En un movimiento que subraya el creciente control del régimen chino sobre la población y su preocupación por la seguridad nacional, se lanzó una campaña a nivel nacional para reclutar a los ciudadanos en la vigilancia contra amenazas percibidas. Mientras la economía del gigante asiático enfrenta desafíos significativos, incluyendo su peor desaceleración en años, el presidente Xi Jinping se enfoca en preservar su poder y dominio del país y del Partido Comunista.
Xi se dirigió recientemente a la Comisión de Seguridad Nacional de China, enfatizando la necesidad de prepararse para los peores escenarios y mejorar la vigilancia en tiempo real. Esto ocurre en un contexto de múltiples desafíos que Beijing está enfrentando actualmente, tanto a nivel nacional como internacional.
Un desarrollo significativo es la revisión de la ley antiespionaje de China, ampliando el alcance de las actividades clasificadas como espionaje. El régimen también ofrece recompensas sustanciales a las personas que reporten a posibles espías. Se teme que esta medida genere desconfianza y sospechas entre los propios ciudadanos.
Aunque el llamado a la vigilancia ha resonado ampliamente, aún no está claro en qué medida se traduce en acciones concretas en el terreno. Las autoridades han anunciado la captura de varios espías en los últimos meses, pero algunos de estos casos parecen ser antiguos y se han revelado tardíamente, informó el New York Times.
Un aspecto destacado y tenebroso de esta campaña es la escala y la omnipresencia de su implementación. En trenes de alta velocidad, se proyectan videos que advierten a los pasajeros sobre compartir información sensible en las redes sociales, y en las oficinas gubernamentales se exhiben carteles que instan a los ciudadanos a “construir una línea defensiva del pueblo”.
“La medida refleja los profundos desafíos de legitimidad y la crisis que enfrenta el régimen”, dijo Chen Jian, profesor de historia moderna de China en la Universidad de Nueva York, a New York Times.
Incluso grupos e instituciones aparentemente no relacionados están participando. Las universidades, incluyendo departamentos como medicina veterinaria, exigen que el personal complete cursos en línea sobre la protección de secretos. Además, se ha identificado a los jóvenes como una área de particular preocupación, con universidades creando grupos de estudiantes encargados de informar sobre individuos que interactúan con sitios web o periodistas extranjeros.
En la provincia de Yunnan, las autoridades publicaron un video con tintes distópicos de hombres y mujeres con la vestimenta tradicional de los Yi bailando y cantando de forma alegre sobre la ley de seguridad nacional de China.
“Quienes no denuncien serán procesados. Cubrir crímenes conducirá a la cárcel”, cantaban los bailarines el video, mientras las mujeres agitaban sus faldas de color amarillo, azul y rojo brillante.
El efecto central de esta campaña ha sido aumentar la sospecha en torno a cualquier conexión con extranjeros, incluso en campos donde el intercambio cultural ha prosperado históricamente. Algunos académicos han dejado de reunirse con personas de otros países, y lugares en toda China han cancelado actuaciones de músicos extranjeros.
Aunque Beijing sostiene que China sigue abierta al compromiso y la inversión extranjera, persisten señales contradictorias. Las autoridades han registrado o interrogado a empresas de consultoría y asesoría estadounidenses, acusándolas de intentar obtener secretos de Estado a través de expertos chinos. Incluso compartir un nombre con una organización extranjera puede invitar a la vigilancia, como se demostró con la cancelación de una conferencia TEDx en Cantón.
A pesar del escepticismo y las preocupaciones planteadas por algunos ciudadanos chinos, los funcionarios parecen no estar disuadidos. Argumentan que aquellos que no han participado en actividades ilícitas no tienen motivos para temer.
Esta campaña de vigilancia a nivel nacional, que recuerda a campañas pasadas en la historia de China, resalta la paranoia y el miedo del régimen chino a su propia población con la excusa de salvaguardar la seguridad nacional.
Mientras China enfrenta desafíos tanto internos como externos, queda por verse cómo esta campaña dará forma al futuro del país y su relación con la comunidad global.