A medida que la economía china creció de manera sostenida en las últimas décadas, algunos la consideraron como un modelo opuesto y un antídoto a las economías y políticas liberales occidentales. China prosperó bajo un sistema autocrático y una economía estatista, mientras que Estados Unidos experimentó un estancamiento económico y político. Este contraste llevó a cuestionar la eficacia del modelo occidental de libre mercado y democracia liberal.
Sin embargo, según un análisis del medio Foreign Policy, esta percepción ha perdido credibilidad recientemente, ya que el crecimiento chino se ralentiza, la crisis inmobiliaria se agrava y el capital huye del país.
De acuerdo al autor de dicho análisis, el catedrático de Economía y Gestión Global en el MIT Yasheng Huang, el supuesto “milagro económico” de China no se debe al estatismo, sino más bien a la liberalización económica.
El origen del éxito chino: reformas económicas convencionales
En su análisis Huang, autor del libro “Auge y declive de Oriente: cómo los exámenes, la autocracia, la estabilidad y la tecnología llevaron a China al éxito, y por qué podrían provocar su decadencia”, repasa las etapas de crecimiento económico de China, comenzado en 1978 cuando Deng Xiaoping implementó su amplio programa de reformas económicas.
Estas reformas incluyeron la apertura gradual del mercado chino al mundo, un mayor espíritu empresarial, la reducción de los controles de precios del gobierno y la privatización de las industrias estatales. En lugar de ser un testimonio del aumento del poder estatal en comparación con el mercado, el éxito chino se basó en la reducción del poder del Estado y la promoción de la economía de mercado.
El papel del emprendedurismo
El crecimiento económico chino en la década de 1980 fue impulsado por el espíritu empresarial rural a pequeña escala. Millones de emprendedores de origen humilde establecieron fábricas que produjeron bienes de consumo duraderos, materiales de construcción, alimentos y bienes intensivos en mano de obra. Este éxito se debió al apoyo tácito o benevolente del Estado chino, que no sofocó esta explosión de espíritu empresarial.
Evidencia de ello es que regiones chinas más orientadas al mercado y menos intervenidas por el Estado, como Guangdong y Zhejiang, experimentaron un mejor desempeño económico que las regiones más intervenidas, como el noreste de China.
Derechos de propiedad y confianza
A pesar de la falta de una constitución al estilo estadounidense, China comenzó a alejarse del totalitarismo bajo Deng Xiaoping, lo que generó una sensación de seguridad y confianza entre los empresarios chinos. Sin embargo, con Xi Jinping, los capitalistas chinos han sido nuevamente marginados y perseguidos, lo que ha llevado a la disminución de la inversión y la fuga de capitales (sólo en agosto, recuerda el análisis, las salidas de capital ascendieron a 49.000 millones de dólares).
Así, asegura Huang, la falta de Estado de Derecho está pasando factura.
La nota cita el caso de Sun Dawu, multimillonario del sector agrícola, quien en 2021 fue condenado a 18 años de prisión, aparentemente por violar la normativa sobre tierras pero, en realidad, por sus críticas a las nuevas políticas.
El rol de Hong Kong
En análisis también se enfoca en el papel de Hong Kong, que durante años ha sido un caso especial en China, preservando los derechos de propiedad, la libertad de prensa y el Estado de Derecho desde 1997.
Muchas empresas chinas de alta tecnología eligieron establecerse en Hong Kong para disfrutar de estas ventajas antes de invertir en China. El mercado de capitales de Hong Kong financió las primeras rondas de nuevas empresas chinas de alta tecnología.
Sin embargo, la pérdida de autonomía de Hong Kong y la retirada de la globalización están socavando el entorno empresarial en la región.
El mito de las infraestructuras como motor de crecimiento
Aunque el estatismo chino ha sido clave en la construcción de infraestructuras masivas, estas llegaron mucho después del rápido crecimiento económico.
La inversión en infraestructuras se financió con los ingresos del crecimiento económico, lo que generó un endeudamiento significativo.
El énfasis continuo en las infraestructuras ha llevado además a la inversión insuficiente en capital humano: entre los países de renta media, China tiene la proporción más baja de graduados de secundaria en su población activa, explica Huang citando una investigación de la Universidad de Stanford. Existe la posibilidad cada vez mayor de que la economía china se estanque, al estancarse el crecimiento. Si estos malos resultados económicos se prolongan, la culpa será del estatismo chino.
Pragmatismo perdido y su impacto en el futuro de China
La conclusión de Huang es que el éxito económico chino se debió a la liberalización gradual y pragmática.
Sin embargo, desde 2013, China ha adoptado una visión estatista del crecimiento económico, lo que ha afectado negativamente a la economía. La falta de pragmatismo está perjudicando al pueblo chino, mientras que el gobierno chino se aleja de las decisiones económicas que condujeron a su éxito.
“Beijing”, escribe Huang, “ha traicionado y rechazado su propia fórmula de éxito, y la economía está pagando el precio”.