Rusia decidió incrementar en dos tercios el gasto en defensa para hacer frente a la contraofensiva ucraniana y ya negocia con el régimen de Irán el suministro de misiles de largo alcance aprovechando que pronto perderá su vigencia la resolución de la ONU que prohíbe dichas operaciones.
El Ministerio de Finanzas ruso informó este jueves que incrementará en un 67,65% la partida de gasto militar para 2024, que ascenderá a 10,8 billones de rublos (111.870 millones de dólares).
Mientras, el presidente ucraniano, Volodimir Zelensky, recibió en Kiev al secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, quien destacó que Ucrania está “ganando terreno” y que se encuentra “más cerca que nunca” de la Alianza Atlántica.
Los gastos en defensa en 2024 -el pasado año ascendieron a 6,5 billones de rublos (66.730 millones de dólares)- estarán entre los más altos del presupuesto ruso, superados solo por los de política social, que Finanzas estimó en 20,7 billones de rublos (214.020 millones de dólares).
“La estructura del presupuesto muestra que el énfasis principal está en asegurar nuestra victoria” en la guerra en Ucrania, dijo el ministro de Finanzas, Anton Siluanov, en el Foro Financiero Internacional de Moscú.
El ministro subrayó que “las capacidades de defensa, las Fuerzas Armadas, los combatientes: todo lo necesario para el frente, todo lo necesario para la victoria está en el presupuesto”.
“Esto supone una carga considerable para el presupuesto, pero es nuestra prioridad absoluta”, recalcó.
El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, justificó también el creciente gasto militar, al señalar que “es absolutamente necesario, ya que continuamos en un estado de guerra híbrida desatada contra nosotros, (y) continuamos la operación militar especial”.
“Y eso demanda grandes gastos”, zanjó en su rueda de prensa telefónica diaria.
Por su parte, el Instituto para el Estudio de la Guerra (ISW, por sus siglas en inglés) informó este jueves en su análisis diario que, según fuentes de inteligencia ucraniana e israelí, Rusia negocia con el régimen de Irán el suministro de misiles de largo alcance, que le servirían para contrarrestar la llegada de los ATACMS que el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, le prometió la pasada semana a Zelensky.
Rusia estaría interesada en los misiles balísticos Fateh-110 y los Zolfaghar que tienen un alcance de 300 kilómetros, pero también en sistemas antimisiles, misiles de crucero y antitanque, además de drones, que ya recibe desde el principio de la contienda con Ucrania.
El ISW destaca que el 18 de octubre expira la resolución de la ONU que impedía a Teherán exportar misiles de más de 300 kilómetros de alcance o tecnología de misiles en virtud del acuerdo nuclear de 2015.
Y recuerda que el ministro de Defensa, Mohammad Reza Ashtiani, ya adelantó a principios de mes que el régimen de Irán estaba dispuesto a cooperar estratégica y militarmente “con todos los países aliados e independientes”.
Dicho asunto habría sido tratado con el régimen iraní durante la visita que realizó a Teherán a mediados de septiembre el ministro de Defensa ruso, Sergei Shoigu, que realizó en verano un viaje similar a Corea del Norte.
A Ucrania deberían llegar en las próximas semanas los ATACMS, que también tienen unos 300 kilómetros de alcance, aunque, según medios estadounidenses, Kiev podría recibir modelos modificados, lo que no ha aliviado al Kremlin.
Mientras, en un claro espaldarazo a la contraofensiva antes de la llegada del mal tiempo, Stoltenberg aseguró en Kiev que las fuerzas ucranianas “avanzan” y que “la OTAN estará con Ucrania durante el tiempo que sea necesario”.
“Cada metro que recuperan las fuerzas ucranianas es un metro que pierde Rusia”, afirmó Stoltenberg en una rueda de prensa junto al presidente ucraniano durante una visita sorpresa a Kiev.
Por su parte, Zelensky insistió en la necesidad de que se refuerce la defensa antiaérea ucraniana para hacer frente a los inminentes ataques rusos contra las infraestructuras energéticas coincidiendo con la llegada del crudo invierno.
(Con información de EFE)