La persecución contra la disidencia en Irán sigue a la orden del día. Este martes, un tribunal de Teherán condenó a dos cineastas a seis meses de prisión por presentar, en 2022, su filme “La Familia de Leila” en el reconocido festival de Cannes.
Saeed Roustaee y Javad Norouzbeigui, director y productor de la película respectivamente, fueron sentenciados luego de que los jueces del tribunal revolucionario iraní consideraran que con su producto habían “contribuido a la propaganda de la oposición contra el sistema islámico”.
El largometraje narra la historia de una familia iraní pobre al borde del colapso, en medio de una profunda crisis económica que sólo los hunde más en sus deudas y acaba con sus sueños e ilusiones. Fue reconocido con el premio del jurado de la Federación Internacional de Prensa Cinematográfica en mayo de 2022.
Tal es la precisión de esta radiografía del país que su presentación ante el mundo despertó el enojo del régimen y decidió prohibirla por “infringir las reglas al participar sin permiso (…) en Cannes y luego en Múnich”.
A pesar de los seis meses de prisión a los que fueron condenados Roustaee y Norouzbeigui, el Tribunal definió que, de momento, los cineastas sólo cumplan una vigésima parte de ello, por lo que pasarán únicamente nueve días tras las rejas.
En tanto, el restante tiempo “quedará en suspenso durante cinco años”, período en el cual no podrán desarrollar “actividades ligadas al crimen cometido ni comunicarse con personas activas en el sector del cine”, recogió el diario reformista Etemad y sumó que los acusados tienen 20 días para recurrir a este veredicto.
La decisión del Tribunal sobre este filme se da tan sólo dos días después de que otra película, filmada clandestinamente en el país, ganara el primer premio del Festival de Locarno.
“Zona Crítica”, de Ali Ahmadzadeh, se hizo con el Leopardo de Oro del certamen suizo aunque el director se vio impedido de salir del país para recibirlo.
“Hacer esta película fue un acto de rebeldía. El hecho de que la gente la vea es una victoria aún mayor para nosotros”, comentó el cineasta de 37 años sobre la desafiante apuesta de filmar de manera clandestina en las calles de Teherán y lograr con éxito esquivar la censura de las autoridades.
“Es un himno a la libertad y la resistencia en Irán”, afirmaron por su parte los organizadores del festival luego de ver el producto galardonado.
En esta oportunidad, el filme cuenta la historia de un traficante de drogas que conduce por las noches en la capital del país e introduce, a la par, personajes que se entrelazan con su historia. En primer lugar, una azafata convertida en contrabandista; en segundo, una madre que intenta salvar a su hijo drogadicto; y, por último, un grupo de trabajadoras sexuales transexuales.
(Con información de AFP)
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