Zelensky regresó de Turquía con cinco comandantes que resistieron en Mariupol: “Traemos a nuestros héroes a casa”

El presidente ucraniano Volodimir Zelensky concluyó este sábado su última gira al exterior, justo en la fecha en la que se cumplen 500 días del inicio de la invasión rusa a su país, llevando a casa a un grupo de valientes oficiales.

El mandatario abordó el avión del Gobierno checo con el que realizó sus viajes junto a cinco comandantes que combatieron en mayo de 2022 en el asedio de las tropas de Vladimir Putin a la planta siderúrgica Azovstal en Mariupol, que se convirtió en un símbolo de valentía y resistencia.

“Regresamos a casa desde Turquía y traemos a nuestros héroes a casa”, escribió Zelensky en sus redes sociales junto a un video en el que se ve a los soldados saludándolo y subiéndose a la aeronave. Los oficiales fueron recibidos en el aeropuerto de Estambul en un clima de gran emoción y alegría.

Denys Prokopenko, Svyatoslav Palamar, Serhiy Volynsky, Oleh Khomenko, Denys Shleha fueron algunos de los 2.500 oficiales que ejercieron resistencia a las ofensivas de mayo de 2022 en la ciudad que, poco después, cayó bajo ocupación rusa.

Entonces, las brigadas fueron tomadas como prisioneros de guerra hasta que, en septiembre, gracias a la mediación de Turquía, se concretó un intercambio de rehenes.

El acuerdo dispuso la liberación de 215 soldados ucranianos -que debían permanecer en Ankara bajo protección de Recep Tayyip Erdogan hasta el fin de la guerra- a cambio de 55 rusos y ucranianos vinculados al Kremlin -entre ellos Viktor Medvedchuk, un oligarca de Kiev cercano a Putin-.

Sin embargo, en una clara muestra de fortaleza contra Moscú, Zelensky devolvió a su país a sus héroes, un episodio que se sumó a la visita -más temprano- a la isla de las Serpientes.

Como conmemoración por los 500 días de combate, el Presidente viajó a este sitio, uno de los emblemas de las victorias bélicas de su país y una de las más humillantes derrotas de Rusia, donde homenajeó el coraje de sus tropas y su pueblo.

“Estamos en la isla de las Serpientes, que es nuestra isla de las Serpientes porque jamás será conquistada, como tampoco lo será el país entero porque somos un país de valientes”, dijo.

Este archipiélago fue afianzado por los oficiales de Kiev hace aproximadamente un año, luego de que consiguieran expulsar a la contraparte que, en un acto de orgullo, señaló que se trataba de una retirada voluntaria a fin de no entorpecer el paso por la zona de barcos exportadores de granos.

“Será un pequeño pedazo de tierra en medio de nuestro mar Negro pero es una demostración extraordinaria de que Ucrania recuperará cada pedazo de su territorio. Quiero agradecer desde aquí, desde este lugar de victoria, a nuestros soldados, cada uno de estos 500 días que han combatido”, concluyó en su mensaje.

Todos estos recientes sucesos fueron vistos por el Kremlin como una provocación, y no tardó en oponerse a la retirada de los soldados de Turquía -a los que considera parte una organización terrorista-.

Momentos después de que se conociera la noticia, el portavoz Dmitri Peskov declaró que “el regreso de los líderes del regimiento de Azovstal de Turquía a Ucrania no es más que una violación directa de los términos de los acuerdos existentes” y sumó que ninguna de las partes involucradas en la organización del traslado había informado a Rusia de ello.

Además de mantener una serie de reuniones con el presidente Erdogan, Zelensky participó de una ceremonia religiosa junto al patriarca ecuménico de Constantinopla, Bartolomé I, en honor a los ucranianos caídos en la guerra.

El mandatario le agradeció al líder espiritual su apoyo y condena hacia la agresión rusa luego de que éste asegurara que reza por el cese de las hostilidades y el restablecimiento de la paz, además de pedir por la repatriación de los miles de menores ucranianos deportados al país vecino.

Con estos encuentros, Zelensky concluyó su gira que, desde el jueves, lo llevó a países de la región como Bulgaria, República Checa, Eslovaquia y Turquía, y en los que consiguió más asistencia y apoyo política y militar, justo en la antesala de la cumbre de la OTAN que tendrá lugar en Vilna y donde se debatirá el avance de la ofensiva y donde reiterará su pedido de ingreso a la Alianza -aunque sea muy poco probable que ocurra-.

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