Rusia condenó a 7 años de cárcel a una artista por difundir mensajes antiguerra: “Están juzgando a una pacifista”

Alexandra Skochilenko había sustituido los precios de productos varios en un supermercado con notas en contra de la ofensiva lanzada sobre Ucrania

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Rusia condenó a 7 años
Rusia condenó a 7 años de cárcel a una artista por difundir mensajes antiguerra: “Están juzgando a una pacifista” (REUTERS)

Un tribunal ruso condenó a siete años de cárcel a una artista que, en 2022, difundió mensajes antiguerra. La jueza Oksana Demiasheva fue la encargada de definir la condena de Alexandra Skochilenko que, en marzo de 2022, tan solo unas semanas después de lanzada la “operación especial” sobre Ucrania, reemplazó los precios de productos varios en un supermercado en San Petersburgo por etiquetas con frases cortas denunciando la ofensiva.

“El ejército ruso bombardeó una escuela de arte en Mariupol. Unas 400 personas se escondían en ella” y “Están enviando reclutas rusos a Ucrania. Las vidas de nuestros hijos son el precio de esta guerra”, eran algunas de las consignas que se leían.

Un cliente del local las encontró y realizó la denuncia ante las autoridades.

“Mi caso penal es tan extraño e irrisorio que, a veces, me parece que al entrar en la sala de juicio, de repente se me caerán encima confetis y todos gritarán que se trataba de una broma”, comentó antes de conocer el veredicto y llorar.

La artista rompió en llanto
La artista rompió en llanto al oír la sentencia final y dijo que su caso le resultaba tan injusto que creyó que se trataba de una gran broma (REUTERS)

La pintora, de 33 años, fue detenida en abril del año pasado acusada de difundir información falsa sobre el Ejército y contrariar la narrativa oficial del Kremlin y, desde entonces, se mantuvo bajo el régimen de prisión preventiva. Su caso, al igual que el de tantos otros disidentes, es una muestra de la censura y la poca libertad de expresión que rige en Rusia, donde las autoridades han minimizado y casi eliminado las opiniones públicas contrarias.

Mientras en el juzgado los partidarios presentes gritaban “¡Vergüenza! Sacha (forma abreviada de Alexandra), ¡estamos contigo!”, la acusada subrayó que no se trata de una condena a una terrorista o a una extremista: “Ni siquiera a una activista política, se está juzgando a una pacifista”.

Si bien ella no negó haber realizado el cambio de etiquetas, sí rechazó las acusaciones sobre mentiras de las Fuerzas Armadas. “Es una persona muy empática y amante de la paz. Para ella, en general, la palabra guerra es lo más terrible que se puede imaginar, al igual que el sufrimiento de las personas”, declaró su abogado, Yana Nepovinnova, y sumó que su intención no era menospreciar a los soldados sino detener los combates.

Amnistía Internacional denunció el caso, consideró a Skochilenko una presa de conciencia y consideró “injusta” la condena, incluso a pesar de la rebaja de un año de la pena originalmente solicitada por la Justicia.

Amnistía Internacional y Memorial repudiaron
Amnistía Internacional y Memorial repudiaron el accionar de la Justicia rusa (REUTERS)

“Este veredicto claramente injusto pone fin a un caso en el que los únicos crímenes fueron cometidos por quienes quedaron impunes, representantes del Estado ruso”, apuntaron miembros de la agrupación. La ONG rusa que aboga por los derechos humanos Memorial también se pronunció al respecto en este mismo sentido.

Skochilenko agregó otro factor que, a su entender, podría sumarse a la fuerte condena por parte del tribunal. Ella se declaró abiertamente homosexual, en un país en el que la “propaganda” LGBT+ es fuertemente castigada y, por tanto, el “odio a las minorías” de los magistrados habría sido un factor de influencia en su caso.

A pesar de que la pena total es de siete años, la artista pasará menos tiempo tras las rejas ya que lleva 19 meses en prisión y cada día transcurrido en calidad preventiva equivale a 1,5 días de tiempo a servir de la sentencia regular.

No obstante, sus casi año y medio encarcelada se vio complicado por un defecto cardíaco congénito, su trastorno de bipolaridad y hasta la enfermedad celíaca, que la obligan a recibir cuidados especiales. Si bien hasta el momento se le permitía la visita de sus doctores, su pareja, Sofya Subbotina, teme que no sea este el caso luego de su traslado a un penal más remoto.

(Con información de AFP, EFE y AP)

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