Vladimir Putin instó este martes al Gobierno y al Banco Central de Rusia (BCR) a utilizar más activamente los instrumentos en su poder para frenar la inestabilidad financiera causada por la devaluación del rublo, golpeado por las sanciones internacionales y el desequilibrio de la balanza comercial debido a la guerra en Ucrania.
“En los últimos meses, en los mercados financieros creció considerablemente la volatilidad (...) Evidentemente, esas oscilaciones dificultan la toma de decisiones sobre inversiones por parte de las empresas y los ciudadanos”, dijo el presidente ruso durante una reunión con el Gobierno transmitida en directo por la televisión estatal.
Putin subrayó que el ejecutivo y el BCR deben adaptarse a la situación creada y, entre otras cosas, “limitar la demanda especulativa e improductiva en la economía y controlar la fuga de capitales”.
Admitió que, pese a que es un asunto que él y el Gobierno siguen de cerca, “los riesgos inflacionarios aumentan” -la inflación ascendía al 3,52% a mediados de agosto-, por lo que “contener el alza de los precios pasa ahora al primer plano”.
“Pido a los colegas del Gobierno y del BCR que mantengan la situación bajo un permanente control (...). Sé que hay muchas discusiones al respecto, pero el consenso hasta ahora siempre lo habíamos encontrado y lo volveremos a encontrar”, afirmó.
El presupuesto está bajo presión por lo que Putin llama su “operación militar especial” en Ucrania, y el Banco Central se vio obligado a subir las tasas de interés la semana pasada para frenar la caída del rublo. “La escala y la complejidad de las tareas que estamos resolviendo, y que seguimos resolviendo, son de una naturaleza realmente excepcional”, dijo el presidente ruso.
La situación general es estable, pero requiere un seguimiento vigilante y decisiones oportunas, indicó.
Tras una inflación de dos dígitos en 2022, el ritmo de subida de los precios disminuyó en la primavera boreal, pero la inflación vuelve a estar por encima del objetivo del 4% del Banco Central y aumenta sin cesar.
El creciente déficit presupuestario ruso y la gran escasez de mano de obra han contribuido a aumentar la presión inflacionista durante todo el año.
Según la prensa local, los rusos han comenzado a ahorrar en el consumo de productos básicos ante el encarecimiento de los precios debido a la devaluación de la moneda nacional, el rublo.
La divisa rusa superó el pasado 14 de agosto la barrera psicológica de los 100 rublos por dólar, lo que llevó al BCR a convocar una reunión extraordinaria ante el temor de que se repitiera la suspensión de pagos de hace 25 años (1998).
Al día siguiente, el BCR elevó los tipos de interés en 350 puntos básicos hasta el 12% y no descartó medidas similares en las próximas semanas.
La divisa rusa se recuperó la pasada semana hasta los 93,4 rublos por moneda estadounidense, pero esta semana se ha vuelto a depreciar levemente hasta los 94,1, según la cotización oficial del banco central.
Debido a la inestabilidad política, al aumento del coste de las importaciones, la drástica caída de las exportaciones y las sanciones occidentales por la guerra, el rublo se ha devaluado en torno al 30% en lo que va de año.
Asimismo, el rublo no ha dejado de depreciarse desde que el jefe del Grupo Wagner, Yevgeni Prigozhin, protagonizara el pasado 23-24 de junio una fallida rebelión armada contra el Ejército ruso.
(Con información de EFE y Reuters)
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