“No puedo hablar más. Estoy listo. Es el fin. Los quiero mucho. Chau”.
Y el teléfono se desconectó.
El sábado por la mañana Maayan y Alex Sherman se despertaron con una llamada y una catarata de mensajes de su hijo Ron.
Ron Sherman tiene 19 años (el mayor de tres hermanos) y lleva sólo un año en el ejército de Israel. Es asmático, por lo que en vez de estar en el campo de batalla cumple su deber en un puesto administrativo, algo que llenó de alivio a sus padres en su momento. Su padre, Alex, es argentino, por lo que Ron tiene doble ciudadanía. También es el sobrino del músico argentino León Gieco.
La base en la que desempeñaba sus funciones hasta el sábado se encuentra en el límite de la Franja de Gaza. Esa base, según describió su padre Álex, permite la entrada y las salidas de la mercadería de agua, nafta, y todo lo que necesita el pueblo de Gaza para sobrevivir. “Está controlado por el ejército para ver que no entren armamentos y cosas prohibidas”, aclara en diálogo con Infobae. “O sea que mi hijo tiene conexión diaria con los habitantes, con los camioneros y con los comerciantes que pasan por ahí. Él les da los permisos para entrar y salir”.
El sábado a las 06:30, Ron se despertó en aquella misma base por un bombardeo muy fuerte. Y enseguida llamó a sus padres. “No me acuerdo exactamente las palabras”, trata de pensar Alex con fatiga -la llamada de Infobae llega pasada la una de la mañana del viernes a Israel, pero las noches para la familia Sherman ya no son para dormir-. “Dijo que se escuchaban muchas explosiones. Y cuando pasaron los minutos empezó a decir que también escuchaba tiros, muchos tiros, y al final empezó a escuchar también voces, gritos y órdenes en árabe y nos dijo: ‘Hay terroristas. Hamas está en la base’”.
Los padres de Ron no lo podían creer. Encendieron la televisión y no se decía nada aún. Pero lo notaban a su hijo cada vez más alarmado. “No entendíamos cómo puede ser que en una base así haya terroristas”.
El ataque perpetrado por Hamas el pasado sábado resultó en la trágica muerte de más de 1.300 personas en Israel, incluyendo a 247 soldados, una cifra que no se había visto en décadas en ese país.
Y de golpe, Ron dijo que no podía hablar más y cortó. Pero empezó a sonar el celular de sus padres de nuevo; esta vez llegaban mensajes de Whatsapp. Contaba lo que veía, lo que pasaba: “En los últimos momentos nos empezó a decir que ya escuchaba las voces al lado de la puerta. Ahí ya estaba en el refugio”.
Y allí mandó el mensaje de la pesadilla: “No puedo hablar más. Estoy listo. Es el fin. Los quiero mucho. Chau”.
“Nos quedamos con la sensación de que no teníamos más a Ron, que lo mataron. Fue una sensación horrible de no saber qué pasa, de no poder hacer absolutamente nada. Así nos quedamos unas cuantas horas”, se lamenta su padre.
Mientras avanzaba la mañana, las noticias comenzaban a llegar, y con el progreso del horror, una esperanza: “Recibimos por unos familiares un video en el que se reconoce a Ron, que lo toman vivo. Lo golpean, lo empujan y se lo llevan a él y a otros dos soldados. Los tres estaban vestidos de civiles, con una camiseta y pantalón corto y descalzos”.
“Lo vi a mi hijo muy, muy alarmado y con mucho miedo en la cara. Nunca había visto una expresión así en su cara, pero por lo menos entendí que estaba vivo en ese video”. Alex describe a los terroristas como un grupo que se veía bien preparado para el ataque: “Bajan del coche, hacen explotar la entrada de la base, empiezan con los tiroteos, matan a dos o tres soldados que están ahí, que tratan de responder al fuego. Después se corta y se ve a mi… a mi hijo, a mi hijo”, repite. “Y se ve cómo lo sacan. Nos dejó un poco más tranquilos, diciendo: ‘Bueno, está vivo por lo menos’. Y desde ese entonces no supimos más nada”.
El ejército sólo les pudo decir hasta el momento que Ron Sherman fue capturado por terroristas.
“Quiero pensar lógicamente que es un soldado israelí, que para ellos es estratégicamente muy importante. Así que se lo llevaron”, se esperanza Alex.
El ejército israelí llevó a cabo una serie de intensos bombardeos en la Franja de Gaza, al mismo tiempo que se preparaba para una posible incursión terrestre. Además, este jueves anunció que mantendría su bloqueo sobre el territorio. La razón detrás de esta decisión es que Israel exige la liberación de aproximadamente 150 rehenes que fueron tomados durante el ataque del fin de semana por los combatientes de Hamas, quienes controlan el territorio, entre ellos, Ron.
“No se activará ni un solo interruptor eléctrico, ni un solo grifo se abrirá y no entrará ni un solo camión de combustible hasta que los rehenes israelíes regresen a casa”, afirmo el ministro de Energía israelí, Israel Katz.
“Es un muchacho muy desenvuelto, muy buen alumno, muy social”, dice Alex. “Con mucha serenidad. Si hay alguien que puede pasar un momento malo así y durar y hasta socializar con sus secuestrantes puede ser que sea él porque tiene un charm, sabe cómo tratar a la gente”. Y el orgullo de padre se nota en la voz, lo transporta a otro lado. “Es un chico muy bueno. Le gusta pasear, le gusta organizar cosas. Siempre cuando están con sus amigos él es el centro y como el motor de todo. Sus amigos en el ejército que vinieron, los que están sanos ahora, y hasta sus comandantes, lo tienen muy bien apreciado. Nos dijeron que es un muy buen soldado y que es muy buena persona y lo quieren mucho”.
Pero hay un dato que los tiene muy preocupados, y es que Ron es asmático: “Él necesita su inhalador. Hace cinco días que no lo tiene y yo creo que debe estar en una situación con mucho polvo… No sé dónde lo tiraron y no dejan entrar a la Cruz Roja. No sé qué va a pasar. Estamos muy, muy preocupados por su vida y por su estado de salud”.
Y finaliza: “Esa es nuestra angustia. Lo estamos pasando…”. Pero la frase queda inconclusa.