Desde las 6 de la mañana del sábado pasado, los israelíes viven entre el shock de la masacre, las sirenas que recuerdan que el peligro persiste y la desgarradora desconfianza de que en sus barrios puede haber terroristas de Hamas infiltrados. Los israelíes intentan no salir de casa salvo que sea muy necesario, y desconfían de todos… Es que los infiltrados están ahí, entre ellos, sin intenciones de volver a Gaza, listos para matar, listos para morir.
A una semana de la invasión de Hamas, se conocen los estremecedores detalles del ataque. Las Fuerzas de Defensa de Israel creen que 1.500 combatientes de la fuerza de élite Nukhba de Hamas cruzaron la valla en la fase inicial. Detrás entraron otros 1.500 terroristas de otras organizaciones, y cientos de activistas que se sumaron a asesinar y prender fuego todo. Se cree que la mitad de los infiltrados murieron en territorio israelí. ¿Qué pasó con el resto? ¿Están agazapados en los rincones de todo el país esperando la oportunidad? Esa más que probable probabilidad hiela la sangre dentro y fuera de Israel.
“La cantidad de equipamiento y municiones con las que entraron deja claro que no se trató de una incursión, sino que la intención era una ocupación del sur por tiempo prolongado”, asegura a Infobae Roni Kaplan, vocero de las Fuerzas de Defensa de Israel.
De hecho -explica-, la valla de seguridad en la Franja está siendo reparada pero continúan los combates porque los terroristas aún intentan entrar. “El sur es zona militar cerrada y hasta este mismo instante tenemos combates con terroristas cuerpo a cuerpo, porque están escondidos en casas, armarios...”, informa el militar.
La orden para todos en todo el país es tener provisiones para 72 horas por si la directiva del mando militar es quedarse a resguardo en casa ante la posibilidad de una nueva infiltración masiva.
No hay israelí que no conozca a alguien que haya resultado herido en los últimos días en el sur. No hay judío en el mundo que no piense en alguien que conoce allí, que tenga familiares muertos, secuestrados, primos y amigos enviados al campo de batalla. Y a medida que se revelan más detalles crece el sentimiento de desprotección… Y también el de humillación.
El éxito de Hamas fue abrumador.
El grupo de soldados de las Fuerzas de Defensa de Israel que llegó el martes pasado a uno de los kibbutzim, las cooperativas que más sufrieron la violencia de Hamas en la brutal invasión del sábado pasado, se encontraron con el infierno. En el hall central de una casa había una niña de un año con un tiro en la cabeza y cuando, después de muchos esfuerzos, lograron entrar a la habitación de seguridad, el escenario hizo que los soldados vomitaran en el lugar: hallaron ocho cuerpos de niños atados y ejecutados a sangre fría.
En esa zona del país todos, por ley, tienen la obligación de contar con habitaciones seguras. Esos niños no llegaron a esconderse, los encontraron antes y los masacraron.
La escena se repitió en todos los territorios israelíes atacados salvajemente por los terroristas hace una semana. Cuerpos desnudados, violentados…
Cerca del kibbutz Re’im, donde se celebraba el festival de música cuyos videos de jóvenes corriendo por sus vidas conmocionaron al mundo, los terroristas usaron un tractor para apilar 260 cadáveres y posteriormente intentaron prenderlos fuego. Debido al escalofriante proceder de los atacantes, todavía se complica la identificaciones de los civiles asesinados.
Pero no hubo ni tiempo de llorar a los muertos, porque lo que asalta aún a la sociedad israelí es el horror en cámara lenta: hay 150 secuestrados que continúan bajo el poder de los invasores. Porque además de desfilar por la Franja de Gaza con los cadáveres de soldados y civiles israelíes cual trofeos, tomaron rehenes… Esos prisioneros de Hamas están en algún escondite de la Franja, y la esperanza de que aparezcan con vida se consume minuto a minuto.
Lo que Hamas hizo hace una semana no fue la expresión de una lucha por la liberación nacional, sino un sanguinario ataque terrorista de una organización fundamentalista islámica, que grita al mundo que no tiene NINGUNA intención de mantener negociaciones con Israel, NI AHORA NI NUNCA.
“No son días para tener mensajes balanceados, el repudio debe ser claro y firme. El que no envía un mensaje claro contra el terrorismo da luz verde a Hamas y a otras organizaciones terrorista a hacer lo mismo”, advierte a Infobae Lior Haiat, vocero del Ministerio de Relaciones Exteriores de Israel.
“La barbarie de los terroristas es impresionante. Asesinaron a más de 1200 israelíes, niños, bebés, ancianos, quemaron viva a gente en sus casas y tienen más de 100 secuestrados, la condena debe ser absoluta”, exige Haiat.
Tras el pedido de repudio, el funcionario israelí se emociona al señalar que siente un apoyo mundial nunca visto en el pasado. “La razón del apoyo es por la barbarie del ataque y la manera inhumana de la masacre”.
Israel recibió un golpe masivo del que tardará mucho tiempo en recuperarse, un golpe que afectó negativamente al equilibrio de la disuasión en el que israelíes y palestinos vivían hace años, pero también un golpe que pone en vilo toda la estabilidad de la región.
“Lo que sucedió es el Pearl Harbor israelí. Cuando los japoneses atacaron la base norteamericana sabían que era una victoria pírrica. Yo no sé si Hamas llegó a esa conclusión, porque son muy amigos de la muerte, el islamismo radical es equivalente al nazismo, pero despertaron al oso”, aseguró en diálogo con Infobae Alberto Spectorovsky, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Tel Aviv.
Y agrega: “Estamos enojados y con dolor. El primero en admitir el fracaso fue el comandante en jefe del Ejército, Herzi Halevi, que, a mi entender, es el mejor jefe del Estado Mayor que hemos podido tener en años. Yo creo que Israel va a ganar la guerra y después, porque Halevi es sumamente moral, dirá que renuncia”.
Pero las responsabilidades se determinarán luego. Lo que hay ahora en Israel es urgencia.
Y el escenario que se abre es absolutamente incierto: la respuesta militar ya incluye un uso sin precedentes de la fuerza, lo que previsiblemente causará problemas en el ámbito internacional. Ahora, la población de 2 millones de gazatíes está siendo empujada a la guerra -y a sufrirla, claro- por su régimen en la Franja. Según las agencias internaciones los muertos en la Franja ascienden a 2.200.
“Israel no puede contenerse después de lo que le hicieron. En Israel hay una convicción de que no es el momento de negociaciones, esto es resolución estilo Segunda Guerra Mundial, y nadie le dijo a los aliados que no bombardearan Dresde… Israel está con esa mentalidad y va con esa acción hasta el final”, describe Spectorovsky.
La reacción de las autoridades israelíes, luego de una inacción de horas que Netanyahu ya está pagando, da pie a un escenario de larga duración: no está claro cuánta fuerza hay que utilizar, y durante cuánto tiempo, para finalmente derrotar a Hamas en la Franja de Gaza.
Para Spectorovsky, Israel “va a martillar Gaza hasta que Hamas no pueda más. Ya lo están haciendo. Cortaron todo suministro y bombardearán hasta que devuelvan a los rehenes o hasta que hagan algún movimiento parecido a la bandera blanca, porque rendirse no se van a rendir. La jugada es que entregan a los rehenes o se quedan sin nada”.
Lo que tampoco se sabe de manera oficial es hasta dónde quiere llegar Israel tras el ataque: ¿busca desmantelar las capacidades militares de Hamas o el derrocamiento del régimen de Gaza? Si la decisión es ir a por lo segundo, entonces Israel se embarcará en la ocupación de la Franja y ya hay más de 300 mil combatientes israelíes movilizados, listos, por si esa es la decisión.
La invasión terrorista del sábado 7 de octubre lo cambió todo. Israel no pretendía ocupar Gaza, había expedido recientemente miles de permisos de trabajo a los palestinos que querían cruzar a ganarse el pan a Israel, militaba los pactos de paz con los países árabes y se encaminaba a un mega acuerdo con Arabia Saudita, potencia regional y archienemiga de Irán. Hoy todo eso está, por lo menos, en stand by.
Israel, además tienen que contener a largo plazo a Hezbollah, basados en Líbano que, como Hamas, cuenta con el poderío espiritual, financiero y logístico de Irán. Ni Hamas ni Hezbollah son parias, no son un grupo de loquitos aislados… Son terroristas con un Estado detrás que motoriza el horror.
El conflicto ya se amplió y podría incluir un frente mayor y más difícil en el norte por la entrada de Hezbollah en la contienda. Cierto es que los movimientos militares para contener la frontera con el Líbano deberían reducir la posibilidad de un ataque sorpresa como el ocurrido en el sur, pero -apunta Spectorovsky- cuando Hamas se vea contra las cuerdas, porque tiene capacidad limitada, Hezbollah intervendrá, aunque sea con lanzamientos simbólicos, pero lo hará.
“En la frontera norte estamos viendo ataques aislados desde el Líbano y es posible una infiltración aérea”, advierte el vocero militar israelí a Infobae. Kaplan explica que la diferencia es que en el norte hay 22 poblados israelíes a menos de 2 kilómetros de la línea azul de límite: “Están pegaditos, y Hezbollah, con más poderío militar que Hamas, tiene todo más a la mano para invadir”.
Aquí es donde entran los Estados Unidos, enfocados, sobre todo, en Irán. Por orden de Joe Biden, el portaaviones Gerald Ford se dirige hacia el Mediterráneo oriental, entre Creta y Chipre. También se está estudiando la posibilidad de añadir un segundo portaaviones, el Dwight Eisenhower. EEUU está suficientemente cerca del Líbano -en posición disuasoria- como para frenar las ambiciones oportunistas de Hezbollah.
El otro rol clave norteamericano será en el reabastecimiento armamentístico. Los expertos coinciden en que las fuerzas israelíes no tienen ningún problema real de provisiones para llevar a cabo una campaña prolongada en la Franja de Gaza. Pero se podría complicar el panorama si se transforma en una campaña en varios escenarios.
Los israelíes están unidos y listos para defender su patria. Las masivas movilizaciones contra Netanyahu que convulsionaron el país durante meses quedaron atrás. No hay dudas y la movilización masiva de reservistas, aun sin información sobre la suerte de sus propios familiares, muestra una emocionante valentía. Las madres despiden a sus hijos que van a la guerra, y mujeres y hombres adultos están dispuestos a poner un freno a sus vidas de civiles al servicio de la causa. Nadie hoy en Israel cree que no hay que dar pelea. Hamas busca la aniquilación y los israelíes, su supervivencia… Ya estamos viendo las terribles consecuencias.