El músico británico y ex líder de la banda Pink Floyd, Roger Waters, conocido por sus declaraciones antisionistas y antisemitas, aseguró que Israel “inventa historias” sobre lo ocurrido el 7 de octubre durante la masacre de los terroristas de Hamas contra civiles.
Waters aludió a teorías conspirativas infundadas y, sin decirlo, a la posibilidad de que el Gobierno de Benjamin Netanyahu pudiera estar al tanto de lo que iba a suceder.
“¿Cómo demonios no sabían los israelíes que esto iba a ocurrir? Todavía estoy un poco en esa madriguera de conejo. Quiero decir, ¿no escuchó el ejército israelí en esos 11, 10 u 11 campos los estallidos cuando explotaron? ¿Lo que sea que tuvieran que volar para cruzar la frontera? Hay algo muy sospechoso en eso”, declaró en una entrevista con el abogado y periodista Glenn Greenwald.
Consultado sobre si puede justificarse la salvaje matanza de civiles perpetrada por Hamas, el británico aseguró que aún no sabe hayan sido ellos los responsables.
“¿Estaba justificado que se resistieran a la ocupación? Sí. Están absolutamente obligados legal y moralmente a resistir la ocupación desde 1967″, añadió.
Waters evitó reconocer la inobjetable evidencia de los sucesos acontecidos el 7 de octubre en los kibutzim y el festival de música, donde miles de civiles fueron masacrados a sangre fría por los terroristas de Hamas. En su lugar, mencionó la muerte de militares israelíes, por lo que, afirma, no constituiría un crimen de guerra.
Asimismo, sostiene que los israelíes inventan historias sobre la decapitación de bebés, pese a las pruebas fehacientes presentadas por Israel.
“La cosa fue sacada de toda proporción por los israelíes inventando historias sobre decapitación de bebés”, señaló.
El músico cree que nunca se sabrá la verdad de lo ocurrido el 7 de octubre, a pesar de que la masacre de Hamas contra civiles está a la vista de todo el mundo.
“Pero lo que sí sabemos es si fue una operación de falsa bandera o no, o lo que sea que haya sucedido, y no sabemos si alguna vez tendremos una historia real. Siempre es muy difícil saber lo que realmente sucedió. Ellos lo llaman su 9/11. ¿Qué demonios pasó en el 9/11 norteamericano? Nadie lo sabe. Claramente, la narrativa oficial tiene enormes agujeros. Y de todos modos, no vamos a entrar en el 9/11″, indicó.
Preguntado sobre su rechazo a Israel y sus frecuentes declaraciones antisemitas, atacó al Estado judío argumentado que “consideran que las personas que profesan la religión judía tienen una serie de derechos completamente diferentes a todos los demás. Esto es fundamentalmente importante. Por eso en mi mensaje digo: ¿suscribes o no la idea de la igualdad de derechos humanos? Porque en cuanto no lo haces, eres un nazi. Y sé que no puedes decir nazi”.
Waters tiene una larga historia de polémicas en torno a dichos de marcado antisemitismo y antisionismo.
En mayo pasado, protagonizó una polémica en los shows que brindó los días 17 y 18 en el estadio Mercedes-Benz Arena de Berlín. El cantante británico generó un fuerte repudio por haber utilizado durante los espectáculos un uniforme negro, similar a los utilizados por la SS nazi, y la imagen de Ana Frank.
Las polémicas referencias y alusiones al Holocausto comenzaron en la previa del show. Según periodistas locales, una pantalla proyectaba las siguientes palabras: “El espectáculo comenzará en 10 minutos y un tribunal de Fráncfort ha dictaminado que no soy antisemita (...) Para que quede claro, condeno el antisemitismo sin reservas”.
Este mensaje hacía referencia a la decisión del Tribunal Administrativo de Fráncfort, que el pasado mes de febrero falló en contra de la decisión del ayuntamiento de cancelar la actuación de Waters por las alegaciones de antisemitismo contra el británico.
Según las autoridades municipales, Waters es “uno de los antisemitas de mayor proyección del mundo”, al recordar que el ex líder de Pink Floyd promueve constantemente un boicot a Israel.
En un tramo del espectáculo, Waters apareció ante sus fans con una chaqueta negra con un brazalete rojo (haciendo alusión a la estética de la película The Wall, pero también muy similar al uniforme de la SS nazi) apuntando con un fusil falso. La escenografía también incluía un cerdo inflable gigante con diversos símbolos y palabras -incluida una prominente estrella judía- que flotaba sobre el público mientras “pancartas al estilo del Tercer Reich pero con martillos cruzados en lugar de esvásticas” colgaban del techo.
Pero su alusión al Holocausto y al régimen nazi no terminó ahí. Fiel a su estilo transgresor y provocador, en un segmento del show también incluyó los nombres de activistas asesinados por las autoridades de distintos países, entre ellos la activista antinazi Sophie Scholl; la iraní Mahsa Amini, que fue asesinada por la policía de la moral de Teherán; el afroamericano George Floyd; y Ana Frank, la adolescente judía asesinada por el régimen nazi en el campo de concentración de Bergen-Belsen.
El nombre de Ana Frank figuró justo después del de Shireen Abu Akleh, una veterana periodista palestino-estadounidense que se cree que murió el pasado mes de mayo por disparos de soldados israelíes durante un tiroteo con militantes palestinos.
Waters suele verse envuelto en polémicas en torno a esta temática. Ya en una gira que realizó entre 2010 y 2013 había incluido en el escenario un globo con la forma de un cerdo en el que, entre otros símbolos, figuraba una estrella de David.
El británico es un ferviente defensor del movimiento Boicot, Desinversión y Sanciones (BDS), que busca boicotear y desinvertir fondos de Israel. En 2014, por ejemplo, cuestionó a los Rolling Stones por haber actuado en suelo israelí.
Legó a comprar, incluso, el trato del Estado de Israel a los palestinos con el Holocausto.
En los últimos meses el ex líder de Pink Floyd también fue objeto de críticas por su postura sobre la invasión rusa a Ucrania. Durante una entrevista con el diario alemán Berliner Zeitung, había defendido la decisión de Vladimir Putin de invadir el país vecino.
Esa polémica entrevista también le significó fuertes críticas. Entre ellas la novelista Polly Samson, casada con David Gilmour, otro miembro de Pink Floyd. En un fuerte descargo, lo calificó de “antisemita, apologista de Putin y mentiroso, ladrón, hipócrita, evasor de impuestos, misógino, y megalómano”.