galit Livni, pese a que el estado físico de los niños rehenes era bueno, “los signos de su tiempo de cautiverio son evidentes. No tienen ninguna enfermedad grave, pero se puede ver en su estado general y también en su estado nutricional que durante el tiempo que estuvieron allí no siempre estuvieron sanos. Desde este punto de vista, el hecho de que estén controlados por un dietista es extremadamente importante”.
Pero más allá del estado físico de los rehenes, las cuestiones más inquietantes tienen que ver con el impacto psicológico que su experiencia tendrá en el resto de sus vidas.
“Aún no sabemos cuál será el efecto [psicológico] más adelante. De momento, están al cuidado de los equipos [médicos] y los terapeutas de salud mental”, dijo la doctora a Haaretz.
Los hospitales dicen que cuando se libera a los rehenes hay un proceso ordenado y dedicado de pasar el testigo a los sistemas de salud mental de la comunidad.
Mirit Regev, cuya hija de 21 años, Maya, fue liberada el domingo, declaró a la emisora pública israelí Kan que la familia ha recibido consejos para “devolverle el poder a ella” en sus interacciones, pidiéndole siempre permiso antes de hacer algo, como salir de la habitación. El hijo de Regev, Itai, de 18 años, sigue retenido por Hamas.
Itai Pessach, director del Hospital Infantil Edmond y Lily Safra del Centro Médico Sheba, que recibió a cuatro mujeres y ocho niños, dijo que sentía cierto optimismo porque los rehenes se estaban recuperando físicamente. Pero dijo que el personal médico había escuchado “historias muy difíciles y complejas de su tiempo en cautiverio de Hamas”, sin dar más detalles.
“Entendemos que, a pesar de que puedan parecer que mejoran físicamente, queda un camino muy, muy largo por recorrer antes de que se curen”, dijo.
El doctor Moshe Ashkenazi, subdirector del mismo hospital, dijo que los niños parecían estar “en condiciones satisfactorias” tras le chequeo preliminar.
“Comían, bebían, hablaban y funcionaban. Pero se ve que no estaban en las mejores condiciones, que no eran niños sanos en apariencia. Esta mañana hemos completado las pruebas médicas y aún no tenemos respuestas”, dijo Ashkenazi.
El médico explicó que una de las partes importantes del programa terapéutico para secuestrados, ya sean niños o adultos, es darles el mayor tiempo posible para descansar. “Todo se hace despacio y sin urgencia”, dijo. “Hablan mucho con amigos y familiares, y tienen una comunidad fuerte”.