“¿Aprendimos con el Holocausto? Al parecer, no lo suficiente”. El título es corto, pero bastante elocuente, y corresponde a un artículo de opinión publicado recientemente por el ex candidato a presidente de Chile, Ricardo Israel.
El abogado y académico dialogó con Infobae sobre la respuesta a nivel global a la brutal masacre que perpetraron los terroristas de Hamas el pasado 7 de octubre, asesinando a más de 1.400 judíos.
En ese sentido, expresó su “preocupación” por el crecimiento de discurso “anti-judíos”, no sólo en el mundo árabe, sino también en las distintas manifestaciones propalestinas que se llevaron a cabo en las principales capitales de Occidente. Discursos que, según opinó, “amplifican el terrorismo”.
Advirtió, además, que si bien el Ejército de Israel viene logrando asestar un duro golpe a los terroristas en la Franja de Gaza, “la parte comunicacional y política la perdió Israel” frente al extremismo islámico. “En la actualidad, aunque pierda el terrorismo, logró instalar una imagen”.
-Primero me gustaría hablar sobre la idea que usted plantea en su artículo, en la que afirma que la humanidad no aprendió del Holocausto.
-Yo fui educado en la idea de que el Holocausto había resultado un acontecimiento único e irrepetible. Mucha gente utiliza el término para describir una matanza grande; algunos prefieren utilizar el término hebreo “Shoah”. Se considera excepcional por dos motivos: uno, por primera vez un país dispuso de los recursos, de la organización industrial, para asesinar en masa a un pueblo, para hacerlo desaparecer de la faz de la tierra. Demógrafos israelíes incluso consideran que no se alcanzó a recuperar el nivel poblacional que había en la década del 30. Fue una especie de cruzada en Europa, porque participaron varios países, varias comunidades, en el exterminio de judíos. Se recuerda la Brigada de Voluntarios, que era gente que vivía en pueblos cercanos y colaboraban como voluntarios en campos de concentración para el exterminio. Se hizo conocida la Brigada 102.
No había nacido de la noche a la mañana. Fracasaron los distintos tipos de solución que se quiso encontrar a la cuestión judía. Está toda la cuestión de la liberación de Europa… Fracasó también el comunismo de la URSS; dentro de Rusia con una república judía que supuestamente iba a solucionar el problema judío, y que todavía curiosamente existe. La verdadera solución vendría después con el sionismo, equivalente al movimiento de liberación.
Pero lo que me impresiona hoy en día, sobre todo en Estados Unidos, es la popularidad del discurso anti judío. Porque la gente que participa en la calle no lo hace para aplaudir la causa palestina, sino que nació con el negacionismo, y con lo que grabó Hamas el día 7 de octubre se apoya una cuestión terrorista que quiere la destrucción del Estado de Israel, su desaparición, y la del pueblo judío. Me impresiona por tratarse de Estados Unidos; también por el hecho de que en ciudades como Nueva York, Londres, salen más personas que en las capitales árabes. En las universidades hay muchos profesores, alumnos, financistas que entregan sus fortunas para estas universidades, que se expresan en estas manifestaciones, y no son universidades cualquiera. Este fenómeno de masividad del discurso ante juido es lo que me preocupa y me llama la atención, porque en el pasado las grandes tragedias ocurrieron cuando más seguro se sentían, no sólo con Alemania, sino también con los sefardíes en España.
Evidentemente lo que cambia en relación a lo que ocurrió en la “Shoah” son dos cosas. Una, la existencia de Israel. Todos sabemos que hay casos famosos en el cine, la literatura, de barcos que no permitieron el ingreso a Estados Unidos, Cuba… Si hubiera existido el Estado de Israel la gente hubiera llegado, como mucha emigró. Y tanto en Alemania como en España se sentían muy seguros los judios, como hoy día pasó. Por eso es muy llamativo lo que hoy está pasando, no solo por la migración masiva de musulmanes. En Francia no se daba esta masividad de actos anti judíos desde la década del 30.
-¿A qué atribuye que gran parte de esas manifestaciones se dan en las principales capitales de Occidente?
-Varias cosas. Creo que hay un elemento desde antes, un cambio cultural que se expresa en lo político. Ha desaparecido lo que caracterizó a la política entre izquierda y derecha, ahora es entre patriotas y globalistas. Los grandes referentes de la izquierda y la derecha francesa no están gobernando hoy día. Los lugares donde se sentaron las fracciones que estaban a favor y en contra del rey, jacobinos y girondinos.. Han sido reemplazados por otros tipos de facciones. Históricamente la actitud antijudía venía de grupos monárquicos. También lo que alguna vez fue el peligro “staliniano”, con su prédica y razzias antisemitas; o los grupos nazis. Esta extrema derecha son más bien grupos nacionalistas que reemplazaron a los socialistas. Estos grupos son una representación de grupos progresistas que ven el mundo en términos étnicos, y sobre todo entre oprimidos y opresores. Se expresa en esta especie de revolución cultural que vive Occidente. Ese discurso de víctimas y victimarios se expresa en algo que no es cierto. En Israel, por ejemplo, entre el 20 y el 25% son árabes israelíes. Pero en el discurso facilista se expresa como una minoría. Ese discurso ha penetrado con mucha facilidad, entre buenos y malos. En las universidades usted ve que este discurso lleva bastante tiempo con la complicidad de los administradores universitarios, que son los grandes responsables. Hay generaciones de estudiantes que tienen masters y doctorados, pero que desconocen la historia y han sufrido dos situaciones: la virtual desaparición de importancia de las humanidades; las ideas más importantes no están saliendo de las universidades, sino fuera de ellas, como todo lo relacionado al mundo tecnológico; pero el problema fundamental es que estos movimientos quieren suprimir la libertad de expresión de otros que piensan distinto a ellos. La judeofobia es la fobia más antigua del mundo. Uno ve en estas manifestaciones que repiten consignas nazis, así como también se reproduce el panfleto de la seguridad zarista… Se ve también en varios presidentes de América Latina, como Gustavo Petro o Gabriel Boric. Son todos elementos de cambio de época, de cambio de discurso, de política.
El Estado de Israel ha fracasado en enfrentar esta realidad concentrándose en Estados Unidos. El Partido Demócrata está muy dividido, bastante más que el republicano, y todas las encuestas demuestran que tiene una división generacional que es bastante llamativa. Los demócratas más viejos están muy a favor de Israel, mientras que los más jóvenes están prácticamente mitad y mitad, a favor y en contra, y les gustaría otra actitud del gobierno de Estados Unidos. Para enfrentar esta guerra Israel tiene la suerte de que no depende de otros. Los portaaviones que envió Estados Unidos son más bien por Irán que por Israel. Sería distinto si surgiera un conflicto regional. Pero para enfrentar el tema comunicacional Israel ha sido muy deficiente, porque hoy en día en el mundo, al igual que ocurre en las elecciones, más que los hechos predominan las narrativas. Aunque a Israel le está yendo mucho mejor de lo esperado en la conquista de Gaza, más allá de que todavía falta la madre de las batallas que es en los túneles, pero la guerra informativa la perdió Israel y la ganó Hamas. Por esto de la ideología que vive nuestra época entre opresor y oprimido. Podría pasar lo mismo que en 1982 en el Líbano, con la victoria militar de Israel, que llegó rápidamente a Beirut y logró después de un acuerdo entre Estados Unidos y Francia que saliera la OLP y Arafat hacia Túnez, donde estuvieron hasta los Acuerdos de Oslo. Pero hubo una derrota política. En la actualidad, aunque pierda el terrorismo, logró instalar una imagen. La parte comunicacional y política la perdió Israel. La crítica que yo hago a las comunidades judías es que nadie va a hacer por los judios lo que ellos no hagan. En lugares donde hay mucha presencia judía, como universidades, hubo una reacción más bien individual ante el temor que sienten los alumnos, y no una colectiva para llevar el tema del discurso de odio ante los tribunales. Hubo mucha lentitud para reaccionar.
-¿Y qué impacto tienen las redes sociales?
-Mucho, porque amplifican el discurso. La guerra de Ucrania, por ejemplo… Vemos cómo de a poco desapareció de las primeras planas en grandes medios de comunicación, que son importantes para tratar de hacer entender todo los aspectos de este tema y no solo la cantidad de muertos que ha habido. Las redes, en cambio, exacerban todo, permiten el anonimato, la aparición de los guerreros… Esto influye pero también hay una pérdida de presencia de la gran prensa, no solo en el tema de Israel, sino también en la complejidad de conflictos como el de Ucrania, y otros. Me llama la atención medios tan sesgados, uno ve mucho activismo en los grandes medios de comunicación, y no ve esa prensa que orientaba a la élite política y empresarial, sino que tiene una posición tan de barricada como podrían ser las redes.
-Puede pasar que en muchos países lo que ocurre en Medio Oriente es bastante ajeno para la mayoría de la población que tal vez no está tan empapada en esos temas, sobre todo en América Latina. Usted antes mencionaba los casos de Boric y Petro. ¿Qué responsabilidad tienen los gobiernos frente a esta falta de conocimiento de lo que es la coyuntura de este tipo de conflictos, y sus implicancias globales, y frente a la propia lucha contra el antisemitismo?
-Tienen mucha responsabilidad. No orientan a su público, toman una actitud que se basa en una narrativa más grande que los hechos. Boric estuvo muchas veces en Medio Oriente antes de llegar a la presidencia. Se entrevistó con famosos activistas, incluso con una familia acusada de terrorista. Ya en el gobierno cambió de opinión en muchos temas, pero no en torno al tema de Israel, a pesar de que Israel tiene una estrecha relación histórica con Chile, no solo en lo militar, que también la tiene Colombia, sino también en educación, agricultura. Incluso un porcentaje importante de los rehenes que están en poder de Hamas son argentinos, chilenos… Hay un discurso más de narrativa que de hechos. Expulsó de la Moneda al embajador de Israel el mismo día que lo citó para presentar cartas credenciales en señal de protesta por un hecho puntual. Es la primera persona que reconozco judeofoba en la Moneda. En el caso de Bolivia lleva al extremo a un país que nunca tuvo relación con el islam, y hoy tiene estrecha relación con el régimen teocrático de Irán. Son discursos rupturistas que meten a los países en una situación complicada, sirven de pantalla, como en el caso de Venezuela, para la amplificación del terrorismo y estos grupos.
-Tras los ataques de Hamas del 7 de octubre, se habla de un punto de inflexión en la historia del Estado de Israel. ¿También se puede considerar que es un punto de inflexión en la lucha contra el antisemitismo?
-Yo esperaría que sí, pero mucho va a depender que una comunidad importante, como la de Estados Unidos por ejemplo, decida enfrentarlo tal como es. Desde que se establecieron a mediados del siglo XX los derechos civiles con un entendimiento muy grande entre la comunidad afroamericana y judía, se había eliminado todo signo de discriminacion. Desde entonces no había existido una situación donde la mayoría estuviera tan palpable, la masividad de los actos antijudíos es alarmante. Más del 60% de los actos violentos de carácter religioso han sido contra los judíos. La Comisión de Derechos Humanos de la ONU está compuesta por sus máximos violadores como Venezuela, Irán, Cuba, Siria… Pero gran parte de las resoluciones en Naciones Unidas es contra un solo país: Israel. País que tiene un importante porcentaje de parlamentarios de origen árabe. Es un discurso de deslegitimación y deshumanización.