Ex prisioneros de guerra ucranianos afirmaron haber sido sometidos a torturas, con palizas y descargas eléctricas, mientras estaban bajo custodia en un centro de detención en el suroeste de Rusia, lo que supone una violación del derecho internacional humanitario, reveló este miércoles la cadena BBC.
Una docena de estos detenidos, liberados en intercambios de presos, denunciaron abusos físicos y psicológicos por parte de oficiales y guardias rusos en el Centro de Detención Preventiva Número Dos, en la ciudad de Taganrog, según relataron en entrevistas con la emisora.
De acuerdo con los testimonios, hubo violencia extrema y malos tratos en las instalaciones.
“Te martilleaban como a un clavo”, denunció Artem Seredniak, quien antes de ser apresado dirigía un pelotón de francotiradores en el Regimiento Azov, la principal fuerza militar en Mariupol.
Un oficial utilizó una silla de madera para golpearlo. “Me pegó tanto que se rompió por partes”.
También le pidieron que cante el “himno de Azov”. Como no conocía ninguno, supuso que los guardias se referían a la Oración del Nacionalista Ucraniano, un juramento del siglo XX que suelen leer en voz alta los soldados antes de ser enviados al combate. Seredniak lo recitó de mala gana, según la BBC.
Le pegaron, se cayó y se golpeó la cabeza contra una pared, lo que le provocó un corte cerca de la ceja. Quedó tendido en el suelo, mientras continuaban golpeándolo por todo el cuerpo.
“Cuando por fin me levanté, me dijeron: ‘esperamos haberte sacado eso a golpes’”.
Entre las denuncias figuran golpes a hombres y mujeres, incluso en riñones y pecho, mientras que guardias rusos amenazaron e intimidaron constantemente a los detenidos, algunos de los cuales han hecho confesiones falsas, usadas supuestamente como pruebas en su contra en los juicios, agrega la investigación de la BBC.
Además, se ha denunciado que los cautivos no han recibido asistencia médica adecuada y hubo casos de fallecimientos.
Otro preso reveló que lo agredían por tener tatuajes. “Me decían: ‘¿Qué es esto? Te voy a pegar por eso’”, dijo Serhii Rotchuk, sargento mayor de 34 años. “Si tenías algún tatuaje, te consideraban un mal tipo”.
Seredniak aseguró que otros presos con tatuajes nacionalistas, como la bandera ucraniana o el tridente dorado, eran blanco frecuente de ataques: “Nos odiaban por ser ucranianos”.
“Había patadas constantes. Te sentías como un balón de fútbol”, señaló Artem Dyblenko, sargento mayor de la 36 Brigada de Marines.
La médica de combate Iryna Stohnii afirmó que los presos estaban “constantemente desnutridos”. “No nos daban de comer. Ni siquiera nos dejaban salir al exterior. Sólo podíamos ver el cielo a través de los barrotes de las ventanas”, precisó.
Otras mujeres denunciaron que los guardias las obligaban a desnudarse y hacían comentarios despectivos sobre sus cuerpos.
La BBC no ha podido verificar de forma independiente las afirmaciones de los presos, pero los detalles de los relatos se compartieron con grupos defensores de los derechos humanos y, en la medida de lo posible, fueron corroborados por otros retenidos.
Rusia no ha permitido que ningún organismo externo, incluida la ONU o el Comité Internacional de la Cruz Roja, visite las instalaciones, que antes de la guerra se usaban exclusivamente para mantener a prisioneros rusos.
El Ministerio de Defensa de Rusia no ha respondido a varias solicitudes para comentar estas alegaciones.
Más de 2.500 ucranianos han sido liberados desde el comienzo del conflicto, pero se estima que hasta 10.000 cautivos permanecen bajo custodia rusa, según grupos defensores de los derechos humanos.
(Con información de EFE)
Seguir leyendo: