Susan Sarandon ha generado una fuerte oposición en las redes sociales por sus recientes declaraciones antisemitas durante una protesta en Nueva York en un acto pro Palestina, provocando indignación entre la comunidad judía estadounidense.
La actriz y activista afirmó, de acuerdo al Daily Mail, que “hay muchas personas que temen ser judías en este momento y están empezando a probar lo que se siente al ser musulmán en este país”.
La principal agencia de talentos de Hollywood, United Talent Agency, ha dejado de representar a Sarandon por los comentarios que hizo
De acuerdo con el New York Post, varios empleados de la UTA, cuyo director ejecutivo es el judío Jeremy Zimmer y que representaba a Sarandon desde el 2014, se sintieron “extremadamente heridos” por los comentarios de la ganadora del Oscar por Dead Man Walking.
Desde que comenzó la guerra el pasado 7 de octubre la actriz de 77 años, que nunca ha renegado del activismo político y suele sumar su nombre a abundantes causas progresistas, ha subido a su red social comentarios en apoyo a palestinos.
”No es necesario ser palestino para preocuparse por lo que está sucediendo en Gaza. Estoy con Palestina. Nadie es libre hasta que todos sean libres”, publicó el pasado 4 de noviembre.
Una de las personas que expresó su indignación con Sarandon fue Asra Nomani, ex reportera del Wall Street Journal durante 15 años, escritora y oradora pública sobre temas relacionados con el Islam, los derechos de las mujeres y el extremismo religioso.
“Hola, Susan Sarandon, estos somos mi mamá, mi papá y yo en la vía del tren en Morgantown, West Virginia. Déjame decirte lo que significa ser musulmán en Estados Unidos”, comenzó Nomani en la red social X, antes conocida como Twitter. “Permíteme darte ‘una muestra’ de lo que ‘se siente’ al ser musulmán en Estados Unidos: mi padre no tuvo que convertirse en un sirviente de segunda clase de uno de los muchos tiranos de los países musulmanes que utilizan a los inmigrantes de la India, como mi familia, como esclavos esenciales”.
Contó que en 1975, después de obtener su doctorado en Rutgers, estaba a punto de ir a Libia, en manos de Moammar Qhadafi, para trabajar como sirviente para un dictador rico, “pero entonces un día sonó el teléfono y lo contesté... Era la Universidad de West Virginia llamando, y mi padre consiguió un trabajo como profesor asistente de nutrición. Primero lo rechazaron para la titularidad, pero ser musulmán en Estados Unidos significó que tenía un derecho igual que todos: su derecho a apelar y, ¿adivinen qué? Ganó y se convirtió en profesor titular. Eso es lo que significa ser musulmán en Estados Unidos. Obtienes todos tus derechos”.
Sobre su mamá, contó que ser musulmana en Estados Unidos significaba que podía vivir “libre con el viento en el pelo. ¿Y qué significó vivir libre para mi madre como musulmana en Estados Unidos? Que en 1981 pudo iniciar un negocio en High Street en el centro de Morgantown, llamado Ain’s International. Ojalá las mujeres hubieran tenido derecho a hacerlo en la nación musulmana de Arabia Saudita. ¿Pero adivina que? Ese espíritu empresarial y la independencia financiera se les niega a las mujeres musulmanas en tantos países musulmanes”.
Ese verano Asra Nomani se subió a un avión en el aeropuerto de Pittsburgh rumbo a Tahlequah, Oklahoma, y se fue de casa a los 16 años para asistir a un campamento de la Fundación Nacional de Ciencias, sin un acompañante masculino, un derecho que se les niega a las mujeres y niñas musulmanas en Arabia Saudita.
“¿Otro ‘sabor’ de ser musulmán en Estados Unidos? Mi familia obtuvo un camino hacia la ciudadanía. ¿Cree que la dictadura musulmana de Qatar permite un camino hacia la ciudadanía para esclavos musulmanes, sirvientes o musulmanes palestinos? Demonios, no. La familia musulmana Al-Thani acaba de comprar la ciudadanía para estrellas musulmanas del fútbol de países de África para robarles victorias en la Copa Mundial. Pero por lo demás trata a los musulmanes no qataríes como esclavos”.
Relató cómo en Estados Unidos, su familia esperó, hizo el examen, estudió la Constitución y así todos se convirtieron en ciudadanos, antes de revelar que, en 2002, huyó de Pakistán con un recuerdo que podría haberla llevado a la cárcel o a la muerte: “Un bebé creciendo dentro de mí, un anillo de bodas que no estaba en mi mano. La ley Sharia convierte las relaciones sexuales fuera del matrimonio en un delito en países musulmanes como Pakistán. ¿Mi cuerpo? La tiranía del mulá. También es un delito castigado con la muerte... ¡en los países musulmanes, pero no en Estados Unidos! ¿A dónde crees que vine a dar a luz a mi bebé en condiciones de seguridad y sin vergüenza?”.
Y finalizó: “Por favor, no minimicen la experiencia de los judíos estadounidenses suavizando el infierno que es para los musulmanes que viven en países musulmanes y vilipendiando a Estados Unidos por la vida (y las libertades) que ofrece a musulmanes como mi familia. Ve y vive como una mujer musulmana en un país musulmán. Volverás a Estados Unidos y besarás la tierra bajo tus pies”.
(Con información de EFE)