La Iniciativa de la Franja y la Ruta, el proyecto de infraestructuras insignia del régimen de Xi Jinping, está experimentando una disminución en la financiación en África, lo que plantea preguntas sobre su futuro. A medida que Beijing enfrenta desafíos internos y cambios en las condiciones económicas mundiales, su estrategia en el continente podría estar en proceso de ajuste, según mostraron los datos sobre los préstamos y aseguraron varios expertos.
A lo largo de su primera década, la financiación china de la Iniciativa (también conocida como BRI, por sus siglas en inglés) ha tenido un impacto significativo en toda África, donde ciudades importantes como Lagos, Nairobi y Addis Abeba han experimentado un auge en la infraestructura, incluyendo ferrocarriles, autopistas y aeropuertos construidos con préstamos chinos y a menudo por empresas constructoras chinas.
Sin embargo, de acuerdo a un informe del Centro de Políticas de Desarrollo Global de la Universidad de Boston (EE.UU.) en los últimos años se produjo un descenso constante de los nuevos compromisos de préstamo de entidades chinas a gobiernos africanos prestatarios. Un descenso que se aceleró recientemente, mientras el proyecto comenzado en 2013 ingresa en su segunda década.
Según los datos, los nuevos préstamos cayeron de un máximo de 28.500 millones de dólares en 2016 a poco menos de 1.000 millones de dólares el año pasado, el segundo año consecutivo en que los préstamos cayeron por debajo de los 2.000 millones de dólares.
La caída, dijeron los investigadores, no se explica solo por la pandemia, sino por un cambio más amplio hacia los préstamos que podría ver menos financiación para proyectos a gran escala.
Según los investigadores, es incluso posible que este fenómeno no se limite a África, sino se extienda a todos los países en los que China busca desarrollar la BRI.
“Observando la disminución de los promedios de préstamos en todo el mundo, es probable que esta nueva fase (de préstamos de la Franja y la Ruta) se caracterice por una menor financiación en general”, dijo a CNN Oyintarelado Moses, el autor del informe.
“El mayor cobrador de deuda del mundo”
Aunque Xi Jinping concibió la BRI como un ambicioso proyecto de infraestructuras para impulsar el comercio y la influencia de China en el exterior, la BRI se convirtió en el emblema de la corrupción, la bancarrota y la represión de los derechos humanos del régimen comunista.
En muchos casos, el proyecto se convirtió en una verdadera “trampa de deuda” para varios de los países receptores, un problema que podría agravarse por la subida de los tipos de interés y los precios de las materias primas, impulsados por la guerra en Ucrania.
“El mayor cambio que tenemos que reconocer es que la era de los bajos tipos de interés y del dinero barato que fluía de China a estos países ha terminado. Y ahora China es el mayor cobrador de deuda del mundo”, dijo a CNN Ammar A. Malik, investigador científico senior del laboratorio de investigación AidData del Instituto de Investigación Global William & Mary de Estados Unidos, que también realiza un seguimiento de la financiación china del desarrollo en el extranjero.
“Así pues, el reto (para China) consiste ahora básicamente en asegurarse de que estos países tengan suficiente liquidez y estos proyectos sean lo suficientemente funcionales como para que China (pueda) cobrar sus reembolsos con intereses y a tiempo”, agregó.
Crisis interna
Al mismo tiempo, China también está ingresando en la segunda década de la Franja y la Ruta en medio de graves desafíos económicos internos.
La esperada recuperación económica tras la pandemia nunca se ha materializado y los gobiernos locales se enfrentan a una deuda creciente vinculada a la crisis inmobiliaria.
Queda por ver hasta qué punto los problemas económicos internos de Beijing afectarán a sus préstamos en el extranjero a largo plazo, pero ya hay indicios de sus efectos, según el Centro de Políticas de Desarrollo Global de Boston.
A pesar de estos problemas, no obstante, algunos expertos creen que las principales motivaciones de China para convertirse en el mayor prestamista bilateral del mundo siguen vigentes, lo que sugiere que seguirán financiando proyectos a pequeña y gran escala en el futuro.
Por eso, la próxima reunión internacional sobre la Franja y la Ruta que se celebrará en Beijing el próximo mes será un momento crucial para observar cómo evolucionará esta iniciativa.
La disminución de la cuantía de los préstamos no es el único aspecto que se observará, ya que China podría hacer más hincapié en las cuestiones medioambientales, la mejora de la protección social y la diligencia debida, en un intento de abordar las críticas y las dudas crecientes sobre el proyecto.
Austin Strange, profesor adjunto de la Universidad de Hong Kong, dijo a CNN que aunque la financiación china de grandes proyectos de infraestructuras puede haber tocado techo en volumen global, “es probable que siga habiendo considerables focos de entusiasmo (por la Iniciativa de la Franja y la Ruta) por parte de China y de los gobiernos homólogos, por ejemplo, en la vecindad regional de China”.