A poco menos de veinticuatro horas de cumplir 50 días secuestrados, trece israelíes, diez trabajadores rurales tailandeses y un filipino fueron intercambiados por palestinos detenidos en Israel. Sin duda, la primera negociación de Israel para recuperar rehenes ha sido satisfactoria.
Sin embargo, una acción determinante que facilitaría la recuperación de los demás rehenes de forma eficiente, protegiendo también a los civiles no combatientes de Gaza -incluyendo a niños- y que mejoraría de inmediato la vida de los involucrados es responsabilidad de Hamás.
La organización yihadista debería tomar unas pocas acciones que cambiarían el escenario sobre el terreno. A saber: En primer lugar, Hamás debería cesar las acciones militares de sus hombres, deponer sus armas y poner en libertad a todos los rehenes que permanecen en sus manos. En caso de que Hamás tome esas acciones inteligentes y proactivas, no cabe duda que las operaciones militares de Israel en Gaza terminarían definitivamente y el enclave recibiría de inmediato y de manera ilimitada la ayuda humanitaria necesaria para sus habitantes.
El estado de Israel está en guerra con Hamás e ingresó militarmente a la Franja como nunca lo hizo antes porque Hamás lanzó un ataque sorpresivo y no provocado sobre su territorio, asesinó de forma brutal a 1.200 israelíes e hirió a más de 3.000, violó un número escandaloso de mujeres y niñas, quemó y decapitó niños de corta edad, y además secuestró y trasladó a Gaza a más de 200 personas, muchas de las cuales aun mantiene como rehenes. Esos hechos dieron lugar a que Israel avance sobre la Franja e ingrese masivamente con sus fuerzas militares con el objetivo de desarticular y desarmar de forma definitiva a la organización yihadista. Y con prescindencia del tiempo que le demande hacerlo -de una u otra manera- seguramente logrará alcanzar ese objetivo.
Sin embargo, la guerra se ha tornado muy cruenta y aunque los militares israelíes están operando sobre el terreno evitando daños que generen víctimas civiles, se encontraron con que Hamás ha delineado una estrategia de defensa compleja colocando sus sistemas de armas y sus recursos militares dentro de edificios civiles, hospitales, escuelas y mezquitas desde donde ejecuta su accionar militar defensivo, por lo que infortunadamente cada día de combate equivale a la perdida de hogares y vidas de civiles.
Muchos en la comunidad internacional han comenzado a proponer “un alto el fuego” como única manera de proteger a los residentes civiles de Gaza y también el intercambio de rehenes israelíes por prisioneros palestinos (lo que ha comenzado a suceder ayer).
Es cierto que las pausas humanitarias son altamente necesarias en tiempos de guerra. Sin embargo, en primer lugar, un alto el fuego inmediato y definitivo confronta con los intereses militares israelíes y favorece a que Hamás permanezca con poder dentro del enclave; lo segundo, incluso fue expresado por funcionarios de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) desde Ramallah. Además, un alto el fuego definitivo permitiría a Hamás conservar sus armas y preservar su red de túneles terroristas.
Encuestas realizadas dentro de Israel indican mayoritariamente que sus ciudadanos creen que si sus fuerzas se retiran Gaza sin que Hamás haya sido completamente derrotada y desarmada, sería el equivalente a permitir un futuro ataque terrorista como el ocurrido el 7 de octubre contra sus ciudadanos.
Antes del feroz ataque dentro de Israel ya había un alto el fuego vigente que se rompió ese 7 de octubre, cuando Hamás decidió quebrantarlo ejecutando una matanza masiva de civiles israelíes, y pocos días atrás Ghazi Hamad -su portavoz en Líbano- dijo a la cadena LBC en Beirut que continuarán una y otra vez con ese tipo de ataques.
Entre los distintos “alto el fuego” pactados estos años desde que Israel expulsó a todos los colonos y retiró sus militares de Gaza en agosto de 2005, Hamás disparó miles de cohetes contra Israel. Cada uno de esos ataques constituyó una violación a las normas de guerra y mostró que lo que para Israel y para el mundo occidental se conoce como alto el fuego, para Hamás y Yihad Islámica Palestina no fue mas que lo que en árabe se conoce como “Hudna” (que es una pausa en los combates cuando se está en desventaja hasta tanto las fuerzas propias se vuelvan a fortalecer para reiniciar los ataques al enemigo).
Al respecto, esta semana la ex-Secretaria de Estado Hillary Clinton declaró a la prensa estadounidense que “La gente que pide un alto el fuego no conoce a Hamás”. Clinton señaló también que eso no es posible en este momento de las operaciones militares ya que Hamás dedicaría el tiempo que les brinde un alto el fuego para reconstruir sus capacidades, reorganizarse, abastecerse de armamento y fortalecer sus posiciones sobre el terreno. La ex-secretaria de Estado declaró que ningún gobierno serio del mundo estaría de acuerdo con eso después de lo que hizo Hamás en el ataque del 7 de octubre. Por lo que pedirle a Israel que se retire antes de desmantelar al grupo yihadista le otorgaría a Hamás la oportunidad de publicitar una victoria importante y debilitaría de manera inadecuada la disuasión regional israelí, dando lugar a futuras guerras.
También Nancy Pelosi (histórica representante demócrata por California) fue categórica al respecto señalando que un alto el fuego sería un regalo inmerecido para Hamás.
Al mismo tiempo, hay otros actores relevantes en la región que están observando muy de cerca la respuesta militar israelí, Teherán y Hezbollah creen que si Israel no llega a eliminar a Hamás, Irán y sus grupos aliados fortalecerán sus planes y el compromiso de destruir Israel, pero si la campaña militar israelí prosigue, los contiene y disuade para no tomar el riesgo de las consecuencias de atacar a Israel de forma abierta y directa. En tanto que un alto el fuego total puede generar una ruptura de esa disuasión y estimular a que la guerra se amplié con consecuencias aún más graves.
En este conflicto, la diplomacia es una herramienta adecuada, pero sólo funciona si todas las partes involucradas tienen un interés común ante las desavenencias que puedan zanjarse en conversaciones que faciliten un acuerdo negociado. El problema en este caso, es que no es eso lo que desea Irán, Hamás, Yihad Islámica Palestina, los Houties de Yemen ni Hezbollah. La mayoría de esos actores quieren destruir a Israel y matar judíos en todo el mundo.
En este escenario, tampoco los civiles de Gaza pueden escapar de su estado de sometimiento bajo la cleptocracia dictatorial de Hamás, por lo que los representantes de la ANP han denunciado a dirigentes de Hamás a quienes sindicaron de “millonarios residiendo en el extranjero”.
También Jack Sullivan, Asesor de Seguridad Nacional de la administración Biden ha expresado que el hecho de que Gaza esté gobernada con puño de hierro por una organización terrorista no sólo es un desafío para el Estado de Israel, es un desafío para todo el pueblo palestino dado que Hamás no se preocupa por su bienestar. Por lo tanto, los palestinos de Gaza merecen un liderazgo que le permita vivir en paz y seguridad. En la misma dirección, Bassem Eid, un activista palestino de derechos humanos que reside en Ramallah, dijo a la prensa europea que Hamás no quiere la paz y están dispuestos a que miles de civiles de Gaza mueran si eso es una victoria propagandística contra Israel.
No hay duda que con sus acciones de violencia salvaje incluso contra sus hermanos del movimiento Fatah, Hamás ha causado un grandísimo daño a su propio pueblo y a la causa por un Estado Palestino. Sin embargo, el apoyo histórico a los palestinos para la construcción de su propio estado se ha reducido notablemente en varios lugares del mundo, y aunque el actual gobierno israelí del PM Benjamín Netanyahu no ofrecía mucho a los palestinos, hoy los israelíes tanto de derecha como de izquierda están mucho mas lejos de aceptar acuerdos después de la matanza ejecutada por Hamás el 7 de octubre.
Concluyendo, si Hamás en verdad se preocupara mínimamente por su pueblo y mostrara compromiso con sus civiles en el enclave, liberaría de inmediato a todos los rehenes, se rendiría incondicionalmente y entregaría sus armas. De allí que todos aquellos que se movilizan en los campus universitarios estadounidenses y europeos como en las redes sociales mostrando su repudio antisionista -como forma de encubrir su más rancio antisemitismo- mostrando preocupación por los civiles palestinos y por un futuro estado que los albergue; deberían pedir a Hamás que actúe responsablemente y haga lo que debe hacer por su propia gente.