Ucrania anunció este martes que el primer objetivo de sus ataques diarios con drones y cohetes contra Rusia es mermar la capacidad de su industria de defensa de producir misiles y reducir la superioridad aérea del enemigo, mientras sus tropas empujan en paralelo en el campo de batalla.
“Los ataques con drones en el territorio del Estado agresor están dirigidos sobre todo contra las fábricas de misiles de la industria militar rusa”, afirmó el jefe de la inteligencia militar ucraniana (GUR), el general Kirilo Budánov.
Según el militar, los objetivos prioritarios son las fábricas de componentes de misiles, que se encuentran mayoritariamente en la parte europea de Rusia y, por tanto, al alcance de los drones y cohetes ucranianos.
Un arma contra la superioridad
Este martes, el Ministerio de Defensa de Rusia informó que los sistemas de defensa antiaérea derribaron anoche cinco drones ucranianos sobre el territorio de la región de Kursk, fronteriza con la provincia ucraniana de Sumi, objeto de ataques en los últimos días.
El mando militar ucraniano también apuesta claramente por los drones para hacer frente a la superioridad rusa en armamento pesado.
El ministro de Transformación Digital de Ucrania, Mijailo Fiódorov, publicó hoy en Telegram imágenes captadas por un “dron secreto” de producción nacional mientras ataca a dos tanques y a un cañón autopropulsado.
“El dron secreto ucraniano en acción: los rusos pierden en una tarde armamento por un valor de 7 millones dólares. Los operadores del ejército de drones les montaron un infierno a los ocupantes”, escribió en la red social Fiódorov, quien añadió que solo después de la guerra se harán públicas algunas características del aparato.
Nueva oleada de ataques rusos
Rusia no se quedó en deuda y volvió a atacar masivamente, también con drones, infraestructuras ucranianas.
Según la Fuerza Aérea ucraniana, fueron empleados 38 drones Shahed, 26 de los cuales fueron derribados por los sistemas de defensa antiaérea.
Las mayores destrucciones se registraron en el puerto del Danubio de Izmaíl, donde han resultado heridos dos conductores y sufrieron daños varios almacenes y decenas de vehículos.
En los frentes sur y este, donde las fuerza ucranianas concentran sus esfuerzos, las tropas rusas rechazaron al menos nueve ataques, según el parte ofrecido por el portavoz castrense ruso, el teniente general Ígor Konashénkov.
El ministro Defensa de Rusia, Serguéi Shoigú, anunció que las tropas rusas han “ampliado considerablemente la zona de control” en el frente de Kupiansk, en el noreste de Ucrania.
De acuerdo con Shoigú, en lo que va de mes, las fuerzas ucranianas perdieron “más de 17.000 soldados, más de 2.700 armas pesadas y equipamiento bélico”.
El ministro ofreció estos datos en una reunión con la plana mayor de su cartera, en la que en una gran pantalla se vio al comandante de la Flota Rusa del Mar Negro, Víctor Sokolov, quien fue dado por muerto por Ucrania en un ataque perpetrado por el ejército ucraniano el pasado viernes en el puerto de Sebastopol.
Las Fuerzas de Operaciones Especiales ucranianas indicaron hoy que revisarán la veracidad de la información tras la difusión de imágenes de Sokolov supuestamente con vida.
Rusia desestimó el nuevo armamento
Moscú, en tanto, restó importancia a la llegada a Ucrania de los primeros tanques estadounidenses M1 Abrams, así como a la próxima entrega a Kiev de misiles de largo alcance.
“Nada de esto incidirá en la esencia de la operación militar especial (en Ucrania) y de su desenlace”, aseguró Shoigú.
En ese mismo sentido se pronunció el portavoz de Kremlin, Dmitri Peskov, quien aseguró que “no hay panacea, no hay armas que puedan cambiar la correlación de fuerzas en el campo de batalla”.
Admitió que los tanques Abrams son un “arma seria”, pero recordó las palabras que el presidente ruso, Vladímir Putin, dijo sobre los tanques producidos en Occidente: “Arden de lo lindo”.
“Estos también arderán”, sentenció el portavoz.
(Con información de EFE)