La isla francesa de Mayotte, ubicada en el océano Índico entre Mozambique y Madagascar, afronta una crisis de agua sin precedentes debido a la sequía extrema más grave que han vivido desde 1997 y que desde hace cuatro meses, mantiene a sus aproximadamente 310,000 habitantes con un acceso limitado al agua potable.
Actualmente, los embalses están a niveles críticos con una capacidad restante de solo el 7% y el 6%, lo que ha provocado cortes drásticos del suministro. Según CNN, los residentes solo pueden acceder al agua durante unas 18 horas seguidas cada dos días y lo que es peor, el líquido que reciben con frecuencia está contaminado y no es apto para el consumo humano.
A pesar de ser parte del territorio francés desde que fue colonizada en 1841, las condiciones en esta isla parecen inconcebibles para los estándares del continente. El gobierno del presidente Emmanuel Macron, proporcionó en septiembre pasado 600,000 litros de agua embotellada a la población, desplegó personal militar y civil para asistir en su distribución y suspendió el cobro de las facturas por el servicio, pero la comunidad local siente que aún se encuentra en una situación de abandono.
La crisis del agua en Mayotte no solo es cuestión de escasez, sino también de contaminación. La Autoridad Regional de Salud (ARS) reportó que aproximadamente el 3% del agua no supera los estándares de potabilidad establecidos y ha desencadenado en una peligrosa epidemia de gastroenteritis. Algunos residentes se han visto incluso obligados a enviar a sus hijos a vivir lejos y a dejar sus trabajos para buscar agua.
“Las autoridades parecen ausentes en nuestro sufrimiento diario”, afirmó a la CNN Douainda Attoumani, una mujer de 27 años, que vive en una misma casa con 10 personas más: sus padres, su hermana, cuatro hermanos y dos primos. “cuando no tengamos agua, ¿Qué vamos a hacer realmente? Nos vamos a morir de sed” lamentó.
Problemas de fondo
La grave crisis hídrica en Mayotte también ha desembocado en una epidemia de gastroenteritis aguda. Las autoridades locales han identificado múltiples episodios de agua contaminada, siendo el porcentaje de agua “no conforme” el 3% a mediados de octubre, según comunicó Olivier Brahic, director general de la Autoridad Regional de Salud (ARS) a CNN.
Por otro lado, el crecimiento poblacional en Mayotte no ha estado acompañado por mejoras en infraestructura, lo que se ha traducido en la precariedad del suministro de agua en la isla y ha propiciado preocupaciones sanitarias. El presidente del comité médico del Hospital de Mayotte, el Dr. Soumeth Abasse, advirtió sobre el riesgo de “una posible explosión de estas enfermedades transmitidas por el agua” debido al suministro insuficiente que impide mantenimientos básicos de higiene.
Estelle Youssouffa, legisladora de Mayotte en la Asamblea Nacional francesa, aseguró que la isla también se enfrenta al desafío de adaptarse a los efectos del cambio climático, que ha alterado patrones de lluvia y aumentado la frecuencia e intensidad de las sequías: “Las lluvias han ido disminuyendo desde hace años”, dijo a CNN, “Hemos visto cambiar la trayectoria de los ciclones y la trayectoria de las lluvias en la región... y ese es el impacto directo del cambio climático”.
A pesar de que han transcurrido conversaciones durante años para desarrollar un tercer embalse de agua y una segunda planta de desalinización para mejorar la capacidad productiva de agua potable, no se ha iniciado la construcción de estos proyectos, según informes de la Prefectura.
En 2014, Mayotte recibió un financiamiento de USD 24 millones por parte de la Comisión Europea para apoyar su suministro hídrico, pero los pagos de dicho fondo fueron suspendidos temporalmente durante 2021 debido a irregularidades y deficiencias en la gestión de los mismos, reanudando la financiación este año. No obstante, no han sido muchos los avances y sólo se ha gastado menos de la mitad del dinero destinado para el agua.
Falta de agua y falta de dinero
La crisis hídrica en Mayotte agudiza las dificultades económicas entre los habitantes de la isla francesa. A pesar de la intervención del gobierno francés, que congeló los precios del agua embotellada en julio, el costo de un paquete de seis botellas de 1,5 litros sigue alcanzando los USD 13, una cifra muchas veces inaccesible para la mayoría de la población local.
La trabajadora humanitaria Elsa Leduc, quien llegó a Mayotte desde París en septiembre, asegura que debe enfrentar una odisea diaria para encontrar agua embotellada: “Cada vez que voy al supermercado no hay agua” contó a CNN “Tengo que ir a tiendas más pequeñas que son mucho más caras”.
La pobreza afecta al 77% de los habitantes de Mayotte, según el Instituto Nacional de Estadística y Estudios Económicos de Francia (INSEE), una proporción cinco veces mayor que en la Francia continental, poniendo de manifiesto la desproporción entre los recursos disponibles y las necesidades de la comunidad.
La crisis en Mayotte que venía dando visos desde 2018 cuando se presentaron los primeros cortes de agua, ha llevado a la interrupción de los servicios públicos esenciales, la educación y las actividades comerciales, comprometiendo la viabilidad de la vida cotidiana de sus habitantes.
Las esperanzas de mejora se centran en la temporada de lluvias, que comienza en diciembre, aunque persisten los temores de que no sea suficiente para superar la adversidad que se pronostica agravará. “El problema de la crisis del agua es que está haciendo que Mayotte sea inhabitable”, afirmó Youssouffa. “No es una vida normal” lamentó la legisladora.