Unas sandalias con más de 6.200 años de antigüedad, descubiertas en una cueva de España, han causado sensación en el ámbito científico, pues los expertos consideran que este calzado hecho con pasto obliga a repensar las “suposiciones simplistas” sobre los primeros humanos en la región.
El equipo de investigadores que hizo el anuncio examinó antiguos hallazgos en la Cueva de los Murciélagos, en Albuñol, Granada. Pero en esta nueva observación encontraron evidencias de que los objetos descubiertos eran 2.000 años más antiguos de lo que se había estimado originalmente. Según los autores del estudio de las universidades de Alcalá y Barcelona, las sandalias pertenecen al Holoceno temprano y medio, lo que significa una antigüedad entre 9.500 y 6.200 años.
Se cree que por las condiciones de la caverna —poca humedad, vientos frescos y secos— se restringió el desarrollo de bacterias, lo cual permitió la supervivencia de los objetos. Además de las sandalias, el yacimiento arqueológico consta de canastas y herramientas hechas con carrizo y esparto, una especie de planta silvestre.
Sandalias que hacen repensar los orígenes humanos
Los accesorios serían la primera evidencia de sociedades de cazadores y recolectores, es decir, el origen de las primeras comunidades agrarias europeas. El informe evaluó que las sandalias descubiertas en la Cueva de los Murciélagos son “el conjunto de calzado prehistórico más antiguo y más amplio, tanto en la península ibérica como en Europa, sin parangón en otras latitudes”.
Francisco Martínez Sevilla, investigador del Departamento de Prehistoria de la Universidad de Alcalá, sostuvo que la calidad y la complejidad tecnológica de los hallazgos hacen cuestionar las “suposiciones simplistas” que se tenían sobre los antepasados humanos en Europa. María Herrero Otal, coautora del estudio publicado en Science Advances, declaró a CBS News que se trata de “una oportunidad única para estudiar aspectos sociales de los primeros grupos humanos”, debido al tipo de uso que se le dio a los materiales.
“Significa que el uso del esparto comenzó hace al menos 9.500 años, y es una tradición que todavía se vive en la península ibérica”, agregó. “Es espectacular cómo las técnicas, la materia prima y su elaboración se han utilizado desde hace miles de años y todavía hay gente trabajando de la misma manera”.