El partido de la depuesta líder de Myanmar, Aung San Suu Kyi, disuelto por los militares tras el golpe de Estado de 2021, denunció este miércoles que la junta está poniendo en peligro su vida al negarle una atención médica adecuada y una alimentación sana.
El comunicado de la Liga Nacional para la Democracia (LND), que ganó las elecciones de noviembre de 2020 anuladas por los militares, hizo hincapié en que Suu Kyi, de 78 años y encarcelada desde el golpe, no recibe un trato apropiado para su edad y condición, y responsabilizó a la junta de lo que le pudiera suceder.
La LND pidió a la ONU, a los líderes de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) y a otros organismos que presten atención a la situación.
La denuncia de la Liga de Suu Kyi, que encabezó la transición democrática en Birmania durante la década previa a la asonada (2011-2021) se suma a las de su hijo, Kim Aris, quien declaró desde Londres a la BBC que el régimen castrense se ha negado a proporcionar tratamiento médico a su madre, que padece de gingivitis, lo que le impediría comer.
“Me gustaría tener alguna forma de contactar con ella para saber que está bien, porque en este momento no tiene acceso a su abogado”, indicó Aris.
“No tiene acceso a sus médicos personales. No se le permite ningún visitante, hasta donde yo sé. Ni siquiera se le permite relacionarse con los otros prisioneros, lo que supone que básicamente está bajo una forma de confinamiento en solitario”, agregó.
Fuentes anónimas indicaron que Suu Kyi sí ha recibido atención médica y que su estado de salud “está mejorando”.
La salud de la nobel de la paz también fue tema de conversación durante la cumbre de líderes de la ASEAN la semana pasada en Yakarta.
El secretario asistente para los Asuntos de Asia Oriental y el Pacífico de Estados Unidos, Daniel J. Kritenbrink, dijo que algunos de los 18 líderes presentes hablaron sobre la “inaceptable detención” de Suu Kyi y expresaron “preocupaciones sobre su tratamiento, su estatus y su salud”.
Suu Kyi cumple una condena de 27 años de prisión impuesta en un opaco proceso judicial tras el golpe de Estado militar del 1 de febrero de 2021.
Desde que fue detenida, solo ha sido vista una vez en una comparecencia judicial, mientras que la junta, liderada por el general Min Aung Hlaing, ha prohibido a sus abogados hablar con la prensa.
Suu Kyi, quien ya pasó 15 años bajo arresto domiciliario con la anterior junta militar (1962-2011), niega todas las acusaciones y diversos países y organizaciones como Estados Unidos, Reino Unido, Japón, la Unión Europea, Human Rights Watch y Amnistía Internacional han pedido su liberación inmediata
El golpe de Estado, que puso fin a una década de transición democrática, ha sumido a Myanmar en una profunda crisis política, social y económica y ha abierto una espiral de violencia que ha exacerbado la guerra civil que vive el país desde hace décadas, con nuevos grupos armados formados tras el levantamiento.
(Con información de EFE y The Associated Press)
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