Por qué Malasia rota a sus reyes y quién es el siguiente en la línea

El rey de Malasia, Abdullah Sultan Ahmad, ascendió al trono en 2019. Pero en virtud de la monarquía rotativa única de Malasia, pronto llegará el momento de que deje paso a un nuevo jefe de Estado. La Conferencia de Gobernantes del país votará a un nuevo rey tan pronto como el viernes, según los medios locales, y él -pues siempre es un hombre- podría ser coronado a finales de enero. Esto es lo que hay que saber sobre el sistema único de Malasia.

La monarquía rotatoria de Malasia está compuesta por los gobernantes hereditarios de nueve estados malayos. Los cargos de rey, conocido como Yang di-Pertuan Agong, y de rey adjunto se reparten entre los nueve, cada uno de ellos con un mandato de cinco años. El rey reside en el palacio nacional de la capital, Kuala Lumpur, mientras ocupa el cargo. Hasta ahora, la corona ha seguido un orden regular de rotación, lo que sugiere que el sultán Ibrahim de Johor, el sultán Iskandar, es el siguiente en llegar a su turno. El sultán Ibrahim ha hablado públicamente de su disposición a ser rey, así como de sus aventuras empresariales. El estado de Johor, situado en el extremo sur de la península malaya, tiene un enlace por calzada con Singapur que es uno de los cruces terrestres más transitados del mundo.

El sistema comenzó cuando el país se independizó de los británicos en 1957, ya que sus antiguas dinastías gobernantes trataban de salvaguardar su estatus y poder. Antes de la época colonial, gobernaban reinos malayos independientes. La monarquía rotatoria permite a cada uno de ellos la misma oportunidad de ejercer como jefe supremo de la federación. Aunque en gran medida ceremonial, ser rey conlleva funciones y privilegios especiales consagrados en la constitución.

El rey es elegido de entre los nueve gobernantes reales, siete de los cuales se llaman sultanes. Los dos restantes son el Raja y el Yang di Pertuan Besar. Sus poderes se limitan principalmente a sus respectivos estados, entre los que se incluyen indultar a los reos, nombrar al jefe del Estado y actuar como jefe estatal del Islam.

Según la Constitución, el rey “tendrá precedencia sobre todas las personas de la federación”, y sus poderes son más amplios que los de cada sultán. Entre otras cosas, es el único que puede nombrar a un Primer Ministro y denegar las peticiones de disolución del Parlamento. El rey también aprueba las leyes y nombra a los ministros y sus adjuntos, a los jueces de los tribunales y a otros cargos clave a nivel nacional, con el asesoramiento del primer ministro. Una vez coronado, el rey debe renunciar a los poderes asociados a su propio Estado, aunque conserva su autoridad religiosa. El rey no puede participar activamente en ninguna empresa comercial.

En otros países, la corona se transmite por línea sanguínea a la muerte o abdicación del monarca. La monarquía rotatoria de Malasia ha visto a un sultán ejercer dos veces como rey. El rey también puede dimitir o ser destituido por la Conferencia de Gobernantes antes de cumplir los cinco años. El país nunca ha tenido una mujer como Jefa de Estado, y la Constitución se refiere específicamente al Yang di-Pertuan Agong con el pronombre masculino. La modificación de la ley requeriría el respaldo de una mayoría absoluta del Parlamento.

(Bloomberg)