La economía de Rusia se encuentra en un momento delicado, en el que los números son más rojos que verdes.
Las sanciones impuestas por Occidente -que dejaron al país aislado de los intercambios con gran parte del mundo- sumado al alto presupuesto que destina a la guerra en Ucrania -que ya lleva más de un año y medio y no parece estar cerca de acabar- han dejado al rublo en decadencia.
Según las últimas cifras oficiales de agosto, la inflación interanual fue del 4,4% mientras que la desestacionalizada promedio del último trimestre subió un 7,6% respecto al mismo período del año anterior.
En las últimas semanas, Vladimir Putin intentó mostrarse confiando en que la situación se recuperará a la brevedad, dijo que las oscilaciones del rublo son “manejables” y hasta defendió un crecimiento mínimo del 2,5%, con miras a llevar tranquilidad en los mercados.
De todas formas, lo cierto es que revertir la situación económica del país no será una tarea sencilla en el contexto en el que está inmerso y llevará más que unos discursos para conseguirlo.
A pesar de esto, este martes Putin dispuso un aumento de su sueldo y el de los funcionarios más cercanos a él.
Según el decreto presidencial divulgado por el Kremlin, desde el 1 de octubre, el Presidente recibirá una remuneración un 5,5% más alta, al igual que lo hará el primer ministro Mikhail Mishustin, y el subjefe del Consejo de Seguridad e importante abanderado de la “operación especial”, Dmitri Medvédev.
También se vieron beneficiados por esta orden otros ministros, funcionarios federales y jefes de estructuras gubernamentales clave como el fiscal general Ígor Krasnov, y el jefe del Comité de Instrucción, Alexandr Bastrikin, cuyo rol en la investigación y condena de los supuestos crímenes de guerra de los que el Kremlin acusa a las tropas ucranianas es crucial.
A la par del círculo de Putin, algunos sectores sociales también se beneficiarán de estos aumentos.
El diario económico RBC indicó que empleados de empresas públicas obtendrán un aumento del 4,5% a partir del mes próximo mientras que, para los trabajadores de los sectores sanitario, social, educativo y cultural, será del 9,8% a partir del 1 de enero.
A los ojos de disidentes rusos y la prensa independiente, que ven con desconfianza las jugadas de Putin, ésta podría ser una estrategia de cara a las elecciones presidenciales que se celebrarán en 2024 en Rusia y en las cuales el mandatario estaría trabajando para conseguir una reelección.
Inclusive, muchos expertos ya han adelantado que con el respaldo de militares, pensionistas y algunos millones de rusos que trabajan para el Estado, tendría garantizado otro período en el Ejecutivo.
Asimismo, el Kremlin ya adelantó que el año entrante destinará dos tercios más del total de 2023 a sus gastos de defensa pero, nuevamente, sin reducir las medidas de protección social y velando estratégicamente por el bienestar de estas personas. O por lo menos así será hasta el domingo 17 de marzo, cuando tendrá lugar la primera vuelta.
(Con información de EFE)