Al menos cinco civiles murieron, varios de ellos niños, a causa de un bombardeo perpetrado hoy por la aviación rusa contra un campamento de desplazados en la provincia de Idlib, el último bastión opositor en el noroeste de Siria, informó el grupo de rescatistas Cascos Blancos.
Moscú, aliada del Gobierno del presidente sirio, Bashar al Asad, bombardeó esta mañana un campo para personas desplazadas ubicado a las afueras de la aldea de Al Hamamah, según explicó en su cuenta de X (antes Twitter) la organización, que opera en las áreas del país en manos de la oposición.
Los Cascos Blancos explicaron que hasta el momento han contabilizado cinco fallecimientos a causa del ataque aéreo, incluidos dos menores, y advirtieron de que se trata de un balance “preliminar”, por lo que la cifra podría aumentar en las próximas horas.
Por su parte, el Observatorio Sirio de Derechos Humanos elevó a seis el número de muertos y agregó que otras ocho personas resultaron heridas.
Según un comunicado de la ONG, con sede en el Reino Unido y una amplia red de colaboradores sobre el terreno, cazas rusos perpetraron en total dos bombardeos contra el campamento y un tercero contra la aldea de Ain Shayb, también en la demarcación administrativa de Idlib.
El pasado domingo, otros cinco niños fallecieron por ataques de las fuerzas leales a Al Asad contra áreas residenciales de la localidad de Al Qarqour, en la vecina provincia de Hama, tal y como denunciaron entonces los Cascos Blancos.
Desde 2020, está en vigor en Idlib un alto el fuego acordado por Rusia y Turquía, valedora de la oposición siria, pero con relativa frecuencia la región sigue siendo objeto de ataques terrestres por parte de las tropas gubernamentales y a veces de bombardeos aéreos de sus aliados rusos.
Entretanto, el ejército ruso echa el resto en las afueras de Donetsk, donde intenta rodear por todos los medios a las fuerzas ucranianas en la localidad de Avdivka, en una de las batallas más importantes de esta guerra.
“Es una batalla clave en esta guerra. Ha habido muchas, pero creo que esta es una de las más importantes. A mi manera de ver, es el último intento de Rusia de hacerse con la iniciativa en el frente”, dijo Mijailo Podoliak, asesor de la Oficina del Presidente de Ucrania, a la agencia UNIAN.
La “defensa activa”, como la definió el presidente ruso, Vladímir Putin, se ha convertido en Avdivka en una ofensiva general, que por el momento no ha podido superar las fortificaciones construidas por los ucranianos durante los últimos ocho años.
La llegada del otoño, acompañada de lluvia y humedad, dificulta el avance de las brigadas motorizadas, lo que facilita la labor defensiva de los ucranianos en Donetsk, por lo que el tiempo corre en contra de los rusos.
(Con información de EFE)