El activista sij Hardeep Singh Nijjar, que llevaba mucho tiempo luchando por una patria separada para sus fieles, fue asesinado en junio cerca de Vancouver, lo que ha desencadenado una tormenta diplomática entre India y Canadá.
Las autoridades indias buscaban a Nijjar por presuntos delitos de terrorismo y conspiración para cometer asesinato, que él había negado a los medios de comunicación canadienses.
Poco se sabe de sus primeros años. Nació en 1977 en el estado indio de Punjab, corazón espiritual de la religión sij, donde casi el 60 por ciento de la población profesa esta fe.
Cuando aún era un niño, el Punjab fue escenario de una violenta insurgencia llevada a cabo por extremistas que pretendían crear una nación sij soberana a partir del estado.
Nijjar llegó a Canadá con unos 20 años, en 1997, después de que las fuerzas de seguridad indias controlaran la insurgencia.
El medio canadiense Global News informó, citando los registros de inmigración de Nijjar, que éste utilizó un pasaporte fraudulento para entrar en el país, que alberga la mayor comunidad de sijs fuera de la India.
Más tarde dirigió un negocio de fontanería y fue presidente de un gurdwara, o templo sij, cerca de Vancouver.
Al mismo tiempo, se implicó en grupos que hacían campaña a favor de “Khalistan”, el nombre propuesto para una patria sij.
Se estima que Nijjar participó en la organización de referendos para que los sijs emigrados manifestaran su apoyo a la creación de Khalistan.
A pesar de vivir en Canadá, las autoridades indias acusaron a Nijjar de patrocinar numerosos ataques, asesinatos y actos violentos en su país de origen.
La Agencia Nacional de Investigación india lo calificó de “terrorista” y el año pasado ofreció una recompensa de un millón de rupias (12.000 dólares) por información que condujera a su detención.
El medio de comunicación India Today dijo que Nijjar había sido acusado de participar en un atentado con bomba en 2007 en el que murieron seis personas y otras 42 resultaron heridas en la ciudad de Ludhiana, no lejos de su ciudad natal.
India se ha quejado a menudo a gobiernos extranjeros, incluido el canadiense, de las actividades de los sijs de línea dura de la diáspora india que, según afirma, intentan revivir la insurgencia del Punjab de la década de 1980.
El primer ministro Justin Trudeau visitó Punjab en 2018, donde el ministro principal del estado exigió medidas contra Nijjar y otros ocho líderes separatistas sijs.
Asesinato y tormenta diplomática
Nijjar fue asesinado a tiros por dos desconocidos enmascarados en junio frente al templo que presidía cerca de su casa en Surrey, Columbia Británica.
Tras su muerte, la Organización Mundial Sij de Canadá declaró que la agencia de espionaje del país le había advertido de amenazas contra él.
Los miembros de la comunidad sij de Canadá no tardaron en señalar con el dedo a India, y al mes siguiente varios centenares de personas se manifestaron ante el consulado indio en Toronto.
El gobierno canadiense respaldó públicamente esas afirmaciones el lunes, cuando Trudeau declaró en una sesión parlamentaria de urgencia que su gobierno disponía de “alegaciones creíbles” que vinculaban a agentes indios con el asesinato de Nijjar.
La ministra de Asuntos Exteriores, Melanie Joly, anunció también la expulsión de un alto cargo del Ala de Investigación y Análisis (RAW), la agencia de inteligencia exterior india, que había estado ejerciendo como diplomático en Canadá.
India tachó de “absurdas” las acusaciones de su implicación y respondió ordenando a un diplomático canadiense que abandonara Nueva Delhi.
La expulsión reflejaba la “creciente preocupación” de India por la implicación de diplomáticos canadienses en “actividades contrarias a la India”, según declaró el Ministerio de Asuntos Exteriores del país.
(Con información de AFP)
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