Los mercenarios rusos del Grupo Wagner cometieron graves atrocidades contra el pueblo ucraniano durante su participación en la guerra de Vladimir Putin. Sin embargo, esa participación finalizó de forma abrupta cuando los combatientes se alzaron contra el Ejército ruso el pasado mes de junio. Luego de haber puesto en jaque al jefe del Kremlin, parte del grupo mercenario fue desplegado en Bielorrusia -bajo el amparo del dictador Alexander Lukashenko-, y otros fueron enviados a continuar sus operaciones en África. Más precisamente a Sudán, donde Wagner apoya a los paramilitares de las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF, por sus siglas en inglés), un amplio conjunto de milicias encabezado por el general Mohamed Hamdan Dagalo, conocido como Hemedti, en su lucha contra el Ejército local.
Lo que comenzó como simples especulaciones y trascendidos en las redes sociales cobró mayor relevancia a raíz de una investigación de la cadena CNN. Según ese medio, los servicios especiales ucranianos podrían estar detrás de una serie de ataques con drones y de una operación terrestre contra una milicia respaldada por los mercenarios rusos.
Si bien la CNN aclaró que no puede confirmar de forma independiente la participación de Kiev en los ataques, señaló que las características de los ataques y de los drones utilizados se asemejan al estilo ucraniano.
Incluso, una fuente militar ucraniana comentó a la cadena norteamericana que la operación fue llevada a cabo por un “ejército no sudanés”, y consideró que “los servicios especiales ucranianos eran probablemente responsables”.
El gobierno de Volodimir Zelensky, no obstante, no asumió la autoría de esos ataques. Una fuente militar sudanesa de alto nivel dijo a CNN que no tenía “conocimiento de una operación ucraniana en Sudán” y que no creía que fuera cierta. En esa línea se pronunciaron varios funcionarios norteamericanos, quienes declararon desconocer el incidente y expresaron su sorpresa ante la sugerencia de que Kiev podría estar detrás de los ataques.
Las investigaciones revelan que al menos ocho de los ataques fueron perpetrados con dos drones comerciales muy utilizados por Ucrania. Los expertos también señalaron que las tácticas empleadas eran muy poco habituales en Sudán y en la región africana en general.
Los videos alternan la vista del piloto, la vista de un drone que observa desde arriba y el del propio controlador. En las imágenes se observa una sucesión de ataques en Omdurman, ciudad situada al otro lado del río Nilo, frente a la capital, Jartum, foco de intensos enfrentamientos entre las dos facciones rivales. Seis ataques con drones tuvieron como objetivo camionetas que circulaban por el puente de Shambat, que conecta a esas dos ciudades de Sudán, lo que coincide con los informes locales sobre un ataque del 8 de septiembre. En tanto, otros ocho ataques alcanzaron a vehículos, edificios y hombres armados.
Estos bombardeos habrían sido perpetrados con drones con visión en primera persona (FPV, por sus siglas en inglés) y DJI MAVIC 3, ambos muy utilizados por las tropas ucranianas en el marco de la guerra con Rusia. Los primeros permiten a los pilotos ver la operación desde el punto de vista del avión no tripulado, utilizando unas gafas o un monitor para ver la transmisión en directo.
Un investigador británico que dirige Calibre Obscura, un sitio web que identifica armas, analizó las imágenes y reconoció que el dispositivo coincide con los utilizados por las fuerzas ucranianas para controlar los drones DJI MAVIC.
Otra fuente militar de Sudán indicó que los ataques se llevaron a cabo dos días después de que el Grupo Wagner facilitara un gran convoy de armas a los rebeldes en al-Zurug, en el suroeste del país, cerca de la frontera con Chad. Según detalló, un gran número de vehículos, entre ellos varios camiones cargados de armas, llegaron a esa región el 6 de septiembre.
En tanto, dos informantes militares de Chad comentaron a la CNN que el convoy viajó a través de Chad hasta Zurug, lo que supondría una expansión de la esfera de influencia de Rusia y Wagner en África, que también comprende a Mali, Sudán, la República Centroafricana y Libia.
Entre el arsenal suministrado por Wagner a los rebeldes de Sudán se destacan los misiles tierra-aire.
Una fuente sudanesa de alto nivel indicó que “alrededor del 90% de las armas de la RSF proceden de Wagner”. Afirmó, además, que el suministro de armas no disminuyó a pesar de la muerte de Prigozhin, y de su adjunto, Dmitry Utkin, en un accidente aéreo el 23 de agosto en Moscú.
“Hemos preguntado repetidamente al Kremlin sobre el apoyo de Wagner a la RSF, y nos han dicho que no tienen información al respecto (...) Para nosotros, el Kremlin y Wagner se han convertido en lo mismo”, manifestó el funcionario sudanés.
En una entrevista concedida recientemente a la agencia AFP, el canciller ucraniano Dmytro Kuleba, quien el último año visitó más de diez países africanos, dijo que “Rusia intenta por todos los medios mantener a los países en su órbita mediante la coacción, el soborno y el miedo (...) y dispone de dos herramientas para su trabajo en África, las más poderosas son la propaganda y Wagner”.
“Nuestra estrategia no es sustituir a Rusia, sino liberar a África de sus garras”, añadió.