Estados Unidos lanzó este jueves una nueva ronda de sanciones contra individuos y empresas acusados de ayudar a Rusia en su guerra con Ucrania.
Las medidas alcanzan a unos 150 actores que, por medio de diversas acciones, permitieron al Kremlin eludir las sanciones que Occidente impuso en febrero de 2022.
El Departamento de Estado indicó que este paquete en particular es significativo ya que pesa sobre entidades clave que actúan como puntos de tránsito en el flujo de bienes cruciales para la economía de Rusia, que incluyen al sector tecnológico y energético.
Entre sus contribuciones destacan facilidades para la exportación de energía, reparación de barcos e importación de tecnología y equipos de navegación, entre otros.
En ese sentido, la secretaria del Tesoro estadounidense, Janet Yellen, sostuvo que el país “continúa con su trabajo incansable de atacar las cadenas de suministro militares de Rusia y privar a Vladimir Putin del equipo, la tecnología y los servicios que necesita para librar su cruel guerra contra Ucrania”.
Cinco de los sancionados son empresas turcas junto a un sexto individuo del mismo país, acusados de ayudar a reparar embarcaciones vinculadas al Ministerio de Defensa de Rusia, así como de proporcionarle materiales que podría emplear en su ofensiva bélica.
Una de estas compañías, según precisó el Departamento de Estado, es Margiana, que realizó “cientos” de envíos a dos entidades rusas que habían sido sancionadas en el pasado luego de que se las vinculara con el desarrollo de drones para la guerra.
A su vez, Margiana habría participado activamente en las contribuciones de armas a Moscú con el envío de un misil de crucero de largo alcance Kalibr, otro tipo de misil de largo alcance conocido como Kh-101 y un dron modelo Orlan-10 UAV, utilizado para recopilar inteligencia en el terreno.
Dos compañías finlandesas también se vieron afectadas por las sanciones. Se trata de Siberica y Luminor, a las que Estados Unidos señala de haber enviado a Rusia una amplia variedad de productos electrónicos, como cámaras para drones y baterías de litio. Sus dos dueños, el francés Gabriel Temin, y la estona Catherine Esther Temin, figuran a su vez en la ‘lista negra’ de Washington.
Por otro lado, las sanciones alcanzaron a compañías clave de la economía rusa, cuyo impacto va más allá del internacional y podría complicar aún más el delicado estado de los números del Kremlin.
Destacan, por ejemplo, la productora de cobre Russian Copper Company y dos importantes productores de automóviles: la estatal Avtovaz y la mayor fabricante del país, Gaz Group.
Por último, figuran un oligarca con doble nacionalidad -gregoriana y rusa-, a un funcionario de Inteligencia rusa acusado de participar en una campaña de desinformación y Pavel Pavlovich Shevelin, un afiliado al Grupo Wagner e involucrado en el envío de municiones a Corea del Norte.
“Aquellos individuos y entidades que se beneficien de la invasión y de su proximidad al Kremlin tendrán que rendir cuentas. Las acciones de hoy demuestran nuestro alcance a nivel global para imponer costes severos a los oligarcas de Putin”, agregó Yellen.
Con este nuevo paquete, Washington reiteró su compromiso inquebrantable con Ucrania y su postura intransigente frente a los crímenes rusos.
“Estados Unidos y sus aliados están unidos en su apoyo a Ucrania frente a una guerra no provocada, injustificada e ilegal de Rusia. Estaremos junto a Ucrania el tiempo necesario”, concluyó tras el anuncio el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken.
Sin embargo, las nuevas sanciones podrían tener un efecto más allá de las propias compañías y la misma Rusia y podrían desatar, también, la respuesta de Ankara.
Las relaciones entre la administración de Joe Biden y de Recep Tayyip Erdogan se encuentran en un punto delicado dado que aún se espera la ratificación del parlamento turco de la adhesión de Suecia a la OTAN en su próxima sesión, en octubre.
(Con información de EFE y Europa Press)