Fue una noche de furia y horror en Gaza. Se registró el bombardeo más intenso sobre una ciudad desde la guerra de Irak. Las fuerzas israelíes cortaron todas las comunicaciones. Más de dos millones de personas quedaron bajo las bombas sin Internet ni teléfonos. El resto, lo iremos sabiendo con las horas, cuando se disipe la nube de polvo de la destrucción y aparezca el intenso olor de la muerte.
Tampoco sabemos muy bien si esta es ya la operación masiva terrestre que había anunciado el gobierno israelí o si se trata nuevamente de bombardeos para permitir la entrada de divisiones de tanques que vuelven a salir como ya había ocurrido el jueves pasado. Israel sólo anunció “una expansión de la operación terrestre”. Apenas unas horas antes de la operación un oficial de la inteligencia israelí aseguraba que “no tenemos ningún apuro. A Estados Unidos le llevó cinco años terminar con ISIS, nosotros no vamos a derrotar a Hamas en unos pocos días”. El primer ministro Benjamin Netayahu había anunciado que la decisión de invadir ya había sido tomada por el Gabinete de Guerra con dos objetivos: eliminar a Hamás destruyendo su capacidad militar y política para gobernar el enclave y hacer todo lo posible para traer a los 224 rehenes israelíes de regreso a casa. Aclaró que no daba detalles del momento en que comenzarían las acciones “para proteger a los soldados”.
Si tomamos en cuenta lo que ocurrió el jueves cuando una columna de tanques de la Brigada Givati y la 162 División Acorazada penetró en la Franja y abrió un camino hacia el centro de la ciudad de Gaza, en el norte del enclave, es posible que haya varias de estas acciones de “limpieza” antes de que entre la infantería a pleno. “Van a ir testeando las aguas, saben que en cualquier momento caen en una trampa”, explicó Tahani Mustafa, analista palestino del International Crisis Group. “Cuando se trata de guerra urbana, los israelíes no poseen aquí ningún tipo de punto fuerte, por eso Hamas está invitando a Israel a una invasión terrestre desde el comienzo de este conflicto, porque saben que ése es el punto débil de Israel”, agregó en una entrevista con The National, el diario en inglés de Abu Dhabi.
El ejército israelí también está realizando mediciones de ondas de sonido para determinar la profundidad y capacidad de los túneles que construyó Hamas en los últimos años y que es donde esconden a los rehenes y sus grupos de elite se resguardan de los bombardeos. En esta tarea trabaja un cuerpo especializado dirigido por el profesor Joel Roskin, un geomorfologista de la universidad Bar-Ilan que estudia los túneles de Gaza desde el 2000. Es un trabajo difícil que se complicó aún más con los escombros de los edificios derribados por los bombardeos en un terreno que se sabe tiene túneles desde que el rey asirio Sargon de Akkad dominó esa región entre el 2334 y el 2279 BC. Roskin escribió un documento que circula entre los círculos académicos del mundo en el que habla de unos 150 kilómetros de pasadizos que se encuentran a una profundidad de entre 4 y 12 metros, con una zona central en la que también hay un segundo subsuelo que llega hasta los 15 metros bajo tierra.
Antes, había habido un retraso en la operación por la presión de Estados Unidos sobre los israelíes para que prosperaran unas negociaciones que se habían iniciado con Qatar como mediador y que culminó con la liberación de dos de las rehenes estadounidenses Judith Tai Raanan, de 59 años, y su hija Natalie, de 17, por razones “humanitarias”. Hamas ya ofreció liberar a otros secuestrados de doble nacionalidad, pero Netanyahu hizo saber que no estaba dispuesto a ninguna negociación parcial. A pesar de eso, el presidente Joe Biden continuaba anoche intentando persuadir al primer ministro israelí para que hiciera algunas concesiones como las de permitir la entrada de combustible a Gaza. Por ahora, sólo se permitió la entrada de medicinas y alimentos de a 20 camiones por día. “Una gota en el océano”, de acuerdo a las organizaciones humanitarias que operan en Gaza y que vienen denunciando que allí hay más de dos millones de personas en situación desesperante.
Otra preocupación de Washington es el día después de la invasión y cómo va a manejar Israel la ocupación de la Franja. El ministro de Defensa, Yoav Gallant, dijo ante una comisión del Knesset que el objetivo es “eliminar a Hamas y salir de allí”. Israel trataría entonces de “quitarse de encima la responsabilidad sobre la vida en Gaza” centrándose apenas en “la creación de una nueva realidad de seguridad para los ciudadanos de Israel y para los residentes de Gaza”. En una entrevista con CBS, el general estadounidense Mark Kimmitt, dijo que de acuerdo a lo que le habían informado sus colegas israelíes la operación militar en ciernes se limitaría a “recuperar los rehenes; obtener una retribución por los ataques de Hamas del 7 de octubre; y eliminar a Hamas como fuerza en Gaza para que nunca vuelva a ser una amenaza para Israel”. Y aclaró: “por lo que sé, no tienen ningún plan de ocupación”.
En cuanto a los tiempos, hay apenas un dato específico. Las autoridades israelíes ya anunciaron a los ciudadanos desplazados de los pueblos y ciudades del norte y el sur del país cercanos a las zonas de guerra que se prepararan para permanecer en los hoteles y residencias temporarias donde fueron trasladados “hasta, por lo menos, fin de año”. Si tomamos en cuenta una operación similar a esta como fue la reconquista por parte del ejército iraquí de la ciudad de Mosul que estaba tomada por el ISIS, se necesitaron nueve meses. Allí se había abroquelado el grupo terrorista e impedía la salida de más de 100.000 civiles que quedaron atrapados bajo las bombas. El saldo fue de entre 14.000 y 20.000 muertos.
Las tropas israelíes intentarán eliminar cuanto antes a las principales figuras del grupo terrorista que domina la Franja. Anunció que no hará “ninguna distinción” entre la cúpula política y militar de Hamas y que su lista de objetivos será “exhaustiva y estará clasificada por orden de valor”. Se cree que Mohammed Deif, comandante del ala militar de Hamas, Yahya Sinwar, miembro fundador de su ala militar y servicio de inteligencia, y líder político del grupo en la Franja de Gaza, y Saleh Al Arouri, líder adjunto y antiguo comandante militar, son los principales objetivos en el punto de mira de Israel.
El miércoles, Al Arouri fue visto en Líbano, donde aparecieron imágenes suyas manteniendo conversaciones con Hassan Nasrallah, líder de Hezbollah, y con el jefe de la Yihad Islámica Palestina, Ziyad Al Nakhalah. Deif, nacido en un campo de refugiados de Gaza, y Sinwar, cuya casa fue uno de los primeros objetivos de los bombardeos, estuvieron varios años en prisiones israelíes y ya fueron objeto de numerosos intentos de asesinato. El profesor Alan Mendoza, director ejecutivo de la Henry Jackson Society, dijo en una entrevista con CNN que Israel clasificaría sus objetivos por orden de valor de forma similar a las 55 cartas que la coalición liderada por Estados Unidos, que invadió Irak en 2003, dio a sus tropas para identificar a los miembros más buscados del gobierno de Saddam Hussein.
Otros objetivos que seguramente integran esa lista son Tawfik Abu Naim, jefe del aparato de seguridad, Vahi Moshtaha, asesor principal de Sinwar, Marwan Issa, adjunto de Deif y coordinador de las alas militar y política, y Ahmed Ahandor, comandante del norte de la Franja de Gaza. En Tel Aviv hablan de “muchos más que los 55 de Irak, al menos hay que multiplicar esa cifra por 10″. Pero hay que tener en cuenta que los principales dirigentes políticos de Hamás viven en el extranjero, entre Qatar y Turquía. La organización también tiene oficinas en El Líbano, Siria e Irán.
Y están los simpatizantes de Hamás en la otra parte del territorio palestino, en Cisjordania. Allí se estuvieron llevando operaciones militares en los últimos días que dejaron decenas de muertos y donde, según los israelíes, se detuvieron algunos integrantes “importantes” de la facción. Pero una vez que las tropas entren en Gaza y emerjan las imágenes de la tragedia humanitaria que se está creando, comenzará una respuesta más contundente de los palestinos en general más allá de que no compartan las posiciones de los terroristas. En Nablús apareció un nuevo grupo denominado Lions’ Den, formado por jóvenes vinculados al Frente Popular para la Liberación de Palestina, Hamás, la Yihad Islámica Palestina y Fatah, y que ya anunciaron que abrirían allí un frente de guerra. Seguramente hay otros.
La invasión de Gaza estará condicionada también por estos frentes que se puedan abrir apenas los soldados avancen en ese territorio. Desde ya, se intensificarán los ataques del Hezbollah desde El Líbano, aunque la cúpula de esa organización en Beirut ni su promotor, Irán, quieran entrar en una guerra directa con Israel. También, desde Siria por parte de los grupos pro-iraníes que actúan allí y desde lugares insospechados hasta ahora como Yemen, donde los rebeldes, también apoyados desde Teherán, lanzaron la última semana misiles contra Israel.