Dos días después de que soldados amotinados derrocaran al presidente democráticamente elegido de Níger, el viernes seguía sin estar claro quién estaba al frente del país y qué esfuerzos de mediación se llevaban a cabo, mientras los analistas advertían que el caos político podría hacer retroceder la lucha contra los grupos extremistas e incrementar al influencia de Rusia en la región.
Varios cientos de personas se congregaron el jueves en la capital, Niamey, y entonaron cánticos de apoyo al contratista militar privado ruso Grupo Wagner mientras ondeaban banderas de Rusia, además de quemar autos y saquear la sede del partido del presidente. “Estamos hartos”, dijo Omar Issaka, uno de los manifestantes.
Los soldados no han anunciado quién es su líder y el presidente, Mohamed Bazoum, quien fue elegido hace dos años en el primer traspaso de poder pacífico y democrático del país desde que se independizó de Francia en 1960, no ha renunciado al cargo.
Algunos de los últimos mensajes públicos del gobierno incluyeron un desafiante tuit del presidente el jueves declarando que la democracia prevalecería, y un llamado del ministro de Exteriores, Hassoumi Massoudou, en el medio francés France 24, a los nigerinos se levantasen contra el motín.
Una persona próxima al presidente que no estaba autorizada a hablar sobre la situación declaró a The Associated Press que Bazoum no tiene intención de renunciar y que había conversaciones en marcha.
Pero no estaba claro quién participa en ese diálogo, la naturaleza de las discusiones o cómo se están desarrollando.
De acuerdo con los analistas, el golpe de Estado podría desestabilizar el país y amenaza con cambiar drásticamente el compromiso de la comunidad internacional con la región del Sahel.
Bazoum es un aliado clave en los esfuerzos occidentales para luchar contra los yihadistas, y la nación del África occidental ha sido vista como el último gran socio occidental frente al extremismo en una región donde el sentimiento antifracés ha allanado el camino al Grupo Wagner.
Las vecinas Mali y Burkina Faso han expulsado al ejército francés, que había colaborado en su lucha contra los yihadistas. Mali ha contratado a Wagner y se cree que los mercenarios estarán pronto también en Burkina Faso.
La Comunidad Económica de Estados del África Occidental dijo antes esta semana que enviaría al presidente de Benín, Patrice Talon, para dirigir los esfuerzos de mediación, pero el viernes Talon no se encontraba en el país. En su primer discurso a la nación el miércoles en la noche, los amotinados instaron a los “socios externos” a no interferir.
Por su parte, la ministra francesa de Exteriores, Catherine Colonna, declaró a la prensa gala el viernes que el presidente, Emmanuel Macron, habló varias veces con Bazoum. Según Colonna, Francia cree que todavía hay salida a la crisis y considera que el intento de golpe carece de legitimidad.
También el jueves, la vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris, afirmó que la “cooperación del país con el gobierno de Níger está supeditada al compromiso continuado de Níger con las normas democráticas”.
Níger podría perder millones de dólares en forma de ayudas y asistencia militar que Estados Unidos y los países europeos le han proporcionado recientemente en un intento de ayudar en la lucha contra el extremismo islámico.
(Con información de AP)
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