La dictadura de Corea del Norte puede haber obtenido tecnologías básicas del régimen de Irán para desarrollar sus nuevos drones, tal y como apuntó hoy en Seúl el experto israelí Tal Inbar, que señaló que ambos países tienen actualmente varias áreas de interés potencial para cooperar en materia de armamento.
Los nuevos drones que el régimen norcoreano exhibió en julio en una exposición de armamento en Pyongyang que fue visitada conjuntamente por el líder Kim Jong-un y el ministro de Defensa ruso, Serguéi Shoigú, fácilmente podrían tener su origen en Irán, indicó hoy Inbar durante una rueda de prensa organizada por el medio especializado NK News.
Inbar subrayó que una teoría muy plausible sobre cómo Pyongyang ha pasado en tan poco tiempo de producir drones de pequeño tamaño, vuelo de escasa altura y poca autonomía a engendrar estas dos aeronaves no pilotadas, que aparentan ser copias del Reaper y el Global Hawk estadounidenses, es que Irán le haya transferido directamente tecnología o conocimientos prácticos.
En este sentido, el analista israelí recordó que Teherán, que se ha hecho con varios modelos de dron operados por EEUU -como el Global Hawk- tras derribarlos, ha alardeado públicamente de haber copiado estas tecnologías usadas por Washington para espionaje y ataques furtivos aéreos.
La última muestra de esto fue la presentación en sociedad, hace poco más de una semana, del Mohajer-10, un nuevo dron iraní que es idéntico precisamente al Reaper estadounidense.
Inbar apuntó que aunque no existe confirmación oficial en este sentido, el trabajo de los círculos de la llamada inteligencia de fuentes abiertas, así como los informes de expertos de la ONU, en muchos casos ha señalado con éxito la cooperación en el pasado entre Teherán y Pyongyang.
Los misiles norcoreanos derivados del Scud B soviético sirvieron, por ejemplo, para cimentar en los noventa el programa de proyectiles Shahab de los Ayatollah.
El analista recordó además que ambos países han logrado hacerse en los últimos tiempos con recursos armamentísticos que la otra parte aún no tiene operativos.
Esto dibuja numerosas áreas -desde cabezas nucleares a misiles balísticos de alcance intercontinental (ICBM) o para ser lanzados desde submarino (SLBM) a cohetes espaciales- en las que compartir conocimiento y tecnología a modo de intercambio o directamente “a cambio de dinero o petróleo”.
“La realidad es que el mundo no puede hacer prácticamente nada para evitar este tipo de intercambios. En ese sentido es un poco como la lucha contra el tráfico de drogas”, señaló Inbar.
(Con información de EFE)
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