Occidente lleva ya mucho tiempo denunciando que Irán, tras su salida del pacto con Estados Unidos, retomó su programa nuclear y, con ello, sus ambiciones por hacerse con un arma de destrucción masiva.
Expertos de Medio Oriente y agencias de inteligencia europea advirtieron que la República Islámica estaría tan avanzada en sus planes que ya podría estar cerca de un posible primer ensayo nuclear.
El general de brigada israelí Yossi Kuperwasser, investigador principal del Foro de Seguridad de Defensa del país, aseguró a The Jerusalem Post que “Irán está evidentemente comprometido con su plan de armas nucleares” y sumó que “los informes de inteligencia europeos describen los esfuerzos encubiertos iraníes para acortar los plazos para su arsenal nuclear mediante la adquisición ilegal de equipos y conocimientos de varios países europeos”.
El Middle East Media Research Institute (MEMRI) recopiló y publicó las conclusiones de los informes de los servicios de los Países Bajos, Suecia y Alemania en los que, además de exponer los avances del régimen, enfatizaron en las maniobras que las autoridades del país han realizado todos estos años para eludir las sanciones y obtener tecnología ilícita.
El Servicio de Seguridad General e Inteligencia de los Países Bajos (AVID) fue una de las agencias incluidas en el informe y la que más enfatizó que la rapidez con la que el régimen persa avanzó en la purificación del uranio “acerca la opción de un posible primer ensayo nuclear iraní”.
Puntualmente, la agencia informó que durante 2022, Irán siguió adelante con su programa nuclear, “aumentando sus reservas de uranio enriquecido al 20% y al 60 por ciento”, las cuales, mediante centrifugadoras, pueden alcanzar un mayor enriquecimiento, cercano al 90% necesario para un arma nuclear.
Inclusive, el documento señala que “Irán sigue ignorando los acuerdos alcanzados en el marco del Plan Integral de Acción Conjunta (JCPOA) y, al desplegar centrifugadoras de enriquecimiento de uranio cada vez más sofisticadas, está ampliando su capacidad de enriquecimiento”.
Sin embargo, tal como explicaba Kuperwasser, estos resultados no serían posibles de no ser por una serie de maniobras y operaciones a la par, que permiten a las autoridades hacerse de la última tecnología, “productos y conocimientos para la producción de armas de destrucción masiva, sus sistemas de vectores, otros armamentos o elementos de nuevos sistemas de armas”, incluso a pesar de las sanciones que las potencias occidentales han impuesto sobre el país.
En ese sentido, el Servicio de Seguridad de Suecia concluyó que “Irán se dedica al espionaje industrial, dirigido principalmente a la industria sueca de alta tecnología y a productos suecos que puedan utilizar en el programa de armas nucleares”, mientras que la agencia de inteligencia de Dinamarca (PET) también señaló que los iraníes han intentado adquirir productos y tecnologías daneses -incluso a través de terceros países-.
La Oficina Federal para la Protección de la Constitución de Alemania constató estas denuncias en su informe.
“Las autoridades para la protección de la Constitución pudieron encontrar, en 2022, un número constantemente elevado de indicios de intentos de adquisición relevantes para la proliferación por parte de Irán para sus programas nucleares”, se lee en el documento aunque Kuperwasser dijo que “los informes (de las agencias europeas) sólo exponen parte de los esfuerzos iraníes en Europa y sería prudente suponer que muchos de esos esfuerzos han permanecido clandestinos”.
El PET insistió en que “se han impuesto sanciones internacionales a Irán debido a sus programas nucleares y de misiles, a las violaciones de los derechos humanos y a la venta de armas a Rusia” aunque éstas, según el experto, han sido poco efectivas.
A sus ojos, Estados Unidos y otras potencias han mutado sus esfuerzos por imponer castigos hacia conseguir un acuerdo provisional con el régimen persa, por lo que están “recompensando a Irán con un nuevo ‘entendimiento’ y sólo motivarían a continuar y aumentar sus esfuerzos para obtener los componentes necesarios de las armas nucleares”.
“Es probable que Irán interprete la política occidental hacia él como un signo de debilidad ya que las acciones europeas y estadounidenses contra Irán han sido pasivas y poco intimidatorias”, dijo al respecto.
Teherán había suscrito un acuerdo nuclear con Washington en 2015 pero éste se vio finalizado cuando, de manera unilateral, en 2018 el entonces presidente Donald Trump decidió retirarse e imponer nuevamente sanciones sobre el país. A su entender, el JCPOA no logró poner un freno a las ambiciones iraníes por ampliar su dispositivo de armas nucleares ni detuvo su postura como el peor Estado patrocinador del terrorismo.
Sin embargo, con la llegada de Joe Biden a la Casa Blanca, la postura del gigante norteamericano cambió y se enfocó en conseguir nuevamente un espacio de negociaciones con las autoridades persas, aunque con poco éxito. Inclusive, algunas de las sanciones fueron suspendidas, con el ánimo de facilitar las conversaciones.
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