Alemania anunció que reducirá su dependencia de China en “sectores críticos”, en un intento de reducir la dependencia económica que posee respecto a la segunda economía mundial. El Gobierno publicó su primera “Estrategia sobre China”, un duro documento que pone de relieve el delicado equilibrio que debe realizar para gestionar su dependencia de Beijing, en medio de crecientes críticas al historial del régimen de Xi Jinping en materia de derechos humanos y su actitud hacia el derecho internacional.
El documento de 64 páginas se publica en medio de un impulso más amplio en Occidente para reducir la dependencia estratégica de China -que los responsables políticos han etiquetado como “de-risking”- en medio de la preocupación por la creciente hegemonía china en el Indo-Pacífico y las posibles interrupciones más amplias de la cadena de suministro.
Sin embargo, en ocasiones se ha considerado a Alemania como un eslabón débil en el enfoque occidental hacia China, dados sus fuertes lazos comerciales con la superpotencia asiática en ascenso, que se convirtió en el mayor socio comercial del país en 2016.
Las empresas y asociaciones industriales alemanas -algunas de las cuales habían advertido contra un alejamiento demasiado brusco de China- acogieron con gran satisfacción la estrategia, que no establecía ningún objetivo o requisito vinculante.
“China ha cambiado. Como consecuencia de ello y de las decisiones políticas chinas, tenemos que cambiar nuestro enfoque hacia China”, decía el documento, aprobado el jueves por el gabinete tras meses de disputas en el seno de la coalición tripartita del Canciller Olaf Scholz.
El régimen chino sigue siendo un socio indispensable para afrontar retos globales como el cambio climático y las pandemias. Sin embargo, la rivalidad y la competencia han aumentado en los últimos años a medida que se ha ampliado el papel del Partido Comunista bajo el comando de Xi Jinping.
China se muestra cada vez más dura en sus intentos de cambiar el orden internacional basado en normas, con consecuencias para la seguridad mundial, incluso cuando los derechos civiles y políticos retroceden en su propio país.
Por ello, Alemania seguirá reforzando su presencia militar y su cooperación con sus socios del Indo-Pacífico, y advirtió de que el statu quo del estrecho de Taiwán sólo puede modificarse por medios pacíficos y de mutuo acuerdo. China reclama como suyo el autogobierno de Taiwán y nunca ha renunciado al uso de la fuerza para someterlo a su control. Taiwán afirma que sólo el pueblo de la isla puede decidir su futuro.
“No podemos permanecer indiferentes ante la tensión que rodea a Taiwán”, declaró la ministra alemana de Asuntos Exteriores, Annalena Baerbock, en un acto de presentación del documento, que insta a ampliar las relaciones con la isla. “Una escalada militar también sería un peligro para millones de personas en todo el mundo, es decir, también para nosotros”.
La decisión de China de ampliar su relación con Rusia también tenía implicaciones inmediatas para la seguridad de Alemania, decía la estrategia, señalando que Beijing carecía de credibilidad en su apoyo a la soberanía ucraniana dada su aceptación de las narrativas rusas.
Por otra parte, la estrategia afirmaba que el gobierno revisaría sus listas de control de las exportaciones en el contexto de los nuevos avances tecnológicos para garantizar que los productos alemanes no “fomentan las violaciones sistemáticas de los derechos humanos en China” ni apoyan un mayor rearme militar.
También respaldó la idea de revisar los controles de las inversiones salientes en tecnología punta de uso militar, una idea que está estudiando la Comisión Europea.
Según los analistas, la estrategia, que subraya claramente la necesidad de una estrecha cooperación con la Unión Europea en relación con China, envía un claro mensaje de que el enfoque de Alemania hacia el país ha cambiado, tras años de dar prioridad a los intereses económicos bilaterales.
“Es un funeral de primera clase muy necesario para los delirios de (la ex canciller Angela) Merkel de una asociación estratégica integral con la China de Xi”, dijo Thorsten Benner, del Global Public Policy Institute. “Es positivo que ofrezca una visión sin tapujos de los retos que plantea el Estado de partidos”.
Scholz, socialdemócrata, ha afirmado en el pasado que la reducción de riesgos es una cuestión que compete en gran medida a las empresas y no al Estado, lo que le ha enfrentado a su socio de coalición, Los Verdes, y a otros responsables políticos europeos.
A la pregunta de un periodista de Reuters sobre las nuevas medidas que pueden esperar las empresas, Scholz afirmó que la estrategia es global y que muchas empresas ya se han adaptado a esta nueva visión del mundo.
“Muchas empresas seguirán invirtiendo fuertemente en China y exportando a China (...), pero también aprovecharán las oportunidades que tienen para invertir, construir cadenas de suministro y exportar a otros lugares”, declaró en una amplia conferencia de prensa estival de 90 minutos. “Así que veo una gran concordancia entre el cambio en las estrategias de inversión de las empresas y lo que ha redactado este Gobierno”.
La estrategia para China se retrasó mucho debido a las disputas entre el SPD y los Verdes sobre hasta qué punto endurecer la postura respecto a China. Los borradores de los ministerios de Asuntos Exteriores y Economía, dirigidos por los Verdes y filtrados el año pasado, incluían propuestas más estrictas para las empresas, como la realización periódica de pruebas de resistencia.
(Con información de Reuters y medios locales).-
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