(Enviado especial a Tel Aviv, Israel) Cerca de cien expertos en contra terrorismo de Estados Unidos, Reino Unido, Alemania, Francia y Países Bajos trabajan con el gabinete de guerra de Israel para lograr la libertad de los 240 rehenes cautivos en los túneles de la ciudad de Gaza.
El esfuerzo secreto de los asesores militares y diplomáticos enviados desde Washington y las capitales más poderosas de Europa se suma a las gestiones reservadas que protagoniza Tamim bin Hamad Al Thani, emir de Qatar y aliado de Hamas.
Los expertos enviados por la Casa Blanca pertenecen al Pentágono, el Departamento de Estado, el FBI y Homeland Security, mientras que los asesores europeos reportan a sus cancillerías y servicios de inteligencia.
Cada uno tiene sus propios recursos y mantienen vínculos por separado con el gabinete de guerra que lidera Benjamín Netanyahu, pero se encuentran durante la semana para cruzar información y definir tácticas de extracción si la batalla en Gaza concluye y los rehenes aún continúan en poder de Hamas.
Acorde a la información de la oficina del Primer Ministro de Israel, la organización terrorista tiene secuestrados civiles de 28 países: Alemania (18), Argentina (21), Austria (1), Brasil (1), Canadá (1), China (2), Dinamarca (1), Estados Unidos (10), Filipinas (2), Francia (7), Hungría (4), Irlanda (1), Lituania (1), México (1), Nepal (1), Países Bajos (1), Polonia (3), Portugal (3), Reino Unido (2), Rumania (2), Rusia (7), Serbia (1), Sri Lanka (1), Sudáfrica (1), Tanzania (2), Thailandia (24), Ucrania (1) y Uruguay (1).
A este número de rehenes se deben añadir los secuestrados de origen israelí. Esta trágica suma -entre nacionales y extranjeros- llega a 240 rehenes, según la cifra oficial que se informó desde el gobierno.
Los cautivos en manos de Hamas es un asunto conmovedor para la opinión pública, que presiona al premier Netanyahu para que encuentre una solución rápida y efectiva al tema. En las calles se observan cientos de carteles pidiendo por la libertad de los rehenes judíos y miles de cintas amarillas -atadas en los árboles y en los autos- recordando que los secuestrados todavía están en los túneles de Gaza.
En el mismo sentido, hace algunos días las calles de Tel Aviv muestran una impactante instalación de osos de peluche con los ojos tapados con una cinta negra. La imagen deja sin aliento.
La negociación con Hamas está en manos del emir de Qatar, que protege en Doha a importantes jefes de esa organización terrorista. Estados Unidos monitorea la negociación y comparte los últimos datos con el gabinete de guerra de Israel. Los asesores europeos -a través de sus respectivos gobiernos- también acceden a la información reservada que llega de Qatar y otras capitales de Medio Oriente.
Hamas utiliza la negociación para trabar el esfuerzo bélico de Israel: exige un inmediato cese del fuego en Gaza y a continuación propone un canje automático de los 240 rehenes civiles por los 6.000 presos palestinos acusados de actos de terrorismo.
Durante su última conversación con Biden, Netanyahu fue explícito. El líder israelí ratificó al presidente de los Estados Unidos que puede considerar la posibilidad de canjear a los rehenes por los 6.000 palestinos presos, pero que esa negociación no puede tener al cese del fuego como punto de partida.
En este contexto, el diálogo entre Qatar y Hamas se empantanó. Israel está a las puertas de la ciudad de Gaza -bastión de Hamas- y no suspenderá la ofensiva ante un promesa de la organización terrorista, que el 7 de octubre cometió una masacre en territorio propio.
Mientras tanto, los cien asesores de Estados Unidos y Europa buscan la manera de recuperar a los cautivos antes que sea demasiado tarde.