Los médicos suspendieron el tratamiento para mantener con vida a Indi Gregory, una bebé británica que padece una enfermedad incurable y que se encuentra en el centro de una batalla entre sus padres y el hospital, anunció el domingo el grupo Christian Concern, que apoya a la pareja.
El tratamiento de la niña de 8 meses “fue suspendido tras la decisión del tribunal de apelación el viernes”, indicó el grupo Christian Concern en un comunicado.
Los padres llevaban meses luchando contra los médicos británicos por mantener con vida a su hija, que ha sufrido daños cerebrales como consecuencia de una rara enfermedad mitocondrial incurable, con la esperanza de que los tratamientos experimentales puedan prolongar su vida.
Pero los médicos del hospital de Nottingham, donde se trataba a la niña, argumentaban que continuar con el tratamiento era inútil y doloroso. Lo mejor para Indi, sostenían, era retirarle el soporte vital y permitirle morir en un hospital o en una residencia para enfermos terminales, ya que la niña no es consciente de lo que le rodea, está sufriendo y debe morir en paz.
A esta postura se oponían sin embargo los padres de la niña, Dean Gregory y Claire Staniforth.
El viernes, el Tribunal de Apelación decidió que el tratamiento debía interrumpirse en un centro médico, y no en casa de los padres, como éstos lo solicitaban.
En su fallo, el juez Peter Jackson expresó su profunda preocupación por las tácticas de los padres. Jackson afirmó que los médicos que atienden a Indi y a otros niños en estado crítico se han visto en una situación “extremadamente difícil” debido a la disputa legal, y denunció lo que describió como “tácticas manipuladoras de litigio” destinadas a frustrar las órdenes dictadas por los jueces tras un cuidadoso examen. Estas acciones no se tolerarán, dijo Jackson.
Tras el fallo, “Indi fue trasladada del hospital en ambulancia con escolta de seguridad” a un “hospicio”, dijo este domingo Christian Concern, que añadió que “dejó de respirar anoche, y luego volvió a hacerlo”.
El mes pasado, el Tribunal Supremo de Inglaterra también dictaminó que lo mejor para la bebé era que se le quitara el soporte vital, rechazando la petición de sus padres de que se les permitiera llevarla al hospital infantil del Vaticano en Roma, que se había ofrecido a seguir tratando a la niña.
El caso dio un giro diplomático con la intervención directa de la primera ministra italiana, Giorgia Meloni -cuyo partido de extrema derecha promueve los valores familiares católicos tradicionales-, para conceder al bebé la nacionalidad italiana. El gobierno italiano dijo que iba a pagar cualquier tratamiento que se considerara necesario.
Pero el miércoles, un juez del tribunal superior inglés dictaminó que la intervención de Roma no modificaba ninguna de las sentencias anteriores.
El sábado, el portavoz del Vaticano, Matteo Bruni, dijo que el Papa Francisco “abraza a la familia de la pequeña Indi Gregory, a su padre y a su madre, reza por ellos y por ella, y dirige su pensamiento a todos los niños que en estas mismas horas en todo el mundo viven con dolor o arriesgan su vida a causa de la enfermedad y de la guerra”.
No hay cura para las enfermedades mitocondriales, que son genéticas e impiden que las células del cuerpo produzcan energía.
Este caso es el último de una serie de litigios similares en el Reino Unido entre padres y médicos sobre el tratamiento de niños con enfermedades terminales. Los jueces británicos se han puesto repetidamente del lado de los médicos en estos casos, en los que prevalece el interés superior del niño, incluso si los padres se oponen al tratamiento propuesto.