El motivo por el que el avión privado de Yevgeny Prigozhin cayó en picado en un campo al noroeste de Moscú sigue siendo un misterio. Los líderes militares rusos a los que intentó derrocar con su rebelión armada siguen en el poder. Su ejército mercenario está bajo nueva dirección.
Y el presidente Vladimir Putin, cuya autoridad se vio gravemente afectada por el efímero motín, parece tan fuerte como siempre, con la muerte de Prigozhin enviando un mensaje escalofriante a cualquiera que lo desafíe.
Un mes después de que Prigozhin muriera en un sospechoso accidente de aviación, el Kremlin parece estar consiguiendo mantener el fallecimiento del profano y franco jefe de Wagner lo más discreto posible, una estrategia subrayada por la ausencia de Putin en su funeral y las tropas que impidieron a los medios de comunicación entrar en el cementerio Porokhovskoye de San Petersburgo para su entierro el 29 de agosto.
El funeral de Prigozhin fue “la culminación de una operación encubierta dirigida a su eliminación”, dijo Tatiana Stanovaya, miembro del Carnegie Russia Eurasia Center. Se llevó a cabo bajo la estricta supervisión de los organismos de seguridad, “rodeada de secretismo y con tácticas engañosas”, señaló.
En varias ciudades surgieron monumentos improvisados en la calle en honor de Prigozhin, de 62 años, pero las autoridades los han retirado discretamente. Los carteles de reclutamiento del Grupo Wagner desaparecieron poco después de que se desvaneciera la rebelión.
Para mayor indignidad, alguien robó un violín que estaba sobre su tumba, un guiño al homónimo del grupo mercenario, el compositor alemán Richard Wagner. Otro hombre intentó robar, pero no lo consiguió, un mazo colocado allí, otro símbolo de Wagner después de que el grupo se jactara de utilizar esa herramienta para golpear hasta la muerte a los traidores.
Ahora, una cámara de vigilancia está instalada en un árbol cercano y un guardia de 24 horas vigila la cuidada tumba de Prigozhin, que el viernes estaba cubierta de flores y homenajes escritos. Los trabajadores del cementerio dicen que hay un goteo constante de visitantes.
Del éxito de Bakhmut al fracaso del motín
El mayor logro bélico de Prigozhin, la toma de la ciudad ucraniana oriental de Bakhmut en mayo tras meses de sangrientos combates, está en peligro. Las tropas de Kiev intentan recuperarla en su contraofensiva para asestar un golpe psicológico a Rusia.
Aun así, el ejército privado que llegó a contar con decenas de miles de soldados es un activo precioso que el Kremlin quiere explotar, y los funcionarios rusos están sopesando la posibilidad de enviar de vuelta a Ucrania a algunos combatientes de Wagner.
Prigozhin lanzó la rebelión del 23 y 24 de junio, empeñado en derrocar a la cúpula del Ministerio de Defensa ruso, a la que culpaba de los errores cometidos al presionar la guerra en Ucrania. Sus mercenarios tomaron el cuartel general del sur de Rusia en Rostov del Don y luego avanzaron hacia Moscú antes de detener abruptamente el motín.
Putin los denunció como “traidores”, pero el Kremlin negoció rápidamente un acuerdo para poner fin al levantamiento a cambio de una amnistía judicial. A los mercenarios se les ofreció la opción de retirarse del servicio, trasladarse a Bielorrusia o firmar nuevos contratos con el Ministerio de Defensa.
Exactamente dos meses después del inicio de la rebelión, un avión en el que viajaban Prigozhin y sus principales lugartenientes se estrelló el 23 de agosto mientras volaba de Moscú a San Petersburgo, matando a las 10 personas que iban a bordo.
Se abrió una investigación, pero no se han hecho públicos los resultados. Moscú rechazó una oferta de Brasil, donde se construyó el avión de negocios Embraer, para unirse a la investigación.
Una evaluación preliminar de los servicios de inteligencia estadounidenses concluyó que una explosión intencionada causó el accidente, y funcionarios occidentales han señalado una larga lista de enemigos de Putin que han sido asesinados. El Kremlin calificó de “mentira absoluta” las acusaciones de que él estaba detrás del accidente.
Al día siguiente del accidente, Putin hizo un seco elogio de Prigozhin en unas breves declaraciones televisadas, en las que dijo que lo conocía desde principios de la década de 1990. Prigozhin era “un hombre de destino difícil” que había “cometido graves errores en la vida”, afirmó, sin mostrar ninguna emoción.
Preguntado la semana pasada por qué la investigación oficial no ha dado resultados, el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, respondió escuetamente que se trata de una “investigación difícil”.
Tras el accidente, un ajuste de cuentas
A pesar de cualquier daño hecho a Putin por la rebelión, la muerte de Prigozhin fue una poderosa señal a las élites rusas sobre el desafío a su autoridad.
Los funcionarios rusos, mientras tanto, se movieron rápidamente para tomar el control del personal y los activos de la empresa.
El viceministro de Defensa, coronel general Yunus-Bek Yevkurov, encabezó una delegación a Siria, Libia, República Centroafricana y otros países donde Wagner ha operado para comunicar a sus dirigentes que el Ministerio de Defensa se hará cargo del trabajo.
“La muerte de los dirigentes de Wagner permite al Kremlin establecer el control sobre los mercenarios en África”, afirmó la experta en África Alexandra Fokina en un reciente análisis. “La importancia estratégica de África para Rusia está aumentando, y es probable que Moscú intente ‘nacionalizar’ esos activos sin pérdida de eficacia”.
Eso no significa necesariamente que los mercenarios de Wagner en África vayan a quedar bajo el control del Ministerio de Defensa. En su lugar, Fokina dijo que el Kremlin podría permitir que algunos de ellos operen de forma autónoma como una entidad privada bajo un nuevo liderazgo nombrado por el gobierno.
“Manteniendo ese modelo híbrido, Moscú podría seguir utilizando a los mercenarios en la ‘zona gris’, manteniendo oficialmente las distancias con las actividades de Wagner en la región”, indicó Fokina.
Las operaciones africanas de Wagner dependían en gran medida de los contactos personales desarrollados por Prigozhin y sus lugartenientes, vínculos que podrían romperse si el Ministerio de Defensa intenta tomar el control total, señaló.
Elegir a una persona de las filas de los “instructores rusos” que trabajan en África permitiría al Kremlin confiar en los canales de comunicación existentes con los dirigentes locales”, afirmó.
Tanto si todos los mercenarios de Wagner pasan a estar bajo las órdenes del gobierno como si a algunos se les permite operar de forma privada, es probable que Moscú mantenga su influencia en África.
“El atractivo de Rusia como garante de la seguridad y socio militar permanece intacto, independientemente del destino del Grupo Wagner”, escribieron Mathieu Droin y Tina Dolbaia en un análisis publicado por el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales.
En Bielorrusia, los campamentos de campaña que albergaron a varios miles de soldados de Wagner tras el motín se han reducido tras la muerte de Prigozhin. El presidente bielorruso, Alexander Lukashenko, dijo que se les podrían ofrecer contratos con su ejército.
Otras fuerzas de Wagner podrían regresar a Ucrania bajo los auspicios de la Guardia Nacional rusa, según canales de aplicaciones de mensajería vinculados al grupo mercenario, aunque no hay confirmación oficial de tal plan.
Los enemigos de Prigozhin siguen en el poder, por ahora
Los líderes militares a los que Prigozhin maldijo y fustigó en videos profanos la primavera boreal pasada -el ministro de Defensa, Sergei Shoigu, y el jefe del Estado Mayor, el general Valery Gerasimov- siguen en el poder y se han asegurado sus puestos a pesar de sus llamamientos para que sean destituidos.
“Shoigu y Gerasimov parecen haber ganado”, afirmó Mark Galeotti, experto en Rusia afincado en Londres que dirige la consultora Mayak Intelligence. “Su posición fue salvada precisamente por el motín de Prigozhin”.
Señaló que, si bien Shoigu y Gerasimov eran “figuras fenomenalmente impopulares dentro del ejército” y ampliamente culpados por la mala gestión de la guerra, también son muy útiles para el Kremlin como “pararrayos, atrayendo todas las críticas, en lugar del propio Putin”.
Shoigu asistió este mes a las conversaciones de Putin con el líder norcoreano Kim Jong Un y lo acompañó cuando inspeccionó los bombarderos estratégicos rusos con capacidad nuclear y un buque de guerra, en una visita que avivó las preocupaciones occidentales sobre un posible acuerdo para que Moscú aprovechara los enormes arsenales de municiones de Pyongyang para utilizarlos en Ucrania.
El general Sergei Surovikin, a quien Prigozhin había mencionado como posible sustituto de Gerasimov, desapareció de la vista pública tras el motín y finalmente fue destituido como jefe de las fuerzas aéreas tras una investigación de dos meses sobre su posible conexión con el motín, señal de que las autoridades trabajaban metódicamente para desarraigar cualquier disidencia en las filas.
Shoigu y Gerasimov también destituyeron a otros oficiales superiores que parecían demasiado ambiciosos o desafiantes, entre ellos el general de división Ivan Popov, comandante del 58º ejército en la región ucraniana de Zaporizhzhia, que fue destituido tras hablar sobre los retos a los que se enfrentaban sus tropas en medio de la contraofensiva de Kiev.
Surovikin fue nombrado coordinador de defensa aérea de la Comunidad de Estados Independientes, una alianza de antiguas naciones soviéticas. Aunque se trata de un puesto simbólico, sin poder ni influencia, y sin duda una degradación humillante, el hecho de que no fuera expulsado del ejército indica que la investigación no lo ha implicado en ningún delito grave.
A principios de este mes, Surovikin fue visto en Argelia como parte de una delegación militar rusa.
Galeotti subrayó que, a pesar de la degradación, Surovikin ha mantenido su rango. Si Putin reorganiza la cúpula militar, podría volver a ocupar un alto cargo.
“Surovikin se encuentra ahora en una posición en la que no tiene poder ni prestigio, pero tampoco responsabilidades. No puede meter la pata”, dijo Galeotti en un podcast reciente.
Un sucesor de Shoigu podría nombrar a Surovikin nuevo jefe del Estado Mayor, afirmó, y añadió: “No tienen muchas figuras verdaderamente capaces”.
(Con información de AP)