Al menos 19 personas fueron arrestadas y cinco resultaron heridas este lunes en las protestas contra la reforma judicial frente al Parlamento en Jerusalén, donde el Gobierno de primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, logró aprobar una ley clave de este polémico plan.
Las manifestaciones concentraron a varios miles de movilizados en las inmediaciones de la Knéset (Parlamento), mientras la coalición gubernamental avanzaba en pleno en la aprobación de una legislación que anuló la doctrina de razonabilidad, que permitía hasta ahora al Supremo revisar y revocar decisiones gubernamentales en base a si estas eran razonables o no.
Su eliminación se ha considerado uno de los pilares de la reforma judicial, que según críticos acabará con la independencia de la justicia y socavará la bases democráticas formales de Israel.
Desde primera hora, los manifestantes -convocados por los amplios movimientos de protesta que se han convertido en los más masivos de la historia del país- se congregaron en un campamento en un parque cercano, intentaron cortar calles y bloquear el acceso al Parlamento.
Paredes y vallas que recorrían toda la calle frente al Tribunal Supremo, la oficina del primer ministro y el parlamento estaban cubiertas con cientos de pegatinas en las que se leía “no serviremos a un dictador”, “democracia o rebelión” y “salvemos a Israel de Netanyahu”.
Hubo algunos altercados con la Policía, que usó también cañones de agua fétida y agentes a caballo para dispersar a los congregados.
Estos intentaron llevar a cabo lo que llamaron como un “asedio” en torno a la Cámara para presionar al Ejecutivo para que no siguiera con la aprobación de la controvertida legislación, mientras los partidos de la oposición buscaron alcanzar un compromiso con el Gobierno en unas conversaciones de última hora, sin éxito.
Los agentes pusieron vallas metálicas para proteger los accesos al Parlamento, y Netanyahu -que justo salía del hospital después de que le implantaran un marcapasos- tuvo que acceder a la Cámara por una entrada lateral para esquivar a los manifestantes.
La Policía detuvo a una veintena de manifestantes “por violar el orden público”, y grupos de movilizados realizaron acciones de desobediencia civil como sentarse en el suelo en medio de vía pública, mientras los arrastraban para llevárselos.
A su vez, cinco personas resultaron heridas leves y fueron trasladas al hospital para recibir atención médica.
“La idea general de la Policía es proteger a los ciudadanos, pero aquí vemos lo contrario”, se quejó Tomer Naveh, de 52 años, capitán del Ejército desde hace más de 30 años que hoy estaba entre los manifestantes y criticó con dureza la represión policial.
Tras la aprobación de la ley y la eliminación de la doctrina de razonabilidad, los movimientos de protesta apelaron a seguir con las manifestaciones ante el Parlamento en Jerusalén, en Tel Aviv y otros lugares del país para oponerse a un proyecto de reforma judicial que ha agravado aún más la división de la sociedad israelí.
“Es un día triste”, dijo el líder de la oposición, Yair Lapid, tras la votación. “Esto no es una victoria para la coalición. Esto es la destrucción de la democracia israelí”.
Ahora se esperan más protestas masivas, y el Movimiento por un Gobierno de Calidad, un grupo de la sociedad civil, anunció inmediatamente que impugnaría la nueva ley ante el Tribunal Supremo. El movimiento de protesta de base condenó la votación, afirmando que el “gobierno de extremistas de Netanyahu está demostrando su determinación de hacer tragar su ideología marginal a millones de ciudadanos”. “Nadie puede predecir el alcance del daño y la agitación social que seguirá a la aprobación de la legislación”, señalaron.
Para aumentar aún más la presión sobre Netanyahu, miles de reservistas militares han declarado su negativa a servir bajo un gobierno que está tomando medidas que, en su opinión, encaminan al país hacia la dictadura. Estas medidas han suscitado el temor de que la preparación del ejército se vea comprometida.
La reforma ha puesto de manifiesto las profundas divisiones de la sociedad israelí, en gran parte por motivos religiosos, étnicos y de clase.
Aunque los manifestantes proceden de todos los segmentos de la sociedad, en su mayoría pertenecen a la clase media laica del país, mientras que los partidarios de Netanyahu suelen ser más pobres, más religiosos y viven en asentamientos de Cisjordania o en zonas rurales periféricas. Muchos de sus partidarios son judíos mizrahi, con raíces en países de Oriente Próximo, y han expresado hostilidad hacia lo que consideran una clase elitista de judíos asquenazíes o europeos.
En vísperas de la votación, decenas de miles de personas se reunieron en concentraciones multitudinarias a favor y en contra del plan. Los partidarios de Netanyahu se agolparon a última hora del domingo en el centro de Tel Aviv, escenario habitual de protestas antigubernamentales, mientras que sus detractores se concentraron en Jerusalén antes de la votación del lunes.
(Con información de EFE, AP)
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