La adolescente iraní Armita Geravand, que hospitalizada desde principios de octubre tras sufrir una agresión en el metro de Teheránpor parte de agentes de la ‘Policía de la moral’ por no llevar puesto el velo, estaría en estado de muerte cerebral, según medios oficiales iraníes.
La agencia de noticias Borna, dependiente del Ministerio de Deportes iraní, ha informado de que “lamentablemente su pronóstico no es prometedor a pesar de los esfuerzos del personal médico y se ha declarado que está en muerte cerebral”.
Borna repite la versión oficial de que Geravand, estudiante de 16 años de la Universidad Técnica y Vocacional Arwa al Waghgi, “se desmayó súbitamente cuando subía a un vagón del metro y cayó de espaldas”.
Fue trasladada en ambulancia con ayuda de personal del metro de Teherán. La información ha sido también recogida por la agencia de noticias Tasnim, dependiente de la Guardia Revolucionaria iraní, el cuerpo militar e ideológico de élite de las Fuerzas Armadas iraníes.
Pero, en realidad, la joven, residente en Teherán, se encontraba en la estación Shohada del metro de la capital iraní cuando fue agredida por miembros de la ‘Policía de la Moral’, el organismo encargado de velar por el cumplimiento de la vestimenta islámica, por no llevar puesto el velo, según informaciones de medios afines a la oposición.
Los medios iraníes difundieron imágenes de las cámaras de seguridad en las que varias personas sacan a la joven del vagón “tras sufrir una bajada de tensión”, si bien no hay rastro de los momentos previos, por lo que varias ONG, entre ellas Iran Human Rights (IHR), sospechan que las autoridades intentan encubrir el incidente.
En el marco del suceso, fue detenida una periodista del diario ‘Shargh’ enviada al lugar para cubrir los hechos, si bien fue liberada más tarde. La supuesta agresión de la joven recuerda a la muerte de la joven kurdo-iraní Mahsa Amini, que derivó en protestas multitudinarias contra el Gobierno de Irán.
Consecuencias de las denuncias
Un tribunal del régimen iraní condenó este domingo a las periodistas Niloofar Hamedi y Elahe Mohammadi, que desvelaron el caso de Mahsa Amini, a 13 y 12 años de cárcel respectivamente por cooperación con el Gobierno hostil de Estados Unidos y dos delitos más.
Hamedi fue la primera periodista que informó de la detención de Amini por no llevar bien puesto el velo islámico y su posterior muerte el 16 de septiembre de 2022 y Mohammadi cubrió el entierro de la joven de 22 años, donde comenzaron las protestas que sacudieron el país durante meses.
Hamedi, el diario reformista Shargh, ha sido sentenciada a siete años de prisión por cooperación con Estados Unidos y Mohammadi, del periódico Hammihan, a seis años por el mismo delito, informó la agencia Mizan, del Poder Judicial.
Además, han sido sentenciadas a cinco años más por colusión contra la seguridad nacional y a otro año entre rejas por difusión de propaganda contra la República Islámica del Irán.
Las dos informadoras deberán cumplir la mayor de las penas, es decir, siete años en el caso de Hamedi, y seis en el de Mohammadi, de acuerdo con Mizan.
Además, se les prohíbe trabajar para medios de comunicación, la afiliación a partidos políticos y el uso de redes sociales durante dos años.
Tienen 20 días para apelar la decisión judicial ante un tribunal superior.
(con información de EP y EFE)