(Enviado especial a la frontera de Israel con El Líbano) Ocultos en pequeños pueblos desalojados por la guerra, cientos de soldados ya están alistados para enfrentar una probable incursión terrestre y una andanada de misiles lanzados por Hezbollah, la organización terrorista que opera desde el Líbano contra Israel. Además de los jóvenes voluntarios con sus fusiles livianos, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) han desplegado tanques, ametralladoras, cohetes, drones y helicópteros artillados, asumiendo que esa zona de la frontera norte podría ser un flanco de avance del régimen iraní.
Desde Tel Aviv hasta las cercanías con el Líbano hay casi 130 kilómetros, pero la marcha se hace lenta ante los puestos de control desplegados por el ejército y las fuerzas de seguridad. Infobae tardó tres horas para llegar a Metula, un pueblo pintoresco que en los próximos días sería campo de batalla entre Israel y Hezbollah.
Ya hubo allí enfrentamientos aislados: hoy a la mañana, por ejemplo, un misil antitanque de la facción terrorista hirió a dos reservistas y un poblador que se había negado a cumplir la evacuación. Pero un vocero del FDI explicó a este enviado especial que Hezbollah ha montado un arsenal al otro lado del Monte Hermón y que se aguarda “fuego cruzado intenso” cuando las tropas de Israel desembarquen en Gaza para aniquilar a Hamas.
Hezbollah es un brazo armado de Irán, y las Fuerzas de Defensa de Israel consideran muy probable que los terroristas asentados en el Líbano ataquen de manera sistemática en los próximos días. Hossein Amir Abdollahian, canciller de Irán, aseguró que “otros múltiples frentes” podrían abrirse contra Israel si ratifica su intención de terminar con Hamas en Gaza.
El canciller iraní Abdollahian disparó esta amenaza pública tras mantener encuentros con Ismail Haniyeh, jefe político de Hamas; Hassan Nasrallah, líder de Hezbollah, y Bashar al Assad, presidente de Siria. No fue casualidad que Abdollahian haya realizado un raid por Doha, Beirut y Damasco a pocos días de la probable ofensiva sobre la Franja: se trata de terroristas que niegan el Holocausto y se han jurado disolver el Estado de Israel.
Junto al despliegue de tropas, armamentos e inteligencia, el FDI sembró miles de minas personales entre la última ruta israelí que comunica todos los pueblos de la frontera norte y el inicio del Monte Hermón. Esta táctica defensiva interpreta que los fedayines de Hezbollah pueden atravesar los límites formales y a continuación ejecutar múltiples actos terroristas como hizo Hamas en el sur de Israel.
Desde esta perspectiva, y así se observó nítido en los pueblos fronterizos que recorrió Infobae, el ejército y la inteligencia interior de Israel cerraron un dispositivo de seguridad que incluyó la evacuación de la mayoría de los civiles y la limitación para circular por los caminos interiores.
Con la lista de los nombres de los pobladores que permanecieron en sus domicilios y el restrictivo uso de autos y motos particulares, el FDI se aseguró así un control casi exhaustivo de una zona fronteriza que se puede transformar en un campo de batalla.
Pero el mecanismo de combate de Israel contra Hezbollah no concluye en una solitaria táctica defensiva. Cuando el equipo de Infobae abandonaba las cercanías de Metula, el FDI se aprestaba a iniciar una contraofensiva que pretendía alcanzar objetivos de Hezbollah en el sur del Líbano. La intención es forzar un retroceso de los terroristas y golpear en sus depósitos logísticos y sus arsenales provistos por Irán y Siria.
En este contexto, la reunión que protagonizarán Benjamin Netanyahu y Joe Biden es clave. El premier de Israel y el presidente de los Estados Unidos deben definir el alcance de la respuesta a Hezbollah cuando se inicien las operaciones en Gaza. Es decir: si Hezbollah es Irán, e Irán amenazó con un efecto dominó en toda la región, hasta qué límite bélico se estirará la Casa Blanca y hasta qué punto exigirá Netanyahu actuar con carta blanca.
Un error de cálculo puede transformar a Medio Oriente en un territorio distópico.