La enfermera británica Lucy Letby fue declarada culpable este viernes de haber asesinado a siete bebés prematuros y de haber intentado matar a otros seis cuando trabajaba en un hospital de Chester, en el noroeste de Inglaterra.
Su macabro accionar contrasta con la imagen que daba. En casi todas las fotos se la veía sonriente. Sus redes sociales eran una muestra de esa falsa felicidad y bondad que transmitía. Pero detrás de esa máscara se escondía una mujer que asesinó sin piedad a pequeños recién nacidos que estaban a su cuidado.
Letby inyectaba a los bebés insulina, leche o aire. Luego amanecían enfermos y morían a las pocas horas. Tras meses de incertidumbre, los investigadores encontraron un denominador común en las decesos: la presencia de la misma enfermera.
Los asesores pediátricos del centro empezaron a preocuparse en junio de 2015 por el número de muertes de recién nacidos, más elevado de lo habitual.
Muchas de ellas se describían como “inexplicadas” o “inesperadas”, según un informe publicado en julio de 2016 por el Real Colegio de Pediatría y Salud Infantil.
Su relación con un médico y el diario con una macabra confesión
Nacida el 4 de enero de 1990 en la ciudad inglesa de Hereford, se graduó de enfermera especializada en recién nacidos en la Universidad de Chester. Hoy es considerada como una de las asesinas infantiles más terribles de la historia reciente de Gran Bretaña y en una de las más notorias del último siglo. El fiscal Nicholas Johnson la describió como una asesina “fría, calculadora, cruel e implacable”.
La joven enfermera vivía en una casa decorada con elementos hogareños e infantiles. Testigos la describían como una persona muy meticulosa. Llevaba un registro detallado de sus horarios de trabajo y actividades sociales en su diario, según el medio The Guardian. Asistía a clases de salsa y tenía una vida social activa. Sus compañeros de trabajo decían que era “excepcional” debido a su atención meticulosa a los detalles y su dedicación.
Una relación especial con un médico casado daba que hablar en el hospital. Los mensajes y encuentros que compartieron sugieren que tuvieron una relación más profunda que la de colegas, según The Guardian. Se cree que Letby lastimaba a los bebés para atraer la atención del médico.
En su casa, la policía halló cartas en las que parecía admitir los crímenes. “No merezco vivir. Los maté a propósito porque no soy lo suficientemente buena para cuidarlos. Soy una persona horriblemente mala”, escribió Letby. En letras mayúsculas, plasmó en un trozo de papel: “Soy malvada, yo hice esto”.
Luego de ser detenida, fue descrita como una “presencia malévola constante” en la unidad infantil de terapia de Cheshire, donde supuestamente mató e hirió a muchos niños vulnerables, incluidos gemelos. Allí se internaban los recién nacidos prematuros que requerían de atención médica para sobrevivir los primeros días de vida.
Se la acusa de cometer los crímenes cuando estaba de guardia porque sabía que era poco probable que los padres visitaran la sala de neonatología por la noche.
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