Una herida sufrida por una adolescente de 16 años sin el velo islámico al momento de abordar el Metro de Teherán generó indignación poco después del primer aniversario de la muerte de Mahsa Amini y las protestas que desató en todo el país.
Lo que sucedió luego que Armita Geravand subió al vagón el domingo sigue sin aclararse. Una amiga relató a la televisión estatal que la adolescente se golpeó la cabeza en el andén, en tanto el video sin sonido emitido por la emisora desde afuera del vagón está bloqueado por una persona de pie. Segundos después, un grupo de personas carga el cuerpo de la menor.
Los padres de Geravand dijeron a medios estatales que la herida de su hija se debió a la hipotensión, una caída o quizás ambas cosas.
Activistas en el extranjero creen que alguien empujó o agredió a Geravand porque no llevaba el hiyab. Exigen una investigación independiente de la ONU que recaba información sobre Irán en vista de que la teocracia suele presionar a las familias de las víctimas y la televisora estatal suele obtener confesiones bajo coerción.
La policía de la moral —implicada en la muerte de Amini por no llevar correctamente el hiyab— ha vuelto a salir a las calles, y los legisladores buscan imponer penas más severas a quienes incumplen las normas sobre el velo.
“Las menores sufren violencia en las calles y luego se obliga a sus familias a proteger al gobierno responsable de esa violencia”, dijo Hadi Ghaemi, directora ejecutiva del Centro por los Derechos Humanos en Irán, con sede en Nueva York.
Por su parte, la organización iraní de Derechos Humanos Iran Human Rights (IHR) reclamó una investigación internacional tras la hospitalización de la adolescente que se encuentra en coma.
Tras el “enfrentamiento violento” en el metro de la capital, fue detenida una periodista del diario Shargh enviada al lugar para cubrir los hechos.
La ONG denunció en un comunicado en su página web que “dado que la República Islámica tiene un largo historial de distorsionar los hechos y ocultar pruebas de sus crímenes, es crucial que haya una investigación internacional independiente para establecer lo sucedido”.
El director de la organización, Mahmud Amiri-Moqadam, recordó que las autoridades “continúan su acoso y represión contra las mujeres” más de un año después del asesinato Mahsa Amini.
“La comunidad internacional no debe tolerar este apartheid de género”, manifestó, al tiempo que reclamó que “se investigue seriamente el estado de Armita Garavand”.
“La República Islámica debe entregar todos los documentos y pruebas a la misión de investigación de la ONU”, zanjó.
Por otra parte, la organización de Derechos Humanos Hengaw alertó este mismo jueves en su cuenta en la red social X, anteriormente conocida como Twitter, que la madre de la joven, Shahin Ahmadi, fue detenida por las fuerzas de seguridad, sin que las autoridades se hayan pronunciado al respecto.
El Ministerio de Educación de Irán anunció en abril que expulsaría de los centros educativos a aquellas mujeres que no cumplieran con el código de vestimenta.
Para las musulmanas devotas, el velo es una señal de veneración ante Dios y de modestia en presencia de hombres que no son sus familiares. En Irán, el hiyab —y el chador negro que cubre todo el cuerpo y que usan algunas mujeres— es un símbolo político, sobre todo desde que la Revolución Islámica de 1979 lo declaró obligatorio. Irán y Afganistán bajo el régimen del talibán son los únicos países donde el hiyab sigue siendo obligatorio.
Desde la muerte de Amini y las grandes protestas nacionales, muchas mujeres en Teherán desafían la ley al salir sin el velo.
(Con información de AP y Europa Press)