El presidente de Nigeria, Bola Tinubu, declaró el estado de emergencia por la crisis a la que se enfrenta el país ante la escasez de alimentos.
El mandatario nigeriano aprobó un paquete de medidas relacionadas con la disponibilidad de alimentos y agua, así como productos básicos de subsistencia en el Consejo de Seguridad Nacional, en un esfuerzo para abordar la inflación de los alimentos tras la eliminación del subsidio al combustible.
Entre las medidas se incluye la entrega inmediata de fertilizantes y granos a los agricultores y familias. Las autoridades, además, rechazaron la agricultura estacional, indicando que “ya no” se puede tener “el lujo” de que haya inactividad en la agricultura.
El asesor especial del presidente, Dele Alake, indicó que Tinubu “no es ajeno al aumento del costo de los alimentos y cómo afecta a los ciudadanos”. “Si bien la disponibilidad no es un problema, la asequibilidad ha sido un problema importante para muchos nigerianos en todas las partes del país”, expresó.
“Esto ha llevado a una caída significativa en la demanda, socavando así la viabilidad de toda la cadena de valor agrícola y alimentaria”, indicó el asesor presidencial, quien señaló, además, que se tienen que producir alimentos durante todo el año, según declaraciones recogidas por el periódico Leadership.
Alake explicó que, como ocurre con la mayoría de emergencias, existen intervenciones y soluciones inmediatas, a medio y a largo plazo. Así, anunció que el Gobierno planea asignar fondos previamente ahorrados de la eliminación del subsidio al combustible para modernizar el sector agrícola, centrándose en aumentar la productividad.
El mandatario nigeriano contratará empresas para talar bosques y hacerlos aptos para fines agrícolas, las cuencas de los ríos se utilizarán para permitir la siembra de cultivos durante la estación seca y apostará por medios de transporte alternativos.
Crisis humanitaria
Aproximadamente seis millones de personas se encuentran actualmente en situación de necesidad en la zona noreste de Nigeria, según la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios.
Esta cifra supone un empeoramiento con respecto a los 5,5 millones de personas que registró la organización el año pasado.
“Debemos actuar con rapidez para evitar que la situación se vuelva aún más catastrófica”, subrayó el coordinador de la oficina en el país africano, Matthias Schmale.
Schmale anunció además que, entre junio y agosto, se estima que 4,3 millones de personas padecerán hambre severa en los tres principales estados del noreste nigeriano (Borno, Adamawa y Yobe), frente a los 4,1 millones contabilizados el año pasado en la misma época.
De este total, más de 500.000 personas se encuentran a un paso de la hambruna.
Además, el coordinador de la oficina nacional de la ONU reveló que la cifra de niños con menos de cinco años en riesgo de desnutrición aguda grave es cuatro veces superior a la de 2021, alcanzando los 700.000 menores.
“He visto a madres luchando por la vida de sus bebés desnutridos en centros de estabilización”, confesó Schmale.
El coordinador también puso el foco en las mujeres y niñas del país africano, que representan el 55 % de los desplazados internos y se enfrentan a mayores riesgos de violencia como secuestros, violaciones y abusos sexuales.
Schmale destacó que otro factor que dificulta la intervención humanitaria es la crisis climática, con unas inundaciones el año pasado que afectaron a más de 4,4 millones de personas y dañaron 676.000 hectáreas de cultivo del país.
El aumento del precio de los alimentos, los combustibles y los fertilizantes, así como los controles ilegales de vehículos y los ataques con explosivos improvisados son otros de los principales problemas que acucian esta crisis.
(Con información de Europa Press y EFE)
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