Después de muchos años de debate, las autoridades ucranianas aprobaron esta semana cambiar la hoz y el martillo soviéticos del escudo de la estatua de la Madre Patria por el tridente que ha sido el emblema nacional del Estado ucraniano siempre que el país ha sido independiente.
“El proceso de superar las consecuencias de la sovietización, la rusificación y el comunismo no es sólo una cuestión legislativa, sino una demanda social”, dijo al anunciar la decisión el ministro ucraniano de Cultura, Oleksandr Tkachenko.
Un 85% de los más de 800.000 participantes en una encuesta realizada el año pasado por el Gobierno, explicó Tkachenko, apoyaron la modificación en el escudo que levanta con su mano izquierda la figura femenina representada en esta escultura de acero de más de cien metros de altura que se alza a orillas del río Dniéper a su paso por Kiev.
Inaugurada por el líder de la URSS Leonid Brezhnev en 1981, cuando Ucrania era una de las 15 repúblicas soviéticas, la estatua pronto se convirtió por su espectacularidad y su emplazamiento a orillas del tramo del río que divide en dos la ciudad en uno de los símbolos más reconocibles de la capital ucraniana.
A partir de 2014, cuando la Rusia de Vladimir Putin invadió por primera vez Ucrania en represalia por el derrocamiento tras meses de protestas callejeras del último presidente prorruso del país, el Parlamento ucraniano aprobó varias leyes para eliminar, o al menos atenuar, las huellas de siglos de dominio ruso y soviético en el espacio público.
La estatua de la Madre Patria era, desde un primer momento, uno de los objetivos claros de estas leyes. Pero, independientemente de sus orígenes, el monumento formaba ya parte de la identidad de la capital de Ucrania.
Aunque nació como un homenaje a la patria soviética que los ucranianos compartían en plano de inferioridad con los rusos, la orgullosa figura femenina que alza su espada y su escudo al cielo de Kiev se había convertido para muchos en un símbolo de la resistencia de la ciudad y de Ucrania a la voluntad de someterlas de Rusia.
Desmontarla y colocarla en un museo lo suficientemente grande para albergarla, como se hizo el año pasado con la estatua de la emperatriz rusa Catalina II en Odesa, quedó, por lo tanto, descartado, y las autoridades ucranianas optaron por plasmar en el escudo el nuevo significado que muchos ucranianos dan al monumento.
Las obras con que se hará la modificación han sido aprobadas por la Inspección Estatal de Arquitectura y Planificación Urbana. La idea es que el tridente que representa la soberanía de Ucrania sea visible en el escudo de la estatua el 24 de agosto, cuando el país celebra el día de la independencia.
Se estima que las obras tendrán un coste aproximado de 765.000 dólares (unos 680.000 euros) que será cubierto en su totalidad, para no desviar recursos públicos del esfuerzo de guerra, por bancos, empresas energéticas y de correo y otras compañías privadas ucranianas.
En palabras del ministro de Cultura, el nuevo escudo transformará un monumento de otra época que abraza ahora “la nueva realidad” y “contribuye a la lucha por nuestra libertad y nuestra independencia”.
La invasión militar a gran escala lanzada por Putin contra Ucrania el 24 de febrero del año pasado ha cambiado para siempre la sociedad ucraniana y está cambiando también muchos detalles del paisaje de sus ciudades para reflejar la voluntad de los ucranianos de ser plenamente independientes y separarse de Rusia.
(Con información de EFE)
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