“Estamos en las puertas de la ciudad de Gaza y nos disponemos a su asalto”, anunció el Brigadier General Itzik Cohen, el comandante de las fuerzas terrestres israelíes mientras sus hombres aseguraban el flanco sur de la ofensiva y cortaban la Franja de Gaza en dos. Las tropas ya están preparadas para lanzar la segunda etapa de su ofensiva contra Hamas. Los combates aún se desarrollan en forma esporádica entre los períodos en que la artillería y los aviones siguen bombardeando algunos sectores del ahora rectángulo que determina el norte de Gaza, donde se cree que los terroristas concentran sus fuerzas y donde los israelíes están operando. Es un combate urbano con tácticas de guerrilla, con los milicianos de Hamas emergiendo de sus túneles y escondites para atacar y volver a ocultarse mientras la infantería aún se cubre detrás de los tanques.
Todavía se encuentran allí decenas de miles de civiles que desobedecieron el llamado a evacuarse hacia el sur de la Franja o se vieron obligados a regresar cuando los israelíes los bombardearon mientras intentaban huir. Lo cierto es que las operaciones se realizan en zonas urbanas desbastadas por los bombardeos, pero en las que aún hay familias enteras tratando de sobrevivir. Las imágenes del rescate de los que quedaron bajo los escombros después del brutal bombardeo en el barrio de Jabalia, lo demuestran. Se registraron al menos 50 muertos, muchos más están enterrados y cientos acudieron al rescate. Esto condiciona absolutamente el avance de los soldados israelíes y profundiza la catástrofe humanitaria.
Por ahora, no parecen haberse registrado grandes cantidades de bajas de ninguno de los bandos. Hamas tiene en Gaza unos 30.000 o 40.000 combatientes de los cuales, según la inteligencia israelí, habría perdido a unos 1.000 o 1.500, entre ellos varios comandantes. Las IDF, las fuerzas de defensa israelíes, con unos 100.000 efectivos desplegados en la zona, informaron haber perdido a 24 soldados hasta el viernes.
De acuerdo a informes de inteligencia “no quedan objetivos importantes en la superficie”. Esto quiere decir que en las próximas horas comenzará la segunda etapa de la operación que está destinada a desbaratar la ventaja comparativa de Hamas que es la extensa red de túneles que pasa precisamente por la zona más poblada del centro de la ciudad.
Desde el punto de vista militar, Gaza es una planicie indefendible. Es por eso que Hamas diseñó la red de túneles, la única manera de protegerse de una fuerza muy superior como la israelí. Son unos 150 kilómetros –algunos hablan de hasta 300 km- de pasadizos que transcurren a entre 4 y 12 metros de profundidad con un área de un segundo subsuelo a unos 15 metros de profundidad. Aquí es donde se cree que se encuentran los jefes políticos y militares de Hamas que dirigen esta guerra y también los 240 rehenes israelíes secuestrados por los terroristas en la acción inesperada del 7 de octubre que desencadenó el conflicto.
“Los excavadores de Hamas tuvieron la suerte de contar con una capa freática bastante profunda y un sustrato blando. La geología es muy propicia”, describió John Spencer, profesor del Instituto de Guerra Moderna de West Point en un trabajo recientemente publicado sobre este conflicto. “A diferencia de los túneles de Hezbollah en el norte de Israel, donde la roca es tan dura que los equipos tuvieron que perforarla con brocas con punta de diamante, aquí los túneles pueden excavarse rápidamente con mano de obra no cualificada”. Los expertos israelíes que avanzan detrás de los tanques y las tropas, están trabajando con equipos de sondas de sonido para detectar los túneles. También cuentan con un enorme relevamiento de satélites y drones. Y están teniendo la experiencia ocular de los movimientos de los milicianos islámicos.
En las próximas horas, con esta información, van a comenzar a utilizar las llamadas bomba-esponja, un dispositivo que contiene una sustancia química especial que se expande y endurece en segundos. Está especialmente diseñado para tapar las entradas a los túneles sin provocar grandes explosiones que puedan desmoronarlos y poner en peligro la vida de los rehenes que puedan estar allí o ser utilizados como escudos humanos por Hamas. “Creo que los israelíes se están dando cuenta de que hay una red mucho más extensa de la que conocían”, dice el capitán del Cuerpo de Marines, Walker Mills, en una entrevista con New York Magazine. “Entrar en un entorno en el que realmente no se tiene una buena idea de lo que hay es una pesadilla para un militar”.
Una vez que se detecten los principales túneles y se hayan sellado, al menos, una de las salidas posibles de cada red, vendrá la peor etapa, la de entrar allí. Es posible que esto no se realice hasta dentro de varios días, tal vez semanas. No es nada sencillo luchar bajo tierra en superficies tan estrechas. “Se requiere de un entrenamiento muy profundo y técnicas muy específicas. Es como luchar bajo el agua, se necesitan equipos y técnicas muy particulares”, explican los especialistas.
“Cosas que das por sentadas, como tus radios, no van a funcionar bajo tierra”, explicó Mills que se dedica a entrenar soldados del ejército estadounidense para este tipo de misiones. “Tu costoso equipo de visión nocturna sigue dependiendo un poco de la luz ambiental, por lo que no funcionará bajo tierra. En lugar de fusiles largos, los espacios reducidos requieren armas de cañón corto con silenciadores para reducir el eco del disparo. En lugar de voluminosos chalecos antibalas, los soldados deben llevar escudos balísticos. Se necesitan equipos de radio especializados para funcionar a pesar del efecto de blindaje de la tierra circundante. Incluso el aire puede ser un obstáculo. El oxígeno puede escasear, y el humo o los gases tóxicos pueden alcanzar niveles peligrosos, lo que obliga a los soldados a llevar aparatos respiratorios autónomos”.
Las tropas que combaten en los túneles están entrenadas en tácticas adaptadas a estas condiciones, como el reconocimiento previo para detectar trampas explosivas y posibles emboscadas. Para esto se utilizan pequeños drones, robots o un perro con una cámara. Esos aparatos o los perros son los que “echan el primer vistazo”. Luego van entrando en grupos muy reducidos para minimizar las bajas. Hay que tener en cuenta que en esos espacios tan reducidos no se puede disparar a mansalva y nunca se está absolutamente seguro de que un sector está limpio de enemigos.
Y están los factores psicológicos. Las unidades especializadas en este tipo de intervención están sometidas a presiones únicas del entorno. “No todos los soldados pueden hacer la guerra de túneles. Algunos de los mejores en la superficie son incapaces de entrar en un túnel por razones psicológicas”, explica el profesor Spencer. “Algunos soldados, bajo el estrés del combate, perderán el sentido del tiempo y de la dirección y realmente quedarán incapacitados debido a los aspectos cognitivos de estar en ese espacio”.
De acuerdo al capitán Mills, los estudios bélicos indican que este tipo de operaciones es una de las más letales. “Sabemos que se puede producir una cantidad de bajas extraordinaria si la comparamos con cualquier otra operación convencional al aire libre”, explica. Esto es un problema en particular para las fuerzas israelíes que son famosas por tratar de evitar las bajas a toda costa. Por ejemplo, sus tanques Merkava son excepcionalmente pesados debido a los blindajes que tienen para evitar que los ocupantes del mismo sean alcanzados por las esquirlas de minas y bombas. Sus comandantes, intentan por todos los medios enviar tropas a acciones más riesgosas de lo necesario.
Mientras todo esto sucede, los tanques que ya limpiaron un sector que va desde Maghazi, junto a la valla divisoria con el territorio de Israel, pasa por la aldea de Bureij y llega hasta Nuseirat, en la costa del Mediterráneo, van a intentar expandir ese corredor hacia el sur. Aunque no podrán avanzar demasiado, allí entre la zona de Deir el-Balah y la ciudad de Khan Yunis, se encuentran casi un millón de personas que fueron desplazadas desde el norte y que tiene a sus espaldas la frontera con Egipto que permanece cerrada para ellos.
Hacia el norte, los israelíes parecieran tener ya todo controlado en la superficie. El portavoz del ejército israelí, el general de brigada Daniel Hagari, declaró en su sesión informativa del viernes que el esfuerzo por rodear la ciudad de Gaza ya concluyó, y añadió que los soldados “están atacando puestos avanzados, cuarteles generales, posiciones de lanzamiento e infraestructuras de lanzamiento de Hamás y eliminando a los terroristas en combates cara a cara”.
Eso es lo que se viene. Varios días de batallas cuerpo a cuerpo, en la superficie y bajo tierra.