En el marco de la cruda contraofensiva, las fuerzas ucranianas asestaron la semana pasada un duro golpe a las tropas de Vladimir Putin al atacar el cuartel general de la Flota rusa del Mar Negro. Tras más de un año y medio de invasión, cada vez son más las muestras de debilitamiento en el seno del Ejército ruso, algo que se ve reflejado en la pérdida de territorios previamente conquistados, así como en el rendimiento de los soldados.
Miembros del Movimiento Partisano de ucranianos y tártaros en Crimea (ATESH, por sus siglas en inglés) que participaron del ataque revelaron al portal Kyiv Post un factor que resultó clave para llevar a cabo el devastador bombardeo: la incapacidad de Moscú para pagar a término los salarios a sus militares.
Ante esa situación, producto del profundo desgaste que están sufriendo las tropas invasoras, los partisanos ucranianos recibieron de parte de comandantes rusos de alto rango información clave sobre la ubicación y las actividades del Ejército de Putin a cambio de recompensas financieras.
“Los retrasos en los pagos por sí solos no obligan a las fuerzas armadas militares de la Federación Rusa a ir contra las autoridades rusas (...) Pero la recompensa económica sólo les ayuda a decidirse a cooperar con el movimiento ATESH, sirve como incentivo adicional”, comentó un portavoz del grupo.
Si bien no puntualizó cuánto dinero entregaron a los comandantes rusos, afirmó que fue el suficiente como para cubrir los riesgos de los agentes y sus familias.
El grupo partisano tampoco reveló qué oficiales rusos colaboraron con Ucrania, pero sí aseguró que estos comandantes tienen acceso a las “actividades generales del mando de la Flota del Mar Negro”.
El portavoz ucraniano dijo, asimismo, que quienes ayudaron a llevar a cabo el ataque creen que Putin está “librando una guerra criminal y que tiene que parar”.
La semana pasada, previo al ataque, el mismo portavoz había explicado al Kyiv Post que la información recopilada por sus informantes rusos se transfiere a diversas estructuras estatales, como el Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU, por sus siglas en inglés) o la Inteligencia Militar (HUR): “Estamos en contacto con varios representantes de las agencias especializadas, y todos reciben por igual la información que necesitamos y que somos capaces de proporcionarles”.
Andriy Yusov, representante de la Inteligencia Militar, confirmó la semana pasada a ese portal que el Ejército estaba trabajando con partisanos y que éstos desempeñaron un papel crucial en los actuales ataques ucranianos contra objetivos rusos en la Crimea ocupada.
De hecho, ATESH detalló tiempo atrás cómo los partisanos reclutaron a un militar ruso que ayudó a planificar los ataques ucranianos perpetrados a principios de este mes contra el astillero de Sebastopol, en Crimea. Una operación que dejó gravemente dañado el submarino “Rostov-on-Don” y el Gran Buque de Desembarco “Minsk”.
Sin embargo, a pesar de su importancia para respaldar a las fuerzas ucranianas, los partisanos son conscientes de que corren mucho riesgo en los territorios ocupados por Rusia.
“Los militares rusos conocen perfectamente la existencia del movimiento partisano y lanzan todas sus fuerzas y medios para suprimirlo, e identificar a nuestros agentes”, declaró el portavoz de ATESH, quien al mismo tiempo reconoció que “la creciente resistencia entre los crimeos les confunde mucho”.
“Tenemos oídos y ojos tanto dentro como fuera, así que somos los primeros en oír y ver lo que ocurre allí”, aseguró el partisano ucraniano.
Este lunes, Ucrania afirmó que durante el ataque contra la Flota rusa en el Mar Negro fue abatido el comandante Viktor Sokolov.
“Murieron 34 oficiales, entre ellos el comandante de la flota del Mar Negro. Otros 105 ocupantes resultaron heridos”, afirmaron las fuerzas especiales ucranianas en un comunicado difundido en las redes sociales. Comentaron, además, que “el cuartel general está irreparable”.
El sábado, el jefe de los servicios de inteligencia ucranianos, Kyrylo Budanov, dijo que en el ataque contra Sebastopol también habían resultado heridos el coronel general Aleksandr Romanchuk, que comanda las fuerzas en el crucial tramo suroriental del frente de Zaporizhzhia, y el teniente general Oleg Tsekov, comandante de las fuerzas costeras 2000 OMSB de la Flota Norte de la Marina Rusa. Ambos estaban en graves condiciones, aunque por el momento no está claro si integran la lista de los 34 oficiales abatidos.
El Ministerio de Defensa ruso reportó el día del ataque que un militar estaba desaparecido, tras haber informado inicialmente de que una persona había muerto.
Crimea ha servido de punto clave de apoyo al operativo ruso en Ucrania. Sebastopol, la principal base de la flota rusa del Mar Negro desde el siglo XIX, ha tenido una especial relevancia en las operaciones de la Armada desde el comienzo de la invasión en febrero del año pasado.
En las últimas semanas, Ucrania ha incrementado sus ataques contra instalaciones navales en Crimea, mientras el grueso de su contraofensiva estival avanza lentamente en el este y el sur del país, indicó el Instituto para el Estudio de la Guerra, un centro de estudios con sede en Washington.